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Raimundo Ángulo ya no tiene el virus 

Por
Laura Anaya 

El coronavirus ya no está en el cuerpo de Raimundo Angulo Pizarro, pero sus estragos sí y por eso él sigue en la Unidad de Cuidados Intermedios de la Clínica Medihelp Services. El presidente del Concurso Nacional de Belleza, diagnosticado con COVID-19 a mediados de julio, ya no está sedado y está “relativamente bien, obviamente luchando con las secuelas que deja el virus”, apunta su sobrino, José María Del Castillo. 

 “Lleva cuatro días sin estar conectado al ventilador, aunque él sigue teniendo traqueotomía (para ayudarle a respirar), su mente sigue despertando lentamente, que eso es un gran avance, pues nuestra gran preocupación era la parte neurológica”, agrega.

VIENEN TERAPIAS 

Raimundo lleva más de cincuenta días hospitalizado y lo que viene ahora, según su sobrino, es “una sesión de terapias muy intensa”, que incluye rehabilitación neurológica, física, fonoaudiología, en fin, “todo tipo de terapias que, de un modo u otro, también van a incentivar al cerebro y van a incentivar a sus músculos y demás, para que recupere masa muscular. Entonces, la verdad es que esperemos que las cosas sigan así, esto va a tomar por lo menos un mes o quizás dos, pero es absolutamente necesario para su total rehabilitación”, asegura José María Del Castillo.

Raimundo estuvo sedado de forma profunda alrededor de unos 20 días, luego los médicos disminuyeron la sedación y hace unas dos semanas se la quitaron. “Asiste con la cabeza, niega con la cabeza, cuando le pones los dedos en su mano, él los aprieta, hay una sensación de que quisiera hablar, pero, obviamente, la traqueotomía no lo deja”, anota el familiar.

Raimundo, de 77 años, es paciente diabético y ese es un factor que unido al COVID-19 ha afectado sus riñones de forma severa: si bien esos órganos siguen recuperándose, él debe ser dializado cada dos días o, a veces, diariamente, y recibir su dosis de insulina; también padece una fibrosis pulmonar “típica de las secuelas del COVID”, según explica José María Del Castillo, que se confiesa esperanzado, sin embargo no niega que el proceso que sigue aún es duro.

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