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Inglaterra entra en un segundo confinamiento cargado de «incertidumbre»

«La incertidumbre es lo más preocupante», afirma Juliana Afanasjeva, responsable de una tienda de material artístico en Londres, obligada a cerrar como todos los comercios no esenciales de Inglaterra en el inicio, este jueves, del segundo confinamiento nacional contra el coronavirus.

En el primero de 28 días de cierre nacional, el primer ministro Boris Johnson compareció ante las cámaras con un mensaje tranquilizador.

«Quiero asegurarles que esto no es una repetición de la primavera» y «estas medidas, aunque son duras, están limitadas en el tiempo», afirmó.

Los datos científicos «sugieren que cuatro semanas son suficientes para que tengan un impacto real», agregó. E insistió en que «estas reglas expirarán y el 2 de diciembre planeamos volver a un enfoque gradual» por zonas.

Para proteger los empleos durante «un invierno que será difícil», el ministro de Finanzas, Rishi Sunak, prolongó cinco meses las ayudas públicas a empresas y autónomos.

Así, hasta finales de marzo el gobierno pagará el 80% del sueldo -hasta 2.500 libras mensuales- correspondiente a las horas no trabajadas de los empleados que no sean despedidos.

«Extender el desempleo técnico y aumentar nuestro apoyo a los autónomos protegerá millones de puestos de trabajo y dará a las personas y a las empresas la certeza que necesitan», dijo Sunak ante el parlamento.

Por su parte el Banco de Inglaterra anunció una ampliación de 150.000 millones de libras (195.000 millones de dólares, 166 millones de euros) en su programa de compra de activos, que alcanza así ya los 895.000 millones de libras.

– «¿Qué va a pasar después?» –

Hasta el 2 de diciembre, los 56 millones de habitantes de Inglaterra solo pueden salir de casa para comprar comida, acudir al médico, hacer ejercicio o ir a trabajar si les es imposible hacerlo a distancia.

Cerraron todos los comercios no esenciales y los locales de ocio pero, a diferencia del primer confinamiento, guarderías, escuelas y universidades permanecieron abiertas.

País más castigado de Europa por la pandemia, el Reino Unido contabiliza casi 48.000 muertos: el miércoles se registraron 492, el mayor balance diario desde el 12 de mayo.

Tras haberse resistido durante semanas a imponer un segundo confinamiento, Johnson acabó anunciado repentinamente el sábado que seguía los pasos de vecinos como Francia e Irlanda con la esperanza de poder permitir a las familias reunirse en Navidades.

Pero, pese a las palabras tranquilizadoras del primer ministro, más de un miembro de su gobierno ha dejado claro que no se puede descartar una extensión del confinamiento.

«No podemos excluir nada en esta crisis», dijo a Sky News el jueves el ministro de Justicia, Robert Buckland.

Y la idea inquieta a muchos: «La incertidumbre es lo más preocupante», aseguró a la AFP Afanasjeva, rodeada de botes de pintura, antes de echar el cierre.

«¿Qué es lo que realmente va a pasar después?», se preguntaba, sin saber «si va a haber una transición como tras el confinamiento anterior (…) o si realmente vamos a mantener nuestros trabajos».

Instaurado el 23 de marzo, el primer confinamiento fue levantado muy progresivamente, por sectores, desde principios de junio y hasta finales de julio. Pero ante la reducción de la actividad muchos negocios no lograron despegar.

Denunciando las graves consecuencias que tendrá un segundo confinamiento para una economía ya muy castigada por el primero, el miércoles 34 miembros del Partido Conservador de Johnson se opusieron a la medida en el parlamento y 18 se abstuvieron, incluida la ex primera ministra Theresa May.

Pero la decisión fue aprobada por 513 votos contra 37 gracias al apoyo de una inmensa parte de la oposición. Su líder, el laborista Keir Starmer, consideró que sería una «locura» poner fin al cierre en una fecha fija si los casos no retroceden lo suficiente, haciendo temer un choque en una próxima votación a principios de diciembre.

Mientras tanto, el Reino Unido mantiene su cuarentena de 14 días para los viajeros que lleguen procedentes de numerosos países. El jueves se agregaron dos más: Alemania y Suecia.

Y se prohibieron los viajes por placer, fuera y dentro del país, castigados con multas de entre 200 y 6.400 libras.

Londres, Reino Unido | AFP | 

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