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Calificación de riesgo crediticio

El paso de BBB a BBB- en la calificación de riesgo crediticio de Colombia entregada por Standard & Poor’s (S&P) constituye un llamado de alerta que debe llevar al Gobierno Nacional a hacer ajustes que le permitan a la economía encontrar escenarios de recuperación para el 2018. Si bien este año se buscó darle estabilidad al ámbito macroeconómico del país, al parecer no fue suficiente y se requerirán nuevas medidas que lleven a que se recupere una calificación que no mine la confianza de los inversionistas.

Es un hecho que el comercio externo ha tenido problemas, principalmente por la caída de la entrada de divisas como consecuencia del desplome de los precios del petróleo y la gran dependencia de las finanzas públicas en el mercado de los hidrocarburos. La caída de las exportaciones, en general, ha tenido efectos negativos en el crecimiento económico del país, y volver a la reactivación y a nuevas dinámicas en la economía requerirá tiempo y mucha cautela en el gasto para devolverles la tranquilidad a los colombianos.

La realidad es que después de una racha de alzas en las tasas de interés para bajar la inflación, hoy ese indicador ya está controlado y la meta del 4% para este año del Banco de la República parece que se va a cumplir. También se avanzó en la devaluación del peso para hacerle frente al déficit comercial, aunque todavía no se ha aprovechado suficientemente el dólar alto para las exportaciones. Contrario a eso, el nivel de la deuda externa se ha afectado negativamente, lo que tampoco puede descuidarse.

En lo referente a la reforma tributaria aplicada este año, hay que decir que los nuevos ingresos parecen no haber compensado el efecto negativo para el bolsillo de los consumidores que se contuvieron demasiado para comprar. Habrá que pensar en otros ajustes de este tipo que garanticen más ingresos en el futuro, pero sin que se tengan efectos perversos en la dinámica del mercado nacional. Como sea, es interesante que S&P haya cambiado el panorama de negativo a estable, y que las otras calificadoras Moody’s y Fitch tengan a Colombia como BBB. Para el ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, esto indica que no se realizarán revisiones adicionales a la baja en el futuro próximo.

S&P tiene claro que el débil crecimiento de la economía durante el 2017, por debajo de lo proyectado a comienzos del año, unido a otros factores ya mencionados, hizo que para el Gobierno Nacional resultara complicado el cumplimiento de la regla fiscal y la mejora esperada en el déficit. Hoy, sin duda, estamos más vulnerables que antes a los vaivenes de la economía mundial, pese a que las decisiones del Gobierno para blindarnos ante un escenario global azaroso han sido acertadas. Hay que hacer todos los esfuerzos para no caer en episodios especulativos que nos harían mucho daño.

La esperanza es que el año entrante con un nuevo gobierno que sea percibido positivamente desde la comunidad internacional, que profundice el trabajo de estabilización de la seguridad y la construcción de paz, las perspectivas mejoren para los inversionistas y la salud de la economía pueda recuperarse. Bajar la deuda pública y lograr el descenso del déficit fiscal en los próximos años tienen que ser propósitos de primera línea. Así mismo, lo deseable sería darle duros golpes a la corrupción, ya que ese fenómeno es en buena medida causante de que las calificadoras vean más riesgos crediticios en nuestro país.

Internacionalista

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