HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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38 años después en Aracataca recuerdan con nostalgia el día que ‘Gabo’ ganó el Nobel

En la sala de Conciertos de Estocolmo, Suecia, Gabriel García Márquez  recibió este importante reconocimiento. 

 “La verdad es que esto fue un ¡Noticionón! una noticia que muchos escritores esperan y a veces nunca llega, como nunca le llegó a Jorge Luís  Borges por ejemplo, quien siempre la esperaba cada año, y como muchos otros que siempre estuvieron a la expectativa, pero que nunca les llegó”, indicó  el investigador y escritor Eduardo Márceles Daconte.

Nadie en Colombia podría predecir tan impactante hazaña, pero si era real: Aracataca  acababa de darle un nobel a su país, con el escritor Gabriel García Márquez, ese que internacionalizó las mariposas amarillas de Mauricio Babilonia y que tantas penurias y vicisitudes tuvo que afrontar, mientras producía su obra maestra; Cien Años de Soledad,  novela,  a la que le imprimió su talento, seguridad y esencia Caribe, con la que logró cautivar la atención  de la Academia Sueca de las letras, y de las más selectas clases sociales en el mundo entero, por su singular forma de narrar sus historias,  en las que lo fantástico y lo realista se combinaban, generando una simbiosis literaria de emociones y sentimientos, que parten de lo más elemental a lo extraordinario.

Elementos claros que fueron captados por  la mente prodigiosa de ‘Gabo’ en su infancia, en esos relatos  que le hacía su abuelo, el general Nicolás Márquez, y que años más tarde él inmortalizaría con un toque de costumbrismo y ‘Realismo Mágico’: creación literaria, con la que sin saberlo, se catapultaría en el más alto pedestal de la literatura  contemporánea y universal después de Cervantes.

LA HISTORIA 

Trascurría el año de 1982 cuando más exactamente el 21 de octubre, las más importantes emisoras y medios de comunicación de la época, anunciaban con bombos y platillos tan exuberante suceso, en el que transmitían de forma colectiva, que Gabriel García Márquez, el creador de ‘Macondo’, acababa de ganar el Premio Nobel de la Literatura.

Colombia estalló de alegría inmediatamente; nadie lo podía creer, el país tenía su nobel y no era precisamente de las más encopetadas clases sociales de la capital bogotana, sino un hombre humilde, pero sabio, fruto de las entrañas de la zona bananera del Magdalena, del que en poco tiempo, todo el mundo comenzó a hablar y admirar en todo el hemisferio.

Pitos, tamboras, acordeones y cuanta algarabía  se podía, inundaron las calles de ciudades enteras, como la arenosa, pero era apenas lógico, ‘Gabo’ se hizo célebre en esta ciudad, en la que vivió los más inolvidables e históricos momentos rodeado de intelectuales a los que posteriormente llamaron el ‘Grupo de Barranquilla’, del que hacían parte sus grandes amigos, Cepeda Samudio, Alfonso Fuenmayor, German Vargas entre otros.

LA PARRANDA 

 A ‘Gabo’, no solo le comenzaron a analizar lo pintoresco y lo extraordinario de su obra, sino; la gallardía y el simbolismo Caribe, con el que llegó a  impresionar un auditorio de más de cuatrocientas personas, que nunca pensaron vivir la fiesta más típica y especial de toda sus vidas, en un evento como este en el que el ‘Liqui liqui’ un traje tradicional del Caribe, se robó todas las miradas de los asistentes.

En el evento todo fue exótico, Colombia mostró con la delegación que viajó a Estocolmo, una muestra representativa de cada región de Colombia, demostrando así nuestras riquezas culturales y nuestras costumbres ancestrales,  elemento este, que ayudó a describir y consolidar en la mente de muchos europeos, la fortaleza de un pueblo que es fuerte en su esencia y que lucha a pesar de todas sus frustraciones y limitaciones,  buscando la manera de mostrar lo mejor de sí  y de lo que está hecho.

Con esto, ‘Gabo’ a pesar de todas las críticas que recibió en aquel momento, reafirmó la cultura del hombre Caribe en el exterior, demostrándole a las élites de la capital colombiana, que primero está la esencia y los valores culturales del ser, que los prejuicios y protocolos efímeros de su elegante y mezquina clase discriminatoria.

‘Macondo’ viajó a lo lejos para hacerse sentir y puso a bailar y aplaudir a todo un auditorio de escritores e intelectuales, que muy seguramente apenas  comenzaban a escuchar los sonidos cadenciosos  y costumbristas de aquella cumbia tradicional de la costa norte colombiana,  que resonó en toda Suecia, como resonaron  las notas musicales del  acordeón de Emiliano y ‘Poncho’, los hermanos Zuleta, dignos representante del folclor y la cultura del Magdalena grande de nuestro país, que también asistieron a esta importante gala.

LAS ANÉCDOTAS 38 AÑOS DESPUÉS

 “Aracataca ese día hizo de todo, eso fue una vaina bien bonita, apoteósica; que llenó de orgullo y alegría a todo el mundo. Recuerdo que esa vez el señor José Vergara que tenía una bocina arriba de la iglesia,  comenzó a compartir esa gran noticia, y  gritaba de la emoción; fue algo indescriptible. Yo fui uno de los primeros que llegó a comerse el cuento y arrancamos a hacer fiesta. Cataca se revolucionó, ¡U carajo! eso fue grande, hubo cohetes, parranda, de todo, de todo hubo compa; vino gente de todas partes y le decíamos ‘cataquero’ carajo; nuestro nobel es ‘cataquero”, indicó el Maestro ‘Arca’, personaje importante de este municipio.

Es la hora, y muchos años después de haberle entregado el premio nobel al hijo ilustre  de Aracataca,  pareciera que hubiese sido ayer, precisamente este 10 de diciembre se cumplieron 38 años,  que la Academia Sueca le hizo entrega en sus propias manos  de tal distinción a ‘Gabito’.

Todo esto en una ceremonia en el que no sólo García Márquez demostró e hizo conocer su esencia y las raíces de la cual provenía, sino  que dio un impactante discurso que movió los cimientos de los más poderosos gobiernos del viejo continente y de su territorio, al que denominó ‘La Soledad de América Latina’, en la que describió de manera moderada su literatura, habló de política y de las desafortunadas historias, de las dictaduras que gobernaban en esos momentos, en algunos países latinoamericanos; tema, que  por cierto, no eran permitidos en ese recinto, pero que según palabras previas, el secretario de la Academia Sueca Lars Gyllesten: “Aquí no se hace política, pero al escritor colombiano se le ha permitido”. Un espaldarazo más para el hombre grande de Aracataca.

CÓMO DESCRIBIR LA OBRA DE ‘GABO’ 

“Una obra de García Márquez, enmarca toda la subregión desde donde usted lo mire, de cualquier país de Latinoamérica, esa es una cosa que el ‘Realismo Mágico’ adorna sí, pero fueron sucesos que sí ocurrieron, en el que se retratan modelos del comportamiento social, gubernamental, y de las malas mañas de tumbarse lo público, de cogerse lo ajeno, y que son modelos que son repetitivos aquí en Latinoamérica, y García Márquez lo plasma muy bien en sus obras en general”, explicó el historiador fundanense, Aramis Bermúdez Gutiérrez.

Y subrayó: “Recordemos que García Márquez se fue derrotado del país porque precisamente uno de esos gobiernos como el de Turbay Ayala lo persiguió y por eso a él le toca solicitar asilo a la Embajada de México ante la persecución que le tenía el Ejército; ya cuando él  gana el nobel, el presidente era Belisario Betancourt quien nombró tres gobernadores ‘cataqueros’ para favorecer la tierra de ‘Gabo’ y así ver qué podían hacer por Aracataca. Ellos fueron los dos hermanos Sarita y Guillermo Valencia Abdala, y Jacobo Pérez Escobar, quien como gobernador compró la casa donde nació ‘Gabito’, convertida hoy en el museo, al que miles de personas llegan a visitar diariamente”.

EL LEGADO DE ‘GABO’  

‘Gabo’ murió, sin embargo  su legado sigue más vivo que nunca. Cuentan algunos, que la llama de la nostalgia plasmada en sus obras, sigue revoloteando por las calles, parques y avenidas, como sus más fervientes mariposas, que vuelan contagiando de realismo y costumbres a sus millones de lectores; esos que no se acostumbran a su ausencia física, pero que cada día lo siguen, y lo descubren, en esa búsqueda inagotable de magia, en la que se han adentrado a explorar y redescubrir en Aracataca su tierra natal; en busca de aquel macondo de su obra, ese al que todos quieren sumergirse  y conocer, para contagiarse de la multiplicidad de historias nacidas y vividas allí, que se pueden soñar, que se pueden  oler, y palpar, gracias al recuerdo, y costumbres vivas que se sienten en este emblemático pueblo, en el que la magia que inmortalizó a Remedios la Bella, sigue germinando, como nacen los nuevos seguidores y amantes de la literatura mítica de ‘Gabo’, esa de la que casi nadie  ha podido desligarse, desde que escuchó hablar por primera vez del emblemático y recordado Macondo.

LOS PAISANOS DE GABO ANALIZAN SU OBRA 

“Es muy interesante ver como ‘Gabo’ nos habla de todas las áreas del conocimiento en sus obras, en la que trata la geografía, historia, antropología, lingüística, matemáticas, psicología, y religión, entre otras, y si nos detenemos a analizar algunas  de estas áreas, podemos ver que en la parte histórica García Márquez nos muestra el proceso que hubo en Colombia desde la guerra de los mil días, en la parte psicológica nos muestra como el personaje principal José Arcadio muestra en  su comportamiento, todas las cosas que trae Melquiades a Macondo, en la parte religiosa dicen los críticos que lo han leído que García Márquez, tuvo que leerse la biblia por lo menos unas seis veces para mostrar esa relación entre Cien Años de Soledad y la biblia, en la que personajes como Melquiades, que llega a Macondo como el rey de la tribu de los gitanos, es el mismo que aparece en la biblia como Melquisedec, que es el rey de Salén. La misma vida que tiene Melquiades  en Macondo, es la misma que tiene Melquisedec allá en la biblia, que es un personaje que no tiene familia, que muere y nada más se conoce del sitio en el que murió y así muchos elementos importantes, con los cuales ‘Gabo’ enriquece su obra”, indicó  Frank Domínguez Valiente docente de humanidades de Aracataca.

Y añadió: “Definitivamente ‘Gabo’ fue un escritor extraordinario, el más grande personaje que ha dado Colombia de origen ‘cataquero’, y el segundo representante de la literatura española después de Cervantes. Mi mensaje para las nuevas generaciones sobre todo a los paisanos, es que ojalá se dediquen a leer la obra del maestro, puesto que es una manera de dar a conocer ese legado  y el conocimiento que él nos dejó; ya que a través de la lectura, el hombre adquiere conocimiento. Recuerden una frase de Mouse tun, que dice: El hombre que no lee no tiene derecho a opinar”.

SUS INFLUENCIAS 

Según puede verse y percibirse, en Aracataca su gente quiere vivir y explotar positivamente este diamante en bruto que dejó el legado de García Márquez,  es por ello, que es muy común ver  que en Aracataca, todo tiene la imagen o el nombre de ‘Gabo’ y su familia, plasmada en las paredes, en las oficinas en los hogares, en los monumentos, en el comercio, en el hospital que lleva el nombre de su madre Luisa Santiaga Márquez Iguarán.

En Aracataca  todo está inspirado en su hijo ilustre, pero lo que  más hace falta es una gran visión empresarial de los entes gubernamentales como Alcaldía, Gobernación y Gobierno Nacional, que se sienten a planificar  y a ejecutar de verdad, un proyecto del que hagan parte todos, tanto sociedad civil, empresarios, cultores, artistas, entre otras  instituciones, para redefinir el camino y los productos a mostrar y ofertar, porque no es justo que el turista llegue por miles a Aracataca y no haya la infraestructura hotelera, o de hostales y restaurantes que permitan aprovechar un mercado que está virgen para explotar turística, cultural históricamente, pero que les toca irse, porque falta la inversión privada.

GABO Y EL VALOR DE LA AMISTAD 

Detalla una nota del Centro ‘Gabo’, que es un  Centro Internacional Para el Legado de Gabriel García Márquez, que sus amigos , fueron tan determinantes en su desarrollo como escritor, que un académico podría construir una biografía minuciosa, solo con enumerar los lazos de amistad que estrechó el escritor colombiano a lo largo de su vida.

A través de sus amigos ‘Gabo’ también conoció las obras literarias que acabarían  influyendo de forma decisiva en  su prosa narrativa  como: La Metamorfosis de Franz Kafka, por medio de un compañero de cuarto en una pensión bogotana en 1947; La Señora Dalloway, de Virginia Wolf, por recomendación de sus amigos de Barranquilla, (German Vargas, Alfonso Fuenmayor,  y Álvaro Cepeda Samudio); y Pedro Paramo, cuando el poeta Álvaro Mutis en un viaje que hizo a México, le arrojó el libro y le dijo: “Ahí tiene, para que aprendas”.

 

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