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¿Carta al niño Dios?

Parece increíble, pero todos los años por estos días, el mundo de los pelaos empieza a girar de una manera diferente al resto del año. Sí, porque estamos ad portas del 24 de diciembre.

Es la fecha mágica para soñar con los juguetes que puede traer el Niño Dios. Digo que puede, porque si el presupuesto en el bolsillo de mamá y papá no alcanza entonces dicen que «el Niño Dios está pobre » haciendo que el muchacho vea un chispero. En los años 50, se preguntaban los niños ¿para que sirvió portarse bien, para qué repetir mentalmente cada una de las palabras que escribirá en las cartas, llena de amor, de aventuras y de sueños si al final nada de eso se cumpliría?

Adiós a la bicicleta, al balón de fútbol, a los patines o a la ropa que estrenaría en Noche Buena porque el recién nacido nunca leerá la carta, creíamos que como es el Hijo de Dios debe saber hacerlo, sin embargo, ni siquiera los curas se atrevían porque no tenían tiempo, si lo hubieran tenido sería un noble gesto para poder ayudar a los niños de escasos recursos.

Antes eran arrumes de cartas que llevaban los pelaos a las iglesias para colocarlas con esperanza en el pesebre levantado al lado del altar. En los años ochenta los niños empezaron a dudar de las respuestas que iban a recibir y decidieron enviarla por correo. A principios del siglo XXI era por internet y últimamente por wahtsap a un cuenta imaginada. Y nanay cucas.

Los únicos que se atreven a escribir cartas al Niño Dios son los políticos que después de lucrarse durante años militando en un partido que adoraban por sobre todas las cosas, ahora le están pidiendo que los recomiende para pertenecer a otro que les conviene. Incluso Andresito con la venia de Nora y los niños, envió sin aguero una carta pero a los presidentes de Senado y Cámara de Representantes para que le inicien un juicio a Juanma y sacarlo de taquito de la Casa de Nariño. Con esto, solo va a conseguir a que los «padres de la patria», dejen sus sillas vacías. Lo que tiene uno que ver sin enviarle carta al Niño Dios.

Y volviendo a los pelaos que esperaban con ansias un juguete, ahora le ruegan a Santa Claus a ver si pegan, aunque el año pasado un niño se decepcionó porque le pidió al bonachón que le trajera una bicicleta y este buscó ante la liga de Ciclismo que pasara la etapa de una competencia por el frente de la casa el 25 de diciembre y el joven e diera gusto viendo las bici que pudiera.

Arquitecto

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