HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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La percepción de la corrupción

El fenómeno de la corrupción sigue galopando en diferentes sectores de la vida colombiana. Es realmente preocupante que en alguna de las Cortes y los órganos de control del Estado, que son los llamados a investigar y sancionar las prácticas corruptas, se incrusten funcionarios que llegan a poner sus cargos al servicio de esos intereses. Es lo que acaba de suceder con el tramitador de la Procuraduría que le pidió una suma de dinero a un congresista por favorecerlo en una investigación disciplinaria que se le adelanta.

Hay que reconocer que en Colombia se han hecho esfuerzos por dotar a los organismos de control de mayores instrumentos en la lucha contra la corrupción. En lo que corresponde a la contratación administrativa, considerada una de las mayores fuentes de corrupción entre nosotros se ha ido adecuando los estatutos  y las normas con el fin de que la contratación de las obras y los servicios del Estado respondan a mayores estándares de transparencia, pero no se han obtenido los resultados deseados.

Como dice el experto Julio César Cárdenas, en 1993 se expidió el Estatuto General de Contratación de la Administración Pública con el fin de corregir las debilidades que se habían detectado en el Decreto Ley 222 de 1983 que resultó excesivamente reglamentario. Luego afirma que en 2007 se expidió la Ley 1150 que buscaba mejorar la transparencia en los procedimientos. En 2011 se expidió la Ley 1174 cuando nos encontrábamos en el puesto 90 del ranking de corrupción a nivel mundial. En 2015 se expidió el Decreto Reglamentario 1082 y habíamos  llegado al puesto 83, en el 2017 descendimos al 96, en 2018 al 99, en 2019 al 96 y en 2020 al 92.

O sea que las normas citadas no han resultado eficaces para combatir la corrupción porque ésta  no ha disminuido a los niveles que se requiere. En ellos seguramente hay algo que ha fallado y que va más allá de la expedición de estatutos y disposiciones que tienen ese sano propósito. Lo último que se hizo en este frente fue la expedición de los pliegos tipo con el que se busca cerrar las ventanas que quedaban abiertas en el temas de la contratación, pero hay necesidad de redoblar esfuerzos que vayan más allá de la expedición de normas  para enfrentar la corrupción. Se requiere que las entidades del Estado  le hagan más eco a las advertencias oportunas de las oficinas de control interno y que los órganos de control se orienten más a identificar, a través de alertas, los circuitos que propician la corrupción, entre otras medidas por adoptar.

Con mucho pesar recibimos la infausta noticia del sensible fallecimiento de Carlos Holmes Trujillo cuando aún era dable esperar mucho de su inteligencia, dinamismo y capacidad de gestión. Carlos Holmes era un gran colombiano, un gran servidor público y un caballero en la plenitud del término, como ha sido unánimemente reconocido. Tenía el don de la ecuanimidad y la ponderación. Cuando se cruzaba mandobles con sus ocasionales contradictores no dejaba heridas, porque no apelaba al insulto, sino a argumentos razonados. Paz en su tumba.

*ExDefensor del Pueblo 

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