Indígenas Misak adelantaron ritual de sanación territorial

El Morro de Tulcán, en Popayán, fue de nuevo el escenario del choque cultural entre las autoridades locales y las comunidades misak o guambianas, las cuales reclaman este espacio como parte de su cultura.

Es que, en horas de la mañana, la alcaldía y la fuerza pública ejecutaron el traslado aéreo de la estatua de Sebastián de Belalcázar desde este lugar histórico hasta la sede de la Tercera División del Ejército, para adelantar su restauración.

Lo anterior generó una respuesta de los comuneros indígenas, quienes ya en la tarde llegaron a este lugar, porque consideran que este “espacio sagrado quedó desarmonizado por la acción invasora de las autoridades”.

“Nos encontramos en la pirámide ancestral del pueblo Misak en la ciudad de Popayán para armonizar y hacer limpieza a nuestro espacio sagrado de existencia en estas tierras de las cuales somos originarios”, explicaron los líderes de esta comunidad.

A raíz de esto, y por orden de la alcaldía, la Policía se ubicó en el sitio para impedir que los comuneros subieran a El Morro a realizar el ritual, por eso varios uniformados se ubicaron en la parte baja del sitio.

Después, cuando ya el sol se ocultaba, los misak avanzaron con sus banderas y bastones hacia la parte alta de esta montaña artificial, a pesar de la ‘barrera’ de policías. Hablando su lengua, los indígenas apresuradamente treparon las faldas de El Morro para después realizar su acto de sanación territorial.

“Nuestros mayores deben ser limpiados de la violencia física y espiritual a la cual fueron sometidos, para que nuestros ancestros y ancestras recuperen la paz y la tranquilidad que se les usurpó a causa de la ambición y la avaricia del “poder” de los invasores españoles”, agregaron los misak.

Mientras esto sucedía, otros grupos de comuneros discutían con los funcionarios de la alcaldía, quienes eran acompañados por los policías, sobre la necesidad de armonizar el sitio, el cual lo reclaman como suyo al ser la verdadera morada del cacique Pubén.

Como es de recordar, en el mes de septiembre del 2020, esta comunidad ancestral derribó la estatua en medio de una amplia movilización por la capital del Cauca, donde reclamaron para sí el morro, el cual habría sido ellos los encargados de construir y de crear la estructura a punta de adobes y tierra pisada con el único fin de que se pudiera divisar desde cualquier punto el lugar donde habitaban.

“Es tiempo de que nuestros caciques Payán, Yasguen, Petecuy, Calambás, casica Machangara y demás caciques fluyan de forma equilibrada con la madre tierra en el tiempo y en este espacio de origen”, agregaron los misak, quienes ya después se retiraron de este espacio, convertido ahora en un terreno de reivindicaciones cultural y históricas.

VERSIÓN OFICIAL

Debido a que la estatua ecuestre de Sebastián de Belalcázar, monumento histórico y patrimonial del Cauca requiere intervención de restauración, la Alcaldía de Popayán solicitó el apoyo al Ejército, a través de la Tercera División y el Batallón de Movilidad y Maniobra de Aviación No. 3, para transportarlo vía aérea debido a las imposibilidades técnicas de hacerle intervención en el lugar donde se encontraba, esto es, el Morro de Tulcán.

Es así como un helicóptero Black Hawk de la Aviación del Ejército Nacional usando la técnica de carga externa, logra transportar el monumento hasta las instalaciones del Cantón Militar de la Tercera División, lugar en donde quedará por seis meses aproximadamente para hacerle la
debida restauración artística.

El alcalde de Popayán, Juan Carlos López Castrillón, resaltó el apoyo del Ejército Nacional y la Aviación del Ejército para poder transportar vía aérea la estatua histórica, agradeciendo también la labor de la Policía Nacional y los Bomberos de la ciudad, quienes cuidaron de ella hasta hoy que se dio el traslado.

POPAYÁN, (Colprensa)