Las exministras y el Ocaña – Gamarra

El otrosí que se firmó en el proyecto Ocaña – Gamarra, es el que tiene ante la palestra pública al exdirector de la Ani, y por el cual se encuentra en etapa de juicio, y ad portas de una nueva imputación que se adelantará el próximo 1 de marzo, por cuenta de las investigaciones de la Fiscalía.

De acuerdo con la versión del ‘Ñoño’ Elías, este otrosí se empezó a fraguar entre mayo de 2013 y junio de 2015, y a su juicio, fue como un compendio de intereses de muchas personas. De ahí que lo buscará el entonces senador Otto Bula en compañía del contratista Federico Gaviria, ambos condenados por los mismos hechos, para generar lobby respecto de Odebrecht.

 “Me piden que les ayude a agilizar ante la ANI el tema del otrosí Ocaña-Gamarra, un empujón para agilizar ese tema que ya estaba casi seguro. Ellos dijeron que estaba seguro en un 93 o 94%. Yo le respondí que me dejara hacer las averiguaciones”, dijo Elías y añadió que Bula les había dicho que su compañero del legislativo se movía bien en las entidades del gobierno.

De acuerdo con el relato de Elías, lo que le dijeron Bula y Gaviria es que en lo único en lo que no se debía preocupar era por el ministerio de transporte porque tenía “muy buenas relaciones con Cecilia Álvarez y los Parody, que estaban interesados en que ese otrosí saliera”.

Entre mayo y junio de 2013, Elías se contactó con Andrade, en esa reunión, el exsenador mostró su interés sobre el avance de la vía Ocaña – Gamarra, lo que generó desconcierto en el exdirector de la ANI y lo cuestionó, no obstante, aclaró que ese proyecto era de interés del Gobierno Nacional, debido a que la entonces ministra Álvarez, estaba muy interesada en que se diera eso.

Elías explicó que, desde 2010, momento en que se firmó el contrato macro por la denominada Ruta del Sol, se tenía la intención de generar esa adición. Recordó que el contrato inicial fue de 2.4 billones de pesos y que la adición que pretendían hacer tenía un costo de 1.2 billones que era lo que permitía la ley.

A juicio del exsenador, las partes querían que se adelantara esa adición en cualquiera de las principales vías del país. Confirmó que el proyecto de Ocaña – Gamarra, inicialmente comprendía el “tapete” de Aguachica- Cúcuta, pero dejaron la primera por petición de Álvarez atendiendo a una solicitud de la familia Parody.

Bajo ese entendido, el acercamiento con Andrade debía ser más prematuro y conciso por lo que en un segundo encuentro, el exdirector de la ANI designa a Juan Sebastián Correa, uno de sus colaboradores en la entidad, para tener conocimiento de dichos sucesos.

Para septiembre de 2013 se concreta una nueva reunión en la que sus protagonistas son Andrade, Martorelli, Elías y Correa. El encuentro se llevó a cabo en la casa del exsenador, y en ella se debatieron temas relacionados con el otrosí, entre ellos, un concepto emitido por el Consejo de Estado, en el que decía que ese tipo de contratos no se podían adicionar sino que debía hacerse sobre licitación.

Según relató Elías, la última reunión que sostuvo con Andrade en 2013, se registró en la ANI con algunos funcionarios de la entidad. Para 2014, el encuentro vinculó al exsenador Bula y Martorelli, en el que confirmaron que entre noviembre y diciembre estuvieron en la Presidencia de la República y les aseguraron que Andrade tenía la orden de firmar el otrosí.

En otra de tantas reuniones, Andrade, según el ‘Ñoño’ ya estaba disgustado porque tenía una presión de muchos sectores para firmar ese otrosí. “Ellos iban adelante con la adición. (Andrade) Le pidió a Martorelli que no le mandara más emisarios que inclusive iba a firmar ese otrosí sin compes, sin confis. Andrade en esa reunión dijo que la ministra Cecilia Álvarez y la doctora Parody vivían en el mismo edificio con él y lo tenían prácticamente cansado para que firmara ese otrosí”.

El resultado años después fue la firma de los otrosíes que hoy tienen a Andrade ante los estrados judiciales, a Elías con una condena de seis años, Bula de cinco y contratistas, entre ellos Federico Gaviria, con penas entre los dos y los cinco años. /Colprensa