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Miami Beach amplía la represión contra turistas

La ciudad estadounidense de Miami Beach, invadida por eufóricos turistas despreocupados por el covid, extendió su estado de emergencia para intentar contener el caos, aunque algunos acusan el uso de la represión policial contra una multitud compuesta en su mayoría por afroamericanos. 

Videos y fotos en las redes sociales muestran mujeres semidesnudas haciendo twerking en los techos de los autos, hombres ofreciéndoles fajos de billetes y una multitud de turistas apiñados codo a codo, bailando sobre los coches, pasando las botellas de mano en mano; además de estampidas, riñas, disparos al aire y choques con la policía.

«La ciudad de Miami Beach tiene derecho a esperar que los visitantes se comporten de una forma decente, y muchas veces cuando vienen los turistas de primavera, sean blancos o negros o lo que sea, hay un poco de anarquía», dice Retha Boone-Fye, directora de programas de la Junta Asesora de Asuntos Afroamericanos del condado de Miami-Dade.

«Pero lo que es distinto es la manera como se trata a los turistas negros», comenta a la AFP.

El sábado, el administrador de la ciudad Raúl Aguila impuso un toque de queda nocturno en las calles más turísticas de South Beach, el epicentro de la fiesta en Miami Beach, y ordenó el cierre por las noches de los tres puentes que conectan la isla con Miami.

Los comisionados de Miami Beach autorizaron el domingo a Aguila a extender el toque de queda hasta el 13 de abril, cuando terminan las vacaciones universitarias que atraen a miles de estudiantes cada año.

Pero estas medidas, que tienen validez de jueves a lunes de mañana, no son fáciles de implementar.

En las noches del sábado y el domingo, se vieron imágenes de decenas de coches policiales tratando de desalojar a la multitud de juerguistas y, en al menos una ocasión, lanzando proyectiles de gas pimienta.

«Sin excusar el comportamiento, no estoy segura de que eso hubiera sucedido si la multitud hubiese sido predominantemente blanca», dice Boone-Fye. «Hay racismos sutiles y hay racismos manifiestos».

Por ejemplo, los críticos destacan que se habla mucho menos de Fort Lauderdale, 50 Km al norte, donde los turistas son mayormente blancos.

Allí las calles y playas están igualmente atiborradas de vacacionistas que celebran lo que perciben como el fin de la pandemia, sin máscaras ni distanciamiento social, y también ocurren riñas e incluso un tiroteo que dejó un herido. /AFP

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