El Papa convocó a la solidaridad

Como el año pasado, el Papa Francisco dirigió la celebración dentro de la Basílica de San Pedro, frente a pocos feligreses socialmente distanciados debido a la pandemia.

El Papa Francisco celebró ayer la misa del Domingo de Ramos, que marca la entrada en la Semana Santa, y rezó el Ángelus en presencia de un reducido número de fieles invitados a la Basílica de San Pedro del Vaticano.

El santo padre recitó sus homilías ante un centenar de fieles y 30 religiosos. La tradicional procesión de los fieles portando ramos de olivo fue cancelada para cumplir con las normas sanitarias y el Papa Francisco los bendijo a distancia desde el altar.

«Hemos entrado en la Semana Santa. Por segunda vez vivimos en el contexto de la pandemia. El año pasado estábamos más conmocionados, este año estamos más afectados. Y la crisis económica se ha agravado, por ello, debemos ser más solidarios», dijo el pontífice.

Agregó que “Pidamos la gracia de asombrarnos”, manifestó Francisco en su homilía, argumentando que “una vida cristiana sin asombro se vuelve monótona y lúgubre”. “Tenemos que ir más allá de la admiración a Jesús”, invitando a los cristianos a seguir sus pasos, dejarse desafiar por él; pasar de la admiración al asombro”.

El Papa pidió «rezar por todas las víctimas de la violencia, especialmente por las víctimas del atentado perpetrado  en Indonesia frente a la Catedral de Makassar». Al menos 14 personas resultaron heridas en este atentado suicida.

Hace un año, la primera ola de la pandemia de covid-19 arrasó Italia. El Papa celebró solo, en una basílica desierta, el Domingo de Ramos, que conmemora la entrada de Cristo en Jerusalén.

El Papa argentino, de 84 años, acostumbrado a recibir multitudes, estrechar la mano de los fieles y besar a los niños, redujo significativamente sus apariciones públicas desde el inicio de la pandemia.  Ha tenido que cancelar varias audiencias de los miércoles y también se ve obligado a celebrar el Ángelus en su biblioteca privada.

Además las medidas de confinamiento se prohíbe que los peregrinos se reúnan en la plaza de San Pedro.  /AFP