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La ONU teme una «guerra civil» en Birmania pero China rechaza sanciones

China rechazó este miércoles la imposición de sanciones contra la junta militar birmana, después de que la emisaria de la ONU para Birmania advirtiera de un riesgo «sin precedentes» de «guerra civil» y de un «baño de sangre inminente» e instara al Consejo de Seguridad a actuar.

Las sanciones contra el ejército birmano que derrocó a Aung San Suu Kyi «sólo agravarán la tensión y la confrontación», dijo el embajador chino ante la ONU, Zhang Jun, durante una reunión de emergencia del Consejo de Seguridad. No obstante abogó por «volver a una transición democrática en ese país».

Mencionó «la violencia y el derramamiento de sangre (que) no beneficia a nadie» y pidió a «todas las partes» que «mantengan la calma (y) actúen con moderación», pero sin amenazar con sanciones, algo que vienen pidiendo otros países como Estados Unidos o el Reino Unido.

«La crueldad de los militares es demasiado grave y muchas organizaciones étnicas armadas manifiestan claramente su oposición, aumentando la posibilidad de una guerra civil a un nivel sin precedentes», dijo Christine Schraner Burgener, emisaria de la ONU en Birmania, durante una reunión a puerta cerrada del Consejo de Seguridad.

«Un baño de sangre es inminente», alertó.

«Insto a este Consejo a considerar todos los medios a su disposición para tomar medidas colectivas y hacer lo que sea necesario, lo que merece el pueblo birmano, para evitar una catástrofe multidimensional en el corazón de Asia», añadió.

La reunión del Consejo terminó después de dos horas y cuarto de debate. Según varios diplomáticos, China ha pedido un plazo antes de adoptar una propuesta de texto formulada por el Reino Unido, lo que hace que no se tomará una decisión hasta el jueves.

Estados Unidos y el Reino Unido anunciaron nuevas sanciones contra los golpistas, pero China y Rusia se niegan a condenar oficialmente el golpe de Estado del 1 de febrero.

Este miércoles, Japón anunció que suspendía cualquier nueva ayuda a Birmania.

Aprovechando esas divisiones, la junta militar golpista continúa con la sangrienta represión de manifestaciones. El martes, las fuerzas de seguridad mataron a ocho manifestantes, según la Asociación para la Asistencia de Presos Políticos (AAPP).

Desde el 1 de febrero, han matado a 520 civiles y detuvieron a centenares de manifestantes y opositores, y hay desaparecidos, afirmó la AAPP.

Mientras tanto, Aung San Suu Kyi lleva detenida desde que se perpetró el golpe de Estado.

La premio Nobel de la Paz «parece encontrarse en buen estado de salud», dijo este miércoles uno de sus abogados, Min Min Soe, que habló con ella por videoconferencia, en una comisaría. El jueves está prevista una audiencia judicial.

– Ataques contra comisarías –

La represión provocó la reacción de la veintena de rebeliones étnicas que hay en Birmania.

La Unión Nacional Karen (KNU) y el Ejército de la Independencia Kachin (KIA) lanzaron ataques contra las fuerzas de seguridad en los últimos días.

Este miércoles, el KIA atacó una comisaría en el estado Kachin (norte), según un medio local.

La víspera, un ataque con cohetes hirió a cinco policías en una comisaría en la región de Bago, (noreste de Rangún), afirmó el ejército.

El ataque no fue reivindicado, pero el fin de semana pasado, en el estado de Karen, la KNU tomó una base militar, lo que provocó una respuesta aérea golpista, la primera en 20 años en esa región.

La KNU afirmó entonces que respondería al bombardeo y reiteró su apoyo «al movimiento popular contra el golpe de Estado».

Otros tres grupos rebeldes, entre ellos el potente Ejército de Arakan (AA) amenazaron con represalias si continúa la represión.

Desde la independencia de Birmania, en 1948, una multitud de grupos étnicos mantienen conflictos con el poder central.

Estos grupos piden más autonomía. acceso a las riquezas naturales o parte del lucrativo tráfico de drogas.

Los ataques aéreos desplazaron a unas 3.000 personas hacia Tailandia, país fronterizo.

«Unos 550 siguen en Tailandia, 2.300 regresaron a Birmania», indicó el gobierno tailandés.

Militantes karen acusaron a Tailandia de impedir el ingreso de los refugiados.

– «Un nuevo gobierno civil» –

Por su parte, decenas de miles de funcionarios y trabajadores del sector privado siguen en huelga contra el régimen militar.

El miércoles, hubo una caravana de motos en Mandalay (centro), bajo las consignas de «Salven a Birmania» y «Alto a los crímenes de lesa humanidad». Se organizaron vigilias con velas y marchas al amanecer.

Sin embargo, el número de manifestantes tiende a disminuir respecto a los centenares de miles de las primera semanas de protesta, por temor a las represalias.

Un grupo de diputados de la Liga Nacional para la Democracia (LND), partido de Suu Kyi, expulsados del Parlamento por los golpistas, también anunciaron este miércoles que a comienzos de abril formarían «un nuevo gobierno civil», sin brindar detalles.

Rangún, Birmania | AFP | 

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