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Recibamos a Jesús Resucitado
En las parroquias de la Diócesis de Santa Marta, la celebración de la Resurrección tuvo lugar anoche, después de la Vigilia Pascual.
Hoy, Domingo de Resurrección concluye la segunda Semana Santa que vive la humanidad en medio de la pandemia del covid-19.
Anoche, después de la ceremonia de la Vigilia Pascual, se procedió a celebrar la Resurrección de Jesús, con un mensaje de esperanza en estos momentos de tensión e incertidumbre, pero con la fe puesta en Dios, que algún día cesará la pandemia que azota al mundo.
El administrador diocesano y párroco de la Catedral Basílica de Santa Marta, padre Isidro de Jesús Castro Duque, al terminar hoy esta Semana Mayor, entrega este mensaje a la comunidad samaria:
“Algún día se terminará esta pandemia que tiene a muchos agobiados. Envío un mensaje de consuelo, de ilusión, y esperanza. Todo lo que sucede en la vida de los seres humanos nos deja una enseñanza para aprender de la historia y de los acontecimientos, porque todo acontecimiento debe dejar una enseñanza. Por ejemplo, volver a casa, valorar a la familia y saber que somos débiles. El ser humano es débil y se aparta de la presencia de Dios. Entonces, la invitación es buscar más del Señor”.
La Resurrección de Jesús es un acontecimiento real que tuvo manifestaciones históricamente comprobadas. Se trata, ciertamente, de un acontecimiento único, difícil de reducir a esquemas o conceptos conocidos. Pero, pese a todo, dejó huellas que aún podemos reconocer y que nos permiten afirmar nuestra Fe.
Un testigo mudo de la Resurrección. En Turín se conserva un lienzo, conocido como la ‘Sábana Santa’, que, según resulta de los numerosos estudios científicos a los que ha sido sometido, fue el utilizado en la sepultura de Jesús de Nazaret.
Este lienzo refleja con un realismo aterrador las torturas y tormentos a que fue sometido Jesús antes y durante de la crucifixión. Pero, igualmente, en la Sábana Santa de Turín los científicos han encontrado huellas sorprendentes que indican que este lienzo es el testimonio silencioso pero elocuente de la Resurrección de Jesús.
