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Constituciones

La renombrada historiadora británica Linda Colley publicó un libro en el cual plantea las relaciones entre las guerras y la elaboración de nuevas constituciones. Tal vez nadie se había tomado el trabajo de estudiar 600 constituciones a la luz de esta teoría. Ella resume su planteamiento en una frase que en Inglés dice así: “Wars make state make constitution” que me atrevo a traducir así: “Las guerras hacen los Estados y los Estados hacen constituciones”. El título del libro es bastante llamativo ‘The gun, the ship and the pen: warfare, constitutions and the making of the modern world’

No he leído el libro pero sí una nota bibliográfica publicada en The New Yorker, escrita por Jill Lepore, del 29 de marzo pasado. Se puede escuchar, tiene una duración de 40 minutos y leída, algo más. También, el 03.04.2021 The Times Literary Supplement que, como de costumbre, presenta una reseña muy bien elaborada y extensa. Dos referencias de esta significación dan idea de la importancia de este libro.

Es que de alguna manera, así lo dijeron varios jefes de Estado, estamos viviendo una guerra frente a un enemigo invisible, la pandemia del Covid-19. Esta no ha terminado. Y hay todo tipo de anticipaciones sobre su impacto en la vida política, social y económica. Ya es parte de la sabiduría convencional afirmar que la pandemia desnudó la desigualdad en el mundo. Entre los países y dentro de los países. Desigualdad en todos los aspectos de la vida, inclusive, en la distribución misma de las vacunas. Como que regresamos al Estado de Naturaleza: “Sálvese quien pueda”. Los medios de comunicación de todo el mundo recogen testimonios al respecto tanto de países como de ciudadanos.

Algunos creen que el libro de Linda Colley está anunciando reformulaciones constitucionales tanto en Estados Unidos como en el Reino Unido y en la Unión Europea. Como que hay que volver a plantear los principios fundamentales del Contrato Social. Se trata de la Democracia Liberal en el mundo occidental.

No olvidemos que España, después de una feroz guerra civil y de una prolongada dictadura logró restaurar la monarquía con una constitución que Alfonso López Michelsen se deleitaba llamándola ‘la consentida’, como que había sido aprobada por las Cortes el 31 de octubre de 1978, y mediante un referendo el 6 de diciembre de 1978 y sancionada por el Rey Juan Carlos el 27 de diciembre del mismo año. En Estados Unidos son muchas las voces ilustradas que plantean la conveniencia de reformar una Constitución que viene desde 1788, que tiene 27 enmiendas y un artículo V que hace muy difícil su reforma. Según la autora las constituciones estatales han sido reformadas siete mil quinientas veces. Es que consideran que, como el mundo entero lo ha visto, sus instituciones no parecen las más apropiadas para las complejas circunstancias del Siglo XXI. Y en el Reino Unido se habla de la urgencia de elaborar, por fin, una constitución escrita. Algo parecido ocurre con el Tratado de la Unión Europea.

Chile está dando los pasos para elaborar la primera constitución post pandemia. Muy importante seguir este proceso y sus resultados.

De nuevo las constituciones se ofrecen como una salida preferida para superar situaciones muy complejas. Según la historiadora esto es lo que ha ocurrido.

​*ExMinistro de Estado 

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