HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Los “dreamers”, el nuevo dolor de cabeza de Trump

El presidente de Estados Unidos Donald Trump, dijo ayer que en su país el sistema judicial es “injusto”. Esto a raíz de la decisión que en la noche del martes bloqueó la derogación del programa de Acción Diferida para los Llegados en la Infancia (Daca, por su sigla en inglés), que otorga estatuto legal temporal a centenas de miles de jóvenes indocumentados, la mayoría latinoamericanos.

El magistrado William Alsup, de San Francisco, sorprendió al ordenar al ejecutivo “mantener el programa Daca a nivel nacional en los mismos términos y condiciones que tenía antes de ser suprimido el 5 de septiembre de 2017”. Alsup aseguró en su resolución que el argumento del Departamento de Justicia para eliminar este plan, es “una premisa legal con fallos”.

Ante este anuncio, la respuesta de Trump, como ya se tornó habitual, llegó por vía de un tuit demoledor: “Queda claro que nuestro sistema judicial está quebrado y es injusto cuando la oposición en un caso (como en Daca) siempre usa el Noveno Circuito (en San Francisco) y siempre gana, antes que eso sea revertido en cortes superiores”, apuntó.

A ello se le sumó la posición de la vocera de la Casa Blanca, Sarah Sanders, quien calificó como “escandalosa” la decisión judicial. Trump “trabajará con miembros de los dos partidos para alcanzar una solución permanente que corrija las acciones inconstitucionales tomadas por el anterior gobierno”, dijo.

Ese programa, aprobado por el expresidente Barack Obama en 2012, protegía de ser deportados a miles de indocumentados que llegaron clandestinamente a Estados Unidos siendo niños, conocidos como “dreamers” o soñadores en español.

Trump busca una ley

Justamente esta semana durante un debate con los legisladores, Trump sugirió una estrategia en dos etapas para los migrantes, pero sin abandonar uno de los pilares de su campaña: el controvertido muro fronterizo con México.

El mandatario dijo apostar primero por una ley que contemple la cuestión de los jóvenes sin papeles y la seguridad fronteriza, y luego lograr una reforma migratoria amplia. “Debería ser una ley del amor”, afirmó sobre la solución que confía dar a cientos de miles de jóvenes en riesgo de deportación.

El presidente manifestó, incluso, estar dispuesto a asumir el reto político de plantear un camino a la ciudadanía para unos 11 millones de inmigrantes indocumentados que viven en la sombra en Estados Unidos. Una “reforma migratoria integral (…) es adonde me gustaría llegar eventualmente”, explicó el mandatario, aclarando que esto puede no estar tan lejos si se hace “la ley correcta” ahora.

La insistencia para el muro

“Creo que se puede hacer muy rápidamente”, afirmó, lamentando el grado de “animosidad y odio” entre demócratas y republicanos que marcó la vida política estadounidense durante muchos años.

Es de anotar que el presidente ha pedido durante mucho tiempo, desde la campaña electoral, al Congreso fondos para levantar una barrera en el sur del país, con la que se propone detener la inmigración irregular y parar el tráfico de drogas.

“Necesitamos un muro”, señaló a los legisladores justo el pasado martes sin detallar la magnitud de la obra, aunque señaló que ya existen obstáculos naturales, como montañas o ríos, que pueden aprovecharse.

Aunque Sanders garantizó que la reunión en la Casa Blanca había concluido a favor de una legislación que contemple “reformas que se necesitan de manera crítica”, subrayó que es incierto cómo se tramitará en el Congreso la solución para los “inDACAmentados”.

Responsabilidad

Los líderes republicanos quieren que sea una ley independiente, pero hay demócratas que buscan adjuntarla al paquete sobre el gasto federal que debe aprobarse antes del 19 de enero para evitar el cierre del gobierno.

Daca “no será parte de ningún acuerdo general del gasto”, dijo el senador Mitch McConnell, optimista sobre lograr un resultado antes de marzo.

Sin embargo, afectados por el fin de este programa y defensores de los derechos migratorios llamaron al Congreso a actuar lo antes posible.

“Más de 15.000 personas, 850 por semana, han perdido su estatuto desde la derogación del Daca en septiembre. Sabemos que la urgencia es real porque estas son nuestras vidas”, dijo Adrian Reyna, de la ONG United We Dream.

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