HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Se requiere resolver lo urgente

Para empezar es importante reconocer que en Colombia nada es blanco o negro, ahí radica la complejidad de sus problemas, la dificultad para entenderlos y resolverlos, y el reto para explicarlos tanto a los propios colombianos como a la comunidad internacional. Adicionalmente, somos un país de regiones que se desconocen, se ignoran y minimizan con clichés entre ellas, que aunque están en una misma nación dirigida por un gobierno central, éste se desconecta de sus realidades.

Padecemos ausencia e incapacidad del Estado y la institucionalidad para cumplir sus objetivos en el vasto territorio nacional. Y, como si no bastara, a título individual, son reducidas las personas con apertura para reconocer, escuchar, ser conscientes y empáticas con el otro. El efecto del “espejo del ego” donde solo me relaciono y tolero a aquel que piensa como yo, no solo nos hace ignorantes y polariza, sino que nos aleja de la posibilidad de crear puentes y cruzarlos.

En estos días de marchas, que no sorprenden a nadie que estudie objetivamente los retos contemporáneos del país y del mundo y que tenga cultura y memoria amplia para evocar el historial de mensajes –fundamentados o no, pero mensajes al fin y al cabo– enviados por nuestra sociedad por años, hemos observado cómo ya una porción de la población ha decidido usar su derecho a manifestar pacíficamente su desacuerdo con la ruta del país, mientras lamentablemente otra parte ha optado por violar la ley e increíblemente agredir los derechos más esenciales de sus compatriotas y destruir la infraestructura que les sirve.

La coyuntura de los últimos días añade evidente complejidad al reto de encontrar una solución, porque pone una presión real y emocional al problema. Se requiere resolver lo urgente: el incendio de la inestabilidad, el caos, el miedo, la agresividad, la tristeza, la duda y la desesperanza. Y lo importante: los retos éticos, sociales, económicos, políticos, mediáticos… Ambos ejes requieren ser vistos con perspectiva y contexto tanto desde el hoy como desde el mediano y largo plazo. Pero ante todo, con el sueño de un Estado justo, próspero y moderno.

Colombia tiene problemas reales que requieren generar confianza para tener, también, conversaciones incómodas que busquen acuerdos sobre lo fundamental. Eludir la realidad solo incrementa los riesgos. ¿Se están haciendo las preguntas correctas y teniendo las conversaciones correctas? Hoy no lo vemos así y nos preocupa. Las conversaciones correctas requieren, aunque duela: las preguntas correctas, los temas correctos, los invitados correctos, hablar con transparencia y soporte en hechos y datos, un compromiso común con deberes y derechos y un interés genuino con el propósito esencial, donde los egos y las agendas ocultas se queden afuera. ¿Se están quedando? También estos diálogos de encuentro requieren un liderazgo sólido, coordinado para trabajar con disciplina práctica y coherencia en una alineación estratégica que tome en cuenta factores emocionales, las ideas y los hechos asociados con la coyuntura actual y la realidad permanente del país.

La conducción debe estar en el Gobierno Nacional, el cual, no obstante, debería proceder con mayor contundencia, acompañado de otros sectores como la academia o los gremios, cuyas ideas y aportes podrían ser mayores. Reconocemos numerosos esfuerzos individuales, pero así no se logran lazos integrales y se pierde el potencial de un efecto exponencial para esos importantes esfuerzos. Mientras tanto los políticos, que dicen representar a sus votantes, no parecen desprenderse de sus intereses electorales. Estas conversaciones no se pueden tener con la ingenuidad de creer que solo existe lo que se dice en la mesa. Hay señales de que grupos heterogéneos que no necesariamente muestran su rostro están influenciando la actividad de las calles como también la de las redes sociales donde se ven comportamientos propios de “dark” y “deep web”.

Conviene ser conscientes de la complejidad para encontrar soluciones en un mundo real. Entonces, ¿qué tanto está en control Colombia hoy de sus propias decisiones? Tanto como quiera si está dispuesta a reconocer el reto, actuar y comunicar educando a la sociedad para contrastar la sobre simplificación de los temas detrás de la realidad de estos días. Los jóvenes estudiantes sueñan con otra Colombia, más justa, más equitativa y con más oportunidades. Pretender ocultar la realidad social con la indiferencia Estatal, no es la mejor estrategia.

Este país en vez de balas, lo que requiere son políticas de Bienestar Social.

*Internacionalista. 

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más