HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

De nuevo claudicará

Más temprano que tarde el Gobierno volverá a la negociación con el Eln. Y cederá. Por eso no entiendo que se haya levantado de la mesa. Si va a ceder, ¿por qué no hacerlo ya? ¿Para qué esperarse a que el Eln haga más daño?

No se me malentienda. No sostengo que Santos deba acceder a las pretensiones del Eln. No debería hacerlo. Digo que si en todo caso va a aceptar sus demandas, mejor que lo haga ahora y nos ahorramos decenas de muertos y miles de barriles de petróleo, dañando además el ecosistema.

Santos se enfrenta a un Eln no debilitado, exangüe, frágil, sino a uno fuertísimo por cuenta de que, por un lado, aprovecha la bonanza cocalera más grande de nuestra historia; y por el otro, ha recibido en sus filas centenares de guerrilleros de las Farc que solo cambiaron de brazalete y ocupa parte de las áreas que dejaron los “desmovilizados”. Si Santos, aunque recibió a la guerrilla de las Farc en su punto más bajo de su capacidad política y militar, terminó arrodillado y cediendo en casi todo lo sustantivo frente a las Farc, ¿será acaso que no va a ceder frente a un Eln poderoso? Lo hará.

Y agregará a sus razones la incapacidad de las Fuerzas Militares para enfrentar a la guerrilla con posibilidades de éxito. De la Fuerza Pública que heredara de Uribe a esta hay una brecha enorme. La de hoy no tiene ni el mando, ni el presupuesto, ni la capacidad operativa, ni la estructura de inteligencia, ni la moral de combate que tuvo la de entonces. La de ahora sufre una crisis profunda, una fractura entre el generalato y el resto de la institución, unas restricciones presupuestales y de capacidad, que la hacen altamente ineficiente y débil.

Para rematar, nuestros soldados y policías, primero, no quieren poner el último muerto de un conflicto que ganaron en el campo de batalla y perdieron sus jefes políticos y militares en las negociaciones; segundo, no tienen el respaldo del Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas para hacer su tarea; y, tercero, saben que la guerrilla no tendrá sanción real alguna por los crímenes que cometan. No me cansaré de insistir en que la impunidad efectiva de los delitos atroces no es solo contraria a derecho sino un incentivo perverso para nuevas violencias. Buena parte de los asesinatos de hoy son responsabilidad de quienes dejaron sin castigo los muertos de ayer.

Por eso vemos al Gobierno pidiendo cacao con un nuevo “cese al fuego bilateral” y al Eln envalentonado. Un cese al fuego que, por cierto, solo favorece a la guerrilla porque paraliza a la Fuerza Pública, que no puede realizar acciones ofensivas contra ella mientras que, en cambio, el Eln puede seguir con sus actividades delictivas siempre que no supongan enfrentarse en combate a las Fuerzas Militares y la Policía.

Muy pronto veremos a los grandes medios de comunicación y a la intelectualidad de izquierda pidiéndole al Gobierno que se siente de nuevo en la mesa, y al gobierno mansito en ella.

Abogado y analista político

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