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‘El Covid nos deja más pobres y más desiguales’

En momentos en que los gobiernos latinoamericanos se pueden enfrentar a restricciones en el acceso a fuentes de crédito para atender la pandemia e impulsar el plan de recuperación socioeconómica, los bancos multilaterales son los llamados a jugársela a fondo por la región.  Así lo indica el exministro Sergio Díaz-Granados, quien acaba de ser elegido como nuevo presidente de la Corporación Andina de Fomento (CAF) o el Banco de Desarrollo de América Latina.

¿Cuál es la importancia de la CAF en este momento de la crisis por la pandemia y la difícil recuperación económica? 

CAF es el Banco de Desarrollo de Latinoamérica, es el banco de los países de la región, de manera que ninguna entidad más llamada a apalancar esta difícil coyuntura. Ya nuestras economías venían pagando la factura de la crisis originada por la disminución de precios de las “commodities” en que descansaba nuestra capacidad exportadora, situación que se suma ahora al mayor gasto y menor recaudo a que se han visto enfrentados los gobiernos para atender la crisis pandémica, aumentando su déficit fiscal.

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Ante estas dificultades, pueden encontrarse restricciones en otras fuentes de crédito y los Bancos de Desarrollo deben asumir un rol de financiamiento anticíclico para atender la crisis sanitaria, y la tarea fundamental de recuperar y fortalecer la economía.

¿Cuáles son sus prioridades una vez asuma el cargo? 

Fortalecer la gobernanza es la tarea urgente; el consenso logrado en torno a la elección crea el mejor ambiente para llevar a cabo las reformas necesarias al interior de la institución.

Se requiere también ampliar su capacidad financiera para atender las necesidades que hablábamos en el punto anterior, bien sea vía mayores aportes de capital, incorporando nuevos socios de la región y vinculando capitales privados, entre otras acciones.

En general el propósito de la Presidencia Ejecutiva durante los próximos años es potenciar a la institución con el fin de contribuir a enfrentar los retos derivados de la pandemia del covid-19 en América Latina, especialmente en los sectores sociales más vulnerables y los sectores productivos más afectados.

Igualmente, la acción se enfocará en desarrollar una agenda de trabajo que contribuya -desde los sectores público y privado- al desarrollo sostenible de cada uno de los países accionistas y la promoción de la integración regional de forma pragmática.

¿Qué tanto la persistencia de la crisis pandémica se puede atravesar en la tendencia de recuperación económica del subcontinente? 

Sin duda ya se atravesó. La pandemia nos deja más pobres, más desiguales y más endeudados. Debemos empezar la tarea desde indicadores muy inferiores a los que teníamos antes de la pandemia, pero, ante ese reto, la CAF tiene herramientas para ser protagonista de la recuperación.

El PIB cayó 7,1% en 2020, el peor retroceso en 120 años; la Cepal estima que el PIB per cápita volvió a los niveles de 2010 y que el nivel de la deuda pública alcanzó el nivel más alto en lo corrido del siglo.

Mientras la desaceleración mundial fue del 3,3%, según el FMI, la de la región fue del 7,0%, la más pronunciada del mundo. Se prevé que en 2021 nuestro crecimiento regional se sitúe en 4,6%, por debajo del 5,8% estimado para los demás mercados emergentes.

Las estimaciones de la OCDE señalan que antes de terminar este año o en la primera mitad del próximo, la mayor parte de las economías desarrolladas habrán logrado nivelar su PIB per cápita con el del cuarto trimestre de 2019, por contraste, a la mayor parte de las economías de nuestra región, les tomará entre dos y cinco años.

Otro riesgo en el horizonte, a raíz de la recuperación asimétrica del nivel de actividad de la economía internacional, son tasas de interés más elevadas en los próximos años y un menor acceso al financiamiento.

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Este panorama supone la magnitud de los retos de la región y el rol que debe asumir el banco para ayudar a superarlos.

¿Y EL GRADO DE INVERSIÓN? 

¿La CAF presta a países que, como Colombia, han perdido grado de inversión? 

Esa disminución de la calificación, sin tener en cuenta los efectos pandémicos, que no es exclusiva de los países de la región, fortalece más el papel de la CAF ante sus socios. ¿Con quién pueden contar, si no es con su banco? Eso no quiere decir que se dejen de lado las previsiones que sus reglamentos establecen para el apoyo y financiamiento, puesto que no se puede poner en riesgo su fortaleza financiera y su buen nombre en los mercados, pues manteniéndolos es como mejor sirve el banco a sus socios.

Una pregunta básica pero que muchas personas no conocen: ¿cuál es la ventaja de acudir a la CAF en lugar de a la banca comercial tradicional?

Los bancos de desarrollo surgieron como respuesta al limitado tamaño de los mercados financieros tradicionales frente a las necesidades de los países.

Hoy, ampliado ese mercado, bancos como CAF complementan el acceso al crédito y permiten diversificar las fuentes de financiación y distribuir el portafolio.

Pero más allá del apalancamiento financiero, los bancos de desarrollo prestan servicios adicionales como cooperación técnica no reembolsable, soporte en la formulación de políticas públicas y sus centros de conocimiento ayudan a los gobiernos, que son sus clientes naturales, a ser más eficientes

¿Cómo reactivar el empleo, sin duda uno de los principales desafíos de la región? 

La creación de círculos virtuosos, las apuestas productivas focalizadas en sectores estratégicos de los países socios, deben generar crecimiento y, por lo tanto empleo.  Una herramienta fuerte, por ejemplo, será la inversión en la mitigación de los efectos del cambio climático.

También proponemos aprovechar los cambios en el comercio mundial. Estamos viendo un desacople de las cadenas globales de valor, lo cual genera una oportunidad para relanzar las cadenas regionales.

Otra misión es ayudar a diversificar el riesgo en las exportaciones. América Latina y el Caribe se ha caracterizado por ser una región con escasa diversificación de productos exportados, con pocas empresas exportadoras y alta concentración en los mercados de destino.

Estas estrategias contribuirán a más y mejor empleo en la región.

¿Y LA PANDEMIA? 

¿Cómo avanza la CAF en apoyo a los países para compra de vacunas e insumos médicos? 

El banco no ha sido indiferente ante la pandemia. El año pasado, el directorio apoyó a los gobiernos para enfrentarla, abriendo líneas de crédito especializadas por cerca de US$1.000 millones.

Pero es claro que la emergencia requiere acciones más audaces y soluciones profundas. Las perspectivas inmediatas están sujetas a un grado excepcional de incertidumbre, mientras continúa la carrera entre las vacunas y el virus.

Las lecciones que van quedando indican la importancia de contar con laboratorios para cubrir la necesidad de suficiencia en la producción de vacunas y también la de impulsar las actividades de investigación y desarrollo de biológicos para la región, garantizando su independencia, mientras ganamos la batalla, difícil pero no imposible, de declarar la vacuna como “bien público global”.

¿Cuáles deberían ser los nichos clave para aprovechar la crisis sanitaria como una oportunidad de reingeniería productiva y económica para el subcontinente? 

 Ya los mencionamos en las estrategias para la recuperación de los puestos de trabajo. La pandemia aceleró la llamada cuarta revolución industrial o revolución digital. Sin duda es una oportunidad para los gobiernos, facilitando su eficiencia, para el empleo de jóvenes, para la diversificación de exportaciones de servicios.

Otro nicho es el del sector turístico. La región tiene grandes ventajas competitivas en el turismo, y de él dependen muchas de nuestras economías, pero será el sector más lento en su recuperación y por eso pondremos especial énfasis en su reactivación y crecimiento.

El reto es combinar la sostenibilidad con políticas que impulsen el crecimiento económico con inclusión social y equidad. Es fundamental hacer del sector privado un mayor protagonista de la reactivación y creación de empleo. No es solo crecer, sino también crear PIB en zonas rezagadas desde antes de la pandemia./El Nuevo Siglo 

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