HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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El Papa condena el crimen organizado y los femicidios

En su primera misa en Perú, ante unas 200.000 personas en una playa de la ciudad histórica de Huanchaco, paraíso de surfistas a unos 590 km al norte de Lima, y donde se amarran los «caballitos de totora» -embarcaciones tradicionales de pescadores en forma de canoa-, el incansable papa argentino fue vitoreado y recibió el cariño de la gente.

 

En su segundo día en Perú, el papa Francisco concluyó ayer sábado su visita a Trujillo, norte, donde recibió un baño de multitudes que contrasta con la frialdad con que fue recibido en Chile.

En su primera misa en Perú, ante unas 200.000 personas en una playa de la ciudad histórica de Huanchaco, paraíso de surfistas a unos 590 km al norte de Lima, y donde se amarran los «caballitos de totora» -embarcaciones tradicionales de pescadores en forma de canoa-, el incansable papa argentino fue vitoreado y recibió el cariño de la gente.

«¡Viva Francisco! ¡Viva el papa! ¡Viva el Cristo!», gritaban al son de la música que salía de la megafonía. El entusiasmo popular se desató cuando el pontífice enumeró todos los santos locales venerados en esta parte del norte del país donde la devoción es particularmente intensa.

Acosada por el narcotráfico, el papa condenó la «inseguridad», la «violencia organizada» y el «sicariato» que mortifica esta región, azotada el pasado año también por las devastadoras lluvias del fenómeno climatológico «El Niño costero», que dejaron más de 130 muertos y cerca de 300.000 damnificados.

Estas otras «tormentas», las del crimen organizado, «nos cuestionan como comunidad y ponen en juego el valor de nuestro espíritu», advirtió.

Con la esperanza de que su presencia pueda obrar un milagro y contribuya a cambiar el abandono en que se encuentran, Francisco fue a reconfortar a los habitantes del deprimido barrio Buenos Aires, uno de los más afectados por las lluvias y los aludes, que un año después espera ser reconstruido.

«Estamos esperando a ver si el papa trae bendiciones y se pueda arreglar todo lo que hemos perdido, que traiga misericordia», dice esperanzada a la AFP Lidia García.

Sin embargo, el papa recorrió con celeridad en papamóvil las calles engalanadas de este barrio homónimo de su natal Buenos Aires.

 

FEMINICIDIOS

El papa Francisco también llamó a luchar contra otra «plaga», la del feminicidio en una región, que tiene el triste récord de acoger a la mitad de los 25 países con más asesinatos de mujeres del mundo, según la ONU.

«Son muchas las situaciones de violencia que quedan silenciadas detrás de tantas paredes. Los invito a luchar contra esta fuente de sufrimiento pidiendo que se promueva una legislación y una cultura de repudio a toda forma de violencia», dijo el papa, en medio de los aplausos de los miles de fieles que se agolpaban en la plaza de la ciudad de la eterna primavera para una celebración mariana, antes de regresar a Lima.

Como no podía faltar en su cargada agenda, el pontífice también se reunió con sacerdotes y religiosos a los que pidió que combatan la arrogancia y la vanidad «riéndose de sí mismos».

«La risa nos salva del neopelagianismo auto-referencial y prometeico de quienes en el fondo sólo confían en sus propias fuerzas y se sienten superiores a otros», repitió.

A diferencia de Chile, el país más hostil de América Latina a la Iglesia católica, donde el papa se vio envuelto en la polémica por su defensa a un obispo acusado de encubrir a un sacerdote condenado por abusos sexuales contra menores, Francisco ha recibido en Perú una recepción muy cálida.

Lima está empapelada con carteles de bienvenida al papa argentino, que pudo sentir el cariño y la devoción de los peruanos allá por donde pasó.

El papa pondrá fin a su sexto viaje a la región este domingo con una multitudinaria misa -se espera que acudan cerca de un millón de personas- en la base aérea de Las Palmas, en las afueras de Lima, antes de regresar a Roma.

La primera visita que hace un papa a Perú en más de treinta años habrá sido de denuncias. A Francisco no le ha temblado el pulso para condenar la destrucción de la Amazonía, el pulmón del planeta, por la minería ilegal, así como la trata de personas que, dijo, no es otra cosa que «esclavitud» y la violencia contra las mujeres en esta región donde el Estado no llega.

Asimismo, arremetió contra la corrupción en un país donde un expresidente (Ollanta Humala) está en prisión preventiva, sobre otro pende una orden de extradición (Alejandro Toledo) y el mandatario actual, Pedro Pablo Kuczynski, estuvo a punto de ser destituido por el Congreso, todos por supuestamente haber recibido dinero de la constructora brasileña Odebrecht, también condenó el «flagelo» del «virus de la corrupción» que «lo infecta todo».

«Cuánto mal le hace a nuestros pueblos latinoamericanos y a las democracias de este bendito continente ese ‘virus’ social, un fenómeno que lo infecta todo, siendo los más pobres y la madre tierra los más perjudicados», exclamó el papa en la recepción que le brindó el presidente, en el palacio de gobierno en Lima.

Kuczynski, presente durante este sermón, estuvo a punto de ser destituido en diciembre por mentir sobre sus lazos con la constructora brasileña Odebrecht durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), sobre el que pesa una orden de la justicia peruana para ser juzgado en el país por el mismo caso.

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