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Pueblo Misak en Cauca erige monumento a Taita asesinado en 1988

Un monumento creado por el artista caleño Harvy Oviedo, en honor al Taita Juan Tunubalá Hurtado, será erigido este sábado 7 de agosto por la comunidad misak del resguardo Guambía de Silvia (Cauca), como una herramienta para armonizar su territorio y sanar las heridas que les dejó el conflicto.

El monumento es resultado de un largo proceso de reconstrucción de la memoria histórica por parte de esta comunidad, que incluye conversaciones con mamas, taitas y gobernantes de la época que conocieron a Taita Juan, con sus familiares y solidarios para volver sobre su vida mediante la memoria de sus recuerdos, a través de un trabajo etnográfico, revisión documental, fotográfica y observación participativa.

El proceso fue liderado por las propias autoridades indígenas y en él participaron mama Tatiana Bachiller, Taita Jesús Tunubalá y Luis Tumiñá, líderes de esta comunidad.

El artista Harvy Oviedo recreó la figura del taita Juan también luego de un trabajo exhaustivo con la comunidad misak y el acompañamiento del Centro de Memoria Histórica.

El Taita Juan Tunubalá fue asesinado en 1988, presuntamente a manos de la guerrilla Quintín Lame.
La instalación y develación de la estatua será este sábado 7 de agosto, en una jornada que incluirá, en primer lugar, la armonización del territorio que acoge el monumento.

En esta ceremonia, que involucra a dos médicos tradicionales, se le dará la bienvenida al retorno de Taita Juan Tunubalá, a Santiago, Casa de las Autoridades de Guambía. Posteriormente, se conversará con los facilitadores de la palabra del territorio.

Un facilitador de la palabra es una persona del pueblo misak que habla wampi-misamerawam, la lengua materna de esta comunidad indígena. Estos facilitadores, que construyeron el proceso de memoria en el territorio, desarrollaron una metodología denominada Diálogos alrededor del NakChak. El NakChak es el fogón.

En torno a la cocina, los misak se reúnen y comparten además del alimento, la palabra y conversan sobre los tópicos y temas que les convoca. De esta manera, se realizaron cinco diálogos alrededor del NakChaK que permitieron conocer mejor la historia de Taita Juan Tunubalá, el contexto en el que vivió y las causas de su muerte.

Los facilitadores de la palabra hablarán del proceso y compartirán con la comunidad la experiencia de la Iniciativa de Memoria Histórica. La jornada finalizará con un diálogo con el artista Harvy Oviedo, quien hablará sobre el proceso de construcción del monumento.

El Taita Juan creció en Santa Clara (Guapí, Cauca). Desde su niñez, vivió en carne propia la terrajería, otra forma de esclavitud en el siglo XX que consistía en la práctica de apropiación de las tierras y el trabajo indígenas, a través de los sistemas de hacienda y terraje, que llevó a la desvertebración del territorio y de la comunidad guambiana.

Las condiciones de opresión propias de la terrajería significaron para las familias Misak la degradación paulatina de sus vidas, en la que eran sometidos al hambre, humillaciones, maltratos, sin libertad ni territorio: una vida en la que se debían casi enteramente a servir al terrateniente.

Estas múltiples humillaciones llevaron a Taita Juan a dedicar su vida a la lucha por los derechos del pueblo misak y por la tierra que les había sido arrebatada. En 1987 fue elegido como vicegobernador por su compromiso en la lucha por la tierra, y representó un pilar importante para la ampliación del resguardo.

En julio de 1998, personas encapuchadas y armadas lo sacaron de su casa. Después de dos semanas de búsqueda, su cuerpo fue encontrado con múltiples signos de tortura. La lucha de Taita Juan Tunubalá representó la filosofía del pueblo misak: una lucha desinteresada, un rescatador de los derechos. Pensaba en su pueblo.

BOGOTÁ (Colprensa)

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