HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Más allá de los dividendos

¿Qué piensa usted que el accionista más poderoso del mundo les exigió a los presidentes de los cientos de compañías donde tiene inversiones y participa en sus juntas directivas, para no perder su apoyo? Es Larry Fink, fundador y director de Blackrock, el mayor fondo de inversiones del mundo (administra 6,2 billones de dólares, 20 veces el PIB colombiano) y es el mayor inversionista en acciones de las empresas más exitosas de Estados Unidos y Europa.

Si usted cree que Fink pidió aumentar las utilidades para repartir más dividendos el próximo año, se equivocó. Exigió ir mucho más allá de los dividendos y definir una estrategia de largo plazo para garantizar el crecimiento sostenible de sus empresas. Hasta ahí nada nuevo.

Pero sorprendió al mundo empresarial que este icono del capitalismo global, en su carta (http://bit.ly/2jsSQ5K), les dice a los presidentes que la estrategia tiene que incluir analizar el impacto de sus compañías en el conjunto de la sociedad y además definir cómo contribuir, además de a sus accionistas, empleados y clientes, a las comunidades donde operan.

Hace casi 50 años Milton Friedman planteó lo contrario: “existe una y solo una responsabilidad social de la empresa: usar sus recursos y comprometerse en actividades diseñadas para incrementar sus utilidades”. Este credo neoliberal lo adoptó una generación de empresarios y gobernantes que crearon el capitalismo salvaje, con las enormes desigualdades sociales que hoy amenazan la democracia y al mismo sistema capitalista.

Que el mundo cambió, lo demuestra Fink: “la sociedad exige que las empresas privadas tengan un propósito social”. Se trata que el sector privado asuma responsabilidades sociales a las que los gobiernos han sido incapaces de responder, como el cambio climático, el futuro de los pensionados, y el impacto de la tecnología sobre el empleo.

Aportar soluciones a los problemas de la sociedad no lo ve Fink como marginal a lo empresarial, o que vaya en contra de sus utilidades, sino como un requisito esencial para la sostenibilidad: “Para prosperar en el largo plazo, todas las empresas no solo deben lograr resultados financieros positivos, sino demostrar cómo contribuyen a la sociedad”.

No son ideas novedosas, pues hace años se habla de la responsabilidad social de las empresas. En Colombia, Manuel Carvajal lo dijo hace medio siglo: “No puede haber empresas sanas en un medio social enfermo”.

La diferencia es que ahora es en el centro del capitalismo mundial y ya no lo recomienda un académico o un utópico activista de izquierda, sino que es la exigencia –casi amenazante- del representante de los dueños de la empresa.

De manera elegante pero directa, Fink le dice a los presidentes que serán más activos como accionistas en buscar estos objetivos y les pide que “demuestren el liderazgo y la claridad que consiga no solo la rentabilidad de la inversión sino también la prosperidad y la seguridad de todos los ciudadanos”. Si no, perderán su apoyo.

Escritor y Consultor 

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