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Exmilitares colombianos detenidos en Haití denuncian todo tipo de torturas en prisión

En una carta enviada al presidente Iván Duque, los 18 exmilitares colombianos detenidos en Haití, detallan las torturas que han sufrido en prisión desde el 7 de julio, para obligarlos a declararse culpables del asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moise, en el que aseguran no participaron y son inocentes. Reafirman que fueron engañados.

«Se dirigen a ustedes los 18 colombianos detenidos en Haití, para denunciar las gravísimas violaciones sistemáticas de nuestros derechos humanos por parte del Estado Haitiano, específicamente por miembros de la policía nacional y la policía judicial», inicia la carta.

Detallan que el día 7 de julio, fecha en la que se registró el crimen del presidente de Haití en el que resultaron implicados los exmilitares colombianos, fueron atacados por la Policía de Haití de una «forma inmisericorde y desproporcionada, empleando armamento pesado como ametralladoras calibre .50, cabe resaltar que estas armas deben ser empleadas contra vehículos blindados o aeronaves, nunca contra personas».

Señalan que al ser atacados de forma tan vil, intentaron rendirse y les manifestaron que querían entregarse a las autoridades haitianas. «Una vez levantadas nuestras manos, sin armamento caminamos hacia la policía, pero su respuesta fue un ataque aun más fuerte y desproporcionado». Y es allí cuando comienzan a disparar contra ellos.

En la misiva detallan cómo murieron varios de sus compañeros a manos de la Policía de Haití, pese a que no habrían puesto resistencia para entregarse, lo que desvirtuaría que se haya dado un supuesto enfrentamiento entre las autoridades y los exmilitares como fue señalado en un primer momento desde Haití.

«Al manifestar su intención de rendirse fue asesinado el señor Javier Mauricio Romero con una granada de mano, se encontraba sin armamento y en estado de indefensión. También fue herido levemente el señor Duberney Capador Giraldo con esquirla de granada alojada en su cadera, quien quedó en el lugar de los hechos con vida y con la asistencia que le prestó un enfermero, posteriormente fue torturado y asesinado con tiro de gracia por miembros de la Policía nacional de Haití», afirman.

Indican que «al intentar huir para salvar su vida ante la negativa de la policía haitiana de aceptar nuestra rendición, muere el señor miguel Garzón quien se dispara accidentalmente al intentar saltar una pared para salvar su vida».

Reiteraron de forma vehemente que nunca pusieron resistencia y que ningún policía resultó herido en el hecho porque ellos no respondieron al ataque. «Ningún miembro de la policía haitiana resulto herido o muerto ya que nunca fue nuestro objetivo herir o acabar la vida de ninguna persona en el país».

Torturas a exmilitares colombianos en Haití

De forma detallada describen cómo han sido torturados desde el momento en que fueron capturados hasta ahora, que están recluidos en una prisión en Haití y desde allí se conoció una grabación donde aparentemente algunos aceptan que sabían del plan para matar al presidente de Haití, lo que en esta carta niegan rotundamente.

Uno de los casos fue el del exmilitar Edwin Enrique Blaquicet Rodríguez. Según la carta, fue capturado sin armamento por la policía de Haití y le pegaron un golpe en la cara que le fracturó el tabique, «luego fue arrojado a la población civil para que fuera linchado, le propiciaron 16 machetazos en su cabeza, brazos, espalda y piernas, uno de eso dañó permanentemente un tendón de su mano derecha y le fracturó uno de sus dedos».

Lo mismo hicieron con el exmilitar Juan Carlos Yepes, a quien los haitianos lincharon y en medio del ataque le «propinaron un botellazo en la cabeza, lo amarraron del cuello y lo arrastraron por el piso esposado, amarrado, recibiendo una brutal golpiza en todo su cuerpo».

Otros casos repudiables, son el de los exmilitares Gerson Mendivelso Jaimes y Manuel Antonio Grosso, quienes fueron golpeados en sus testículos y amenazados de muerte. «(Gerson) Detenido e interrogado por la policía judicial, torturado, esposado con las manos atrás, puesto en posición de sentadillas y pateado en los testículos en múltiples ocasiones. Sus testículos estuvieron esposados y orino sangre por una semana. No recibió atención médica».

A Manuel Antonio le habrían quemado los testículos con aerosol y un encendedor.

A su vez, el exmilitar colombiano German Alejandro Rivera García habría sido torturado en las instalaciones de la policía judicial, recibiendo patadas en el ano y los testículos por más de una hora.

«Le partieron las uñas de su pie derecho con golpes propinados con una grapadora, recibió múltiples golpes con esposas y otros objetos metálicos en su tobillos los cuales además del inmenso dolor le generaron dificultades permanentes para caminar, recibió golpes contundentes con objetos metálicos en su pie izquierdo que le ocasionaron heridas abiertas lo que genero una gran infección (…) Defecó y orinó sangre por más de una semana», detalla la carta.

Frente a su situación actual en la cárcel, retratan que conviven entre sus propias heces porque no hay baños, solo reciben comida una vez al día lo que ha hecho que hayan perdido hasta 20 kilos de peso.

Denuncian que no cuentan con abogado después de dos meses en prisión y que no les permiten comunicarse con su familia. «Queremos dejar claro que las declaraciones dadas a la policía judicial fueron bajo tortura, amenaza de tortura y coacción, sin abogado presente. Así mismo las investigaciones de la policía judicial ya tenían las declaraciones listas antes de entrevistar a los detenidos, requiriéndolo solo para firma el documento sin saber su contenido ya que se encuentra en otro idioma».

Finalmente piden que se haga una necropsia exhaustiva al cuerpo de Capador, para que verifiquen que fue torturado y que murió por un tiro de gracia y no en medio del intercambio de disparos. Y se declaran inocentes.

«Manifestamos nuestra inocencia, somos colombianos de bien, con una vida de servicio a Colombia, fuimos engañados por personas y empresas en Estados Unidos y Haití que buscan inculparnos de unos hechos que no somos responsables no permitan que se cometa una injusticia», puntualizan en la misiva.

Fuente: Sistema Integrado Digital

 

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