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Documentan 742 muertes violentas en frontera venezolana

Un total de 742 homicidios, 248 personas desaparecidas y 260 enfrentamientos armados ocurrieron durante los nueve meses que han trascurrido del 2021 en los estados fronterizos del Zulia, Falcón, Táchira, Apure, Bolívar y Amazonas, de acuerdo con lo registrado en el más reciente informe sobre la ‘Curva de la Violencia en los estados fronterizos de Venezuela’, presentado por la oenegé FundaRedes.

Edixon Figueroa, activista de la organización defensora de los derechos humanos, destacó que las cifras evidencian un alarmante incremento de la criminalidad en los territorios fronterizos.

Además, señaló que en estos nueves meses que han transcurrido, entre los delitos violentos documentados por la organización prevalecen los homicidios que enlutan a cientos de familias venezolanas.

Como dato relevante destacó que al menos en “94% de los enfrentamientos armados han participado los cuerpos de seguridad del Estado, los cuales en la mayoría de los casos cometen ejecuciones extrajudiciales”.

Según explicó, la metodología de FundaRedes está fundamentada en fuentes documentales y trabajos de campo in situ, que les permiten obtener una estadística casuística.

Criminalidad violenta

Para Jesús Alberto Berro, el exdirector de la Policía del Táchira y profesor universitario, es preocupante el índice de criminalidad violenta evidenciada para el tiempo, hasta ahora transcurrido, del año 2021, en estos espacios geográficos de la frontera venezolana.

Estima que las cifras superan con creces estándares internacionales de la relación de homicidios por base poblacional, es decir, número de asesinados por cada cien mil habitantes, que –según explicó-, se obtiene al dividir la base poblacional de la entidad geográfica, por el número de homicidios acontecidos.

“Ello arroja un índice, que viene establecido en un tabulador, así, de 0 a 5 homicidios, es criminalidad violenta baja o mínima; de 5 a 15 homicidios, es la denominada criminalidad violenta media; de 15 a 25 homicidios, es criminalidad violenta alta; y de 25 en adelante, es criminalidad violenta extrema”, detalló el catedrático.

Insistió en la importancia de hacer un llamado de atención y reflexión a las instancias y autoridades con competencia en la materia, “para que se aboquen con planes, programas y acciones de políticas de seguridad, que permitan contrarrestar estos ostensibles incrementos de criminalidad violenta, para al menos reducirlos a niveles mínimos de tolerancia”.

Complicidad y ausencia

Según explica Berro, lo que acontece en la frontera venezolana es que la delincuencia organizada o estructurada, “permea la institucionalidad de un Estado político, hasta formar parte de ella”, por lo que se hace indispensable desarrollar gestión programática para erradicar esos flagelos que calificó como distorsionadores de los fines y cometidos que persigue el Estado como política pública, pues “no hacerlo, y por el contrario permitirlo, es generar una estructura de Estado delincuencial”, sentenció.

Miguel Morffe, investigador experto en fronteras, señaló que esta violencia evidenciada en los territorios fronterizos venezolanos tiene que ver con una reconfiguración de poder de los grupos armados por controlar territorios clave para el sin fin de negocios ilícitos que se observan en la frontera.

“La ausencia de institucionalidad (presencia efectiva) del Estado venezolano, más la ausencia de políticas de cooperación transfronteriza entre Colombia y Venezuela, han provocado que estos espacios sean tomados por grupos armados”, dijo al apuntar que éstos no son ya solo colombianos, “sino que ahora no encontramos con la llegada de bandas armadas venezolanas, afectas o no al régimen, que se trasladaron a la frontera por las facilidades y bondades económicas que esta ofrece”.

Según Morffe, hay un vacío respecto al poder que debería tener el Estado en estos espacios, y ante la ausencia estatal, las bandas criminales están ocupando ese vacío, apropiándose de los espacios fronterizos y delimitando sus territorios a sangre y fuego, con la consecuente pérdida de vidas tanto entre sus propias filas a causa de los enfrentamientos, como la de quienes se resistan a acatar sus normas.

/Colprensa

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