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Novena a Nuestra Señora de los Remedios  

 ACTO DE CONTRICIÓN

 

Con todo el amor os amo, oh Jesús mío, por ser quien eres bondad infinita. Me pesa haber pecado y propongo nunca más ofenderte, ayudado de tu gracia, que imploro confiadamente. Gracias te sean dadas eternamente por la misericordia con que tratas a los pecadores, dándoles una Madre tan buena, como la advocación de la Virgen de Los Remedios.

 

ORACION PARA TODOS LOS DÍAS

 

Dios te salve, Soberana Virgen de los Remedios, benignísima Madre de Dios, estrella resplandeciente del mar, luna hermosísima sin las menguantes de la culpa y escogida como el sol, para iluminar las almas y colmar de favores a la humanidad.

Dios te salve, fidelísima María, Madre nuestra y remedio poderoso en nuestros males y quebrantos. Dios te salve, Virgen llena de gracia, pues siendo Madre de Jesús, Cordero Divino, lo apacentaste con cándido sabroso néctar, quedando siempre más pura y limpia que los más encumbrados serafines, Dios te salve, Señora: oye bondadosa nuestros ruegos y súplicas; míranos propicia, pues como amada advocación nuestra, queremos, en esta novena, tributarte el tierno y cordial obsequio de nuestro filial amor. Ruega por nosotros, Madre de los Remedios, para que seamos dignos de alcanzar las promesas de Nuestro Señor Jesucristo. Amén.

 

DÍA SÉPTIMO

 

En séptimo lugar, te saludamos diciendo: Santa María, Madre de Dios. Habiendo Dios determinado hacerse hombre para salvar al hombre perdido por la culpa, busco entre las mujeres, la más santa y virtuosa de todas, y halló a María, doncella sin igual, tanto más sencilla y humilde, cuanto más colmada de todas las virtudes.

Y dijo Dios: “Esta es mi escogida y mi Madre”, tomando carne de ella, para hacerse hombre y vivir entre, nosotros.

Madre eres de Dios, María, y Madre también de nosotros. Como Madre de Dios, todo poder se te ha dado en el cielo y en la tierra; y como Madre nuestra, eres toda misericordia para salvarnos.

Felices, dice San Buenaventura, los que son firmes en el amor a esta amabilísima Señora, pues, siendo tan agradecida, los colma de favores y les concede la gracia de la perseverancia.

Haz Madre mía, que llegue a amarte tanto como mereces, y pues los cielos y la tierra te reverencian y aclaman como Madre de Dios, conduce nuestros pasos por el camino de la virtud, para que merezcamos la gracia de venerarte y alabarte en la Patria Celestial. Amén. (Pídase la gracia…)

 

ORACIÓN FINAL

 

Oh Virgen de los Remedios, la más pura, la más bella, la más santa de todas las criaturas. Quién pudiera lograr que todos los hombres te conozcan y amen como TÚ mereces. A lo menos, yo me alegro al pensar en el gran número de justos que se sienten inflamados de tu amor, oh amable Reina. Yo te amo también; mas no te amo como debiera, y quisiera tenerte un amor más tierno y generoso, pues amarte es señal de predestinación.

Deseo que me alcances la gracia de amar a Tu Divino Hijo, con todo el ardor de mi corazón, de consagrarme todo entero a su gloria y a la tuya. Oh María, amable Madre mía, no ceses de rogar por mí, hasta que me vea seguro  de poseer y amar a Dios, junto contigo, por toda la eternidad.

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