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Tras 5 años del acuerdo de paz, 300 excombatientes asesinados

La ONU presentó una preocupante radiografía de esta situación.

Ya son alrededor de 300 los excombatientes de la extinta guerrilla de las Farc asesinados en Colombia tras la firma de la paz, reveló la ONU en su informe trimestral sobre los avances del acuerdo.

Desde junio de este año, el organismo ha detectado el asesinato de 14 excombatientes, lo que eleva la cifra a 292 (entre ellos nueve mujeres) desde la Firma en La Habana.

El informe, revelado a poco menos dos meses del quinto aniversario del acuerdo definitivo para desarmar a las Farc, advierte sobre el riesgo de la violencia contra los excombatientes.

La ONU observa “un importante deterioro de la seguridad de las y los excombatientes en Cauca, Nariño y Valle del Cauca (los tres en el suroeste), departamentos que concentran más de un tercio del total de los asesinatos”.

“Las partes, la sociedad colombiana y la comunidad internacional no deben ignorar los importantes retos y factores de riesgo” que enfrenta el acuerdo “en el largo plazo, entre los cuales sobresale la violencia en varias regiones del país”, dijo el secretario general de la ONU, Antonio Guterres.

Tras firmar la paz el 24 de noviembre de 2016, unas 13.000 personas, incluidos 7.000 combatientes, se desmovilizaron bajo la supervisión de la ONU para ingresar a la vida civil y formar un partido político llamado Comunes.

Pero cientos de disidentes que no se acogieron al acuerdo continúan operando en varias regiones aisladas, donde el Estado es casi ausente.

Se dedican al narcotráfico, la minería ilegal y la extorsión, según inteligencia militar. También amenazan a su excompañeros y a activistas mientras intentan reunificar a las antiguas estructuras de las Farc.

Las autoridades calculan que son unos 2.500. Sin un mando unificado, también se enfrentan con el Ejército de Liberación Nacional (ELN), última guerrilla reconocida del país, y grupos del narcotráfico herederos del paramilitarismo.

La persistente violencia está provocando “desplazamientos masivos y confinamientos”, afectando “particularmente a comunidades indígenas y afrocolombianas”, concluyó la ONU.

Algunos avances, pero todavía un largo camino por recorrer

Sin embargo, otros sectores consideran que los logros del acuerdo son tangibles y que, a pesar del escepticismo general alimentado por las dificultades, se están dando pasos positivos para consolidar el proceso de paz.

El mayor logro del pacto es, sin dudas, la desmovilización total de la guerrilla que entregó por completo las armas; eso a pesar de la existencia de algunas disidencias. Además, en agosto de 2017, los exguerrilleros crearon su partido político, inicialmente llamado Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común,  Farc, y hoy renombrado Comunes.

Otros hitos incluyen la creación a partir del acuerdo de instituciones como la Comisión de la Verdad o la Jurisdicción Especial de Paz.

En una entrevista con France 24, el consejero presidencial para la Estabilización y la Consolidación, Emilio Archila, uno de los principales encargados de implementar el acuerdo de paz, realizó un balance positivo de su implementación.

Para apoyar su mirada, Archila se basó en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que “continúa aclamando la manera cómo el presidente Iván Duque está llevando a cabo la implementación de los acuerdos” y en la embajadora de la Unión Europea en Colombia, Patricia Lombard, quien “estando con el presidente le decía que esta implementación es un caso de éxito”.

Sobre el tema de la violencia hacía los exguerrilleros, Archila aseguró que “como resultado de la implementación de los acuerdos de paz, Colombia es un mucho mejor país. Pues antes de que se iniciara la implementación, las cifras de homicidios, secuestros, minas antipersonas, ataques terroristas y niños reclutados ilegalmente eran por muy superiores”.

El actual plan gubernamental para la implementación del acuerdo consiste en los Programas de Desarrollo con Enfoque Territorial (PDET) en temas como el desarrollo rural, la atención a las mujeres y la sustitución de cultivos, que están dirigidos a los 170 municipios colombianos más afectados por la violencia.

Pero sus críticos afirman que el Gobierno se ha centrado más en la reincorporación de excombatientes mientras que otros puntos fundamentales como la reforma rural y la sustitución de cultivos ilícitos se siguen postergando.

Alejo Vargas, profesor e investigador del Departamento de Ciencia Política de la Universidad Nacional, expresó que «el trabajo del consejero Archila ha estado muy centrado en un aspecto del acuerdo, pero no en otros, que para (el Gobierno) eran menos políticamente importantes o atractivos (…) En esos no hay ninguna gestión ni implementación por parte del Gobierno».

Entre estos aspectos, menciona el primer y el segundo punto del pacto: «reforma rural integral» y «participación política y apertura democrática para construir la paz», los cuales no han avanzado mucho en los tres años del Gobierno de Duque.

El experto declaró que esto se debe a que el presidente colombiano «surge de (la) coalición de fuerzas políticas que se opusieron» al tratado. De hecho, esta semana, en su intervención ante la Asamblea General de la ONU, el mandatario calificó el acuerdo de paz de “frágil”.

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