La apertura de la frontera

La apertura de la frontera con Venezuela, así sea gradual, era una necesidad sentida por las comunidades de ambos lados de la línea limítrofe que se han visto afectadas por su cierre desde 2019, interrumpiendo la dinámica comercial entre los dos países por el bloque del intercambio de bienes y servicios. Para tal efecto el director de migración Colombia ha dicho que “en el corto plazo no habrá pasos de tractomulas de comercio binacional bajo la consideración de que primero es necesario una verificación de los puentes de paso, especialmente los que han tenido más de dos años de peso muerto con unos contenedores”. Del mismo modo, anunció la instalación de un puesto de mando unificado en la zona.

Recordemos que desde el 2 de junio de los corrientes se viene autorizando el paso de personas por los puentes fronterizos, y desde antes, se han abierto canales humanitarios para estudiantes, personas con discapacidad y por requerimientos de salud. Tras el anuncio de la cancillería de Venezuela, los contenedores que se habían instalado para bloquear el paso comenzaron a ser removidos. Por ello, celebramos esa decisión, tomada en forma unilateral por cada gobierno, porque responde al clamor ciudadano que venía reclamando a gritos el desbloqueo de los puentes internacionales y los pasos fronterizos. Por esa vía se pueden ir propiciando las condiciones que hagan posible el regreso a las relaciones consulares que son necesarias para atender las necesidades de las comunidades en su diario vivir.

Una cosa son las relaciones diplomáticas, que implican entendimientos entre los gobiernos, -que hoy no existen entre Colombia y Venezuela- y otra son las relaciones consulares que están hechas para atender los asuntos propios de las comunidades.