HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

¿Política de centro o el centro en política?

Los recientes resultados electorales en Ecuador, Perú y Chile confirman la tendencia del electorado a apoyar las posiciones que se ubican en los extremos del espectro ideológico.

En los regímenes parlamentarios la composición del gobierno se define por las fuerzas electorales de los partidos, en tanto en los presidencialistas como el de Colombia, la segunda vuelta es el mecanismo para que la ciudadanía defina el gobierno, bajo un formato dicotómico que hace prevalecer el voto en contra, auspiciando la lógica de confrontación entre continuidad o cambio, que favorece a los extremos.

Ello plantea la reflexión sobre si existe el centro en la política. Se trata de un concepto de relativa subjetividad, que depende de circunstancias de entorno, tanto como de la ubicación de quien lo califica.

La política implica toma de decisiones y posicionamiento sobre ideas, acciones, preferencias o propuestas. Supone escoger una ruta por lo que, al momento de elegir, no hay posturas intermedias.

Cosa distinta es que en el espectro ideológico se identifiquen propuestas políticas que se clasifiquen de centro, en la medida que sinteticen elementos de otras posiciones ideológicas, según los temas de que se trate, pues no aplican moldes únicos, en tanto los más liberales en lo económico, pueden ser los más conservaduristas en asuntos morales, como los más estatistas pueden privilegiar un libertarismo moral.

En general, clasificar las doctrinas políticas es asunto riesgoso, más en momentos como los actuales en los que se diluye el poder, se atomizan las sociedades y se potencian variables individuales y colectivas frente al crecimiento exponencial del conocimiento, la prevalencia de causas y redes sociales, la apropiación de temas ambientales, el reconocimiento de la tierra y de las especies, la política del género y la ciudadanía global y digital. En ese contexto, el mapa de los “ismos” políticos se desvanece con más facilidad.

El centro en política es una ilusión óptica, que se basa más en el acomodamiento de fuerzas electorales. La política de centro, en cambio, puede ser una alternativa ideológica, siempre y cuando tenga la capacidad de animar conciencias, voluntades y sentimientos, por un proyecto de sociedad, como en su momento lo hizo la socialdemocracia.

En todo caso en política se gana por la capacidad de movilizar personas para realizar proyectos y no por los resultados de cónclaves. Ello supone que quienes se definen como políticos de centro, deben ofrecer alternativas políticas de centro, lo que implica no solo una ubicación de referencia respecto de los extremos ideológicos en contienda, sino la formulación de una doctrina que pueda ser asumida por los electores como un sueño realizable y adecuado a sus necesidades y expectativas.

Por estos tiempos preelectorales en Colombia, se ven muchos movimientos acomodaticios, muchas reuniones de dirigentes, muchas fotos entre candidatos, pero pocas decisiones colectivas, frente a la debilidad de los partidos y a la confusión sobre si estos tendrán opciones presidenciales propias o se reservan a consultas que más que interpartidistas, constituyen sustituto de las elecciones internas que deberían realizar.

Los candidatos dicotómicos de los extremos ya están en la palestra y uno de ellos tiene la ventaja de estar hace días en la plaza pública, con propuestas claras de cambio.

Demasiados precandidatos compiten por firmas, avales, apoyos de congresistas, sin que sus mensajes sean convincentes en cuanto al proyecto de país que proponen. Liderazgo aglutinador para una política de centro y no centro político como opción subsidiaria y automática, podría ser la alternativa para cambiar la tendencia electoral en la región. El tiempo se agota y las posibilidades se reducen.

*Exviceprocurador General 

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