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“Es el momento de la Iglesia-pueblo de Dios”

Por:

ROCÍO E.

FONTANILLA

DAZA

 

Monseñor José Mario Bacci Trespalacios, Obispo de la Diócesis de Santa Marta, cumplió un mes de haber llegado a la ciudad de Santa Marta, con el objetivo de ejercer este importante cargo en la Iglesia samaria, y en este corto tiempo, ha tenido la oportunidad de interactuar con los sacerdotes y las comunidades parroquiales de la capital del Magdalena y también ha visitado a los municipios de Fundación y Pivijay, al igual que el corregimiento Medialuna.

 

HOY DIARIO DEL MAGDALENA dialogó con Monseñor Bacci Trespalacios de lo vivido en este primer mes de labores en la Diócesis samaria.

“Todos estos pasos dados durante este tiempo, no han hecho sino confirmar que el Señor me hizo un gran regalo con el envío a Santa Marta, porque he experimentado la alegría de la gente, una acogida espontánea; el reconocimiento, la cercanía de la gente. Ciertamente el tiempo que ha pasado sin Obispo la ciudad hizo que el pueblo de Dios sintiera la necesidad de tenerlo y al recibirlo, lo han hecho de manera calurosa y fraterna”, manifestó el alto prelado.

¿Cómo se ha sentido en el cargo de Obispo en Santa Marta?

“El nombramiento de un Obispo en la Diócesis, concreta de una manera más precisa el servicio pastoral, ya no es en un universo amplio, de movimiento en varios lugares, sino en una porción de territorio concreto y eso crea una dinámica nueva. Iniciar mi servicio como Obispo en Santa Marta con este tiempo nuevo de la iglesia, es una oportunidad para no ser más de lo mismo y no ser la repetición más de un Obispo en un modelo antiguo, sino la construcción de una nueva manera de ser en una iglesia que abre puertas y esperanzas”.

¿Cómo ha sido el acoplamiento con los sacerdotes?

“En la Diócesis hay 76 sacerdotes, entre 68 parroquias y otros lugares que no alcanzan a ser parroquias sino centros de evangelización. Los sacerdotes me han recibido con mucho entusiasmo, cercanía, empatía, alegría; de diálogo sencillo y la mayoría somos de la costa. Siento que una de las grandes sorpresas ha sido este encuentro de consolidar una relación entre ellos y el Obispo”.

¿Qué expectativas tiene Monseñor José Mario en estas tierras?

“Expectativas hay muchas y la ordenación sacerdotal cambia la vida, te pone al servicio de un clero que se asume como familia nueva de religioso, religiosas, del pueblo de Dios que pide presencia del pastor, cercanía y eso implica gran capacidad de movimiento por toda la zona de Diócesis, no solo en Santa Marta, incluyendo otros 16 municipios del Magdalena y coordinar la acción pastoral de los sacerdotes, distribuirlos en toda las zonas y tratar  de abrir las puertas de la iglesia, con una participación laical más protagónica; no es el momento de la iglesia -curas, es el momento de la iglesia-pueblo de Dios. El Papa Francisco nos ha pedido entrar en una etapa nueva que él llama: ‘El camino Sinodal’, viene de la palabra sínodo que significa caminar juntos; es decir, que la iglesia cada vez más, genere conciencia en todos sus miembros y no hay dentro de ella, distinción de categoría.

Unos son los sacerdotes, el clero, otros son los religiosos y otro, el pueblo de Dios, todos juntos en diversidad de funciones, en igualdad de dignidad somos Iglesia y tenemos responsabilidad en ella; no solo de actividad dentro de la iglesia, y que el laico entienda que el ejercicio de su vida cristiana da principalmente en el ámbito de la vida donde él desarrolla sus funciones, si es un padre de familia, universitario, docente, médico, enfermera, en fin y cada uno tome conciencia de su ser Iglesia y de su responsabilidad en el mundo para llevar la palabra de Dios y caminar todos juntos”.

¿Monseñor, se acerca el tiempo de Semana Santa, cuál es su mensaje a la comunidad?

“Los invito a prepararnos para la Semana Santa que se aproxima, en un ambiente más positivo y lleno de esperanzas. Hemos vivido todos juntos los efectos duros y devastadores, casi crueles de esta pandemia, por el luto que ha traído en las familias, por las dificultades económicas que ha creado un impacto prolongado en muchas personas, familias y de manera que al llegar la Semana Santa es una ocasión para reencontrarnos entre nosotros, y renovar nuestra fe en el Señor Jesús y encontrar en Él, fuerza y esperanza para sobreponernos en esta situación difícil que estamos viviendo y encontrar luces  y juntos construir un mejor país.

La coincidencia de la Semana Santa con el proceso electoral también puede ser de ocasión para reflexionar seriamente sobre el futuro del país, de manera que esté en manos de quienes responsablemente nos gobiernen.

Quiero de manera particular dirigir una palabra de cercanía, de compasión y de esperanza a todas las personas, donde se encuentren en sus hogares con la familia, en el lugar de trabajo y que ojalá congregados en este tiempo que se aproxima de Semana Santa podamos renovar nuestra esperanza y fe”.

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