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Esto no lo digo yo. Lo dijo recientemente Nicolás Maduro, refiriéndose a la VIII Cumbre de las Américas que se llevará a cabo en Lima el 13 y 14 de abril próximo con representantes de varios paises de este continente.
Como cualquier enamorado que le hace un juramento a su amada, » así llueva, truene o relampaguee» y si se ponía la situación dura, no salía de la casa porque se mojaba, el veneco pasándose dos dedos por los bigotes, sostiene que irá a la cumbre «con la verdad de la patria de Bolívar» reclamando que la invitación fue dada y no pueden dar el reculao del ovejo porque Venezuela es uno de los fundadores de estas reuniones. «Quien da y quita le sale la mariquita» mandó a decir por los medios.
Pero la pregunta que nos hacemos todos es ¿cómo va a llegar a Lima, si el Estado tomará todas las medidas para que no se acerque ni en foto?. Si viaja por aire, la aviación peruana no se lo va a a permitir. Pero antes en Colombia lo pueden derribar los aviones que vuelan bajito conducidos por algunos políticos. Si lo va a hacer por mar, tendrá que pasar por las costas del caribe, si es posible nadando frente a la desembocadura del Magdalena porque no le tiene miedo a los tiburones que pululan por ahí sino los caimanes de la corrupción que viven en el Corralito de Piedra o en el departamento de Córdoba ,cruzará el Canal de Panamá hacia el Pacífico y si es por tierra tendrá que pasar los LLanos Orientales, llegar al rio Amazonas y subir hasta Iquitos, ya sea en barco, lancha o cayuco en busca del suelo inca. Si lo hace por Bogotá hacia el Ecuador, tendrá que disfrazarse con peluca y todo para que nadie lo reconozca y no atreverse pasar por Neiva, porque un comandante le pude poner el ojo y echarle el cuento.
A pesar de que Maduro sostiene que «los extranjeros que nos atacan son de otro país» , Perú «tiene que apegarse a las legítimas reglas del juego» e igual que Chávez y Castro, que antes eran la vedetes de cualquier lugar, esa Cumbre no tendrá el mismo sabor sin él y se quedarán con las ganas de escuchar por todos los rincones del recinto en donde esten, su voz inconfundible diciendo, «¡hermanos bolivarianos!»
Arquitecto