HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Hace 8 años, 33 angelitos se fueron al cielo

Por 
YARTI 
HOYOS 

Los años pasan, sin embargo el dolor sigue en cada una de las familias de los 33 menores que murieron calcinados en la tragedia de Fundación. El Gobierno Nacional,  no cumplió sus promesas y dejó abandonados a los padres de las víctimas. 

Tal parece que la frase: “el tiempo no cura nada, solo nos enseña a vivir con el dolor”, ha encajado en las familias de las 33 víctimas que dejó la tragedia de Fundación. Los días, los meses y los años pasan, pero el dolor sigue intacto y el deseo de querer volver a ver a sus hijos crece con el pasar de las horas.

El mes y el día que ningún padre y madre quiere que llegue, anualmente toca las puertas de sus viviendas. En ellas, se escuchan canciones como ‘Yo te Extrañaré’ de Tercer Cielo; ‘Ahora que te vas’ de Christian Daniel, y otras melodías que llenan de sentimientos y hacen que recorran lágrimas por sus rostros al recordar los momentos vividos con sus hijos.

“Hoy me despierto con el alma hecha pedazos, hoy me despido sin querer decir adiós. Y ahora que te vas, llévate mi vida entera”, “Yo te extrañaré, tenlo por seguro; fueron tantos bellos y malos momentos que vivimos juntos”, son las estrofas que hacen retroceder el tiempo y ver el trágico accidente como si hubiese sido ayer.

Hoy, hace ocho años, cuando las manecillas del reloj marcaban la 1:10 de la tarde de aquel domingo 18 de mayo del año 2014, un viejo bus escolar donde viajaban más de medio centenar de personas,  de las cuales 50 eran niños de corta edad, se prendió en llamas por un cortocircuito y apagó el sueño de 33 menores y un adulto.

La tragedia ocurrió cuando las víctimas y los sobrevivientes se dirigían en el autobús desde la Iglesia Pentecostal de Fundación hacia sus casas después de haber participado de un culto dominical. En cercanías al barrio Altamira de esa población, por una aparente falla mecánica que generó un cortocircuito, el vehículo se incendió.

En cuestión de minutos, el fuego consumió el autobús ante la impotencia de numerosos vecinos que intentaron apagar las llamas que se llevaron las vidas, inicialmente, de 31 pequeños, mientras que 20 más quedaron heridos, dos de los cuales fallecieron recibiendo atención en un hospital de Barranquilla por la gravedad de sus heridas.

Días después de la tragedia, en las casas y vías principales del municipio se apreciaban carteles con mensajes como: «Hoy lloramos por ellos, pero mañana nos gozaremos juntos en el cielo», «Estamos de luto por nuestros niños. Se fueron de nuestras vidas, pero viven en nuestros corazones», que resumían el sentimiento que embarga a los habitantes de Fundación.

Para ese entonces, entre las irregularidades encontradas por la Fiscalía General de la Nación, se evidenció que el autobús carecía de licencia de operación desde hace dos años, el exceso de pasajeros y la maniobra imprudente del conductor, quien, al parecer, intentó solucionar un problema de encendido del motor vertiendo gasolina en el carburador, lo que puso haber desencadenado el incendio y la tragedia que enlutó a Fundación y a Colombia.

LAS VÍCTIMAS

Hoy, llenos de sentimientos, tristeza y abrazados por el dolor, los padres de los 33 niños que murieron en el accidente recuerdan cada paso y momento que vivieron juntos. Ocho años después, siguen haciendo un llamado al Gobierno Nacional ante las promesas que les hicieron días después de la tragedia.

El 18 de mayo de 2014 perdieron la vida en el accidente: Yireth Paola Molano Manjarrez, de 7 años de edad; Yerinson Rafael Terraza Quintero, de 6 años; Yelena Patricia Otero Hernández, de 13 años; Thailyn Michel Hernández Castro, de 9 años; Sherrelis Dayana Terraza Quintero, de 4 años; Selena Patricia Urbina Díaz, de 5 años; Michel Quintero Cantillo, de 8 años; Mauricio José Valle Rodríguez, de 4 años; Marina Yireth Toncel de la Hoz, de 5 años; Manuel Johan Hernández Castro, de 5 años; Luz Nais de la Cruz Fontalvo, de 12 años; Luisa Fernanda Tapias García, de 7 años; Lucelia Ibarra Ortiz, de 7 años; Lucas José Rocha Torregoza, de 5 años; Keisi Yohana Martínez Escobar, de 2 años; Kenner Enrique Fernández Fontalvo, de 7 años, y Kendry Janeth Bonett Meza, de 8 años.

También, Keiver Erazo Durango, de 8 años; Keilin Clareth Bonett Meza, de 5 años; Juan Diego Martínez Escobar, de 4 años; Jonny Fred Barón Rúa, de 5 años; Jesús Manuel Bolaños Solís, de 8 años; Eilin Fernanda García, de 6 años; Dianis Lorena Tapias, de 9 años; Desireth Johana de la Hoz Monsalve, de 10 años; Danna Paola Daza Sierra, de  11 años; Claudia Melisa Meza Molina, de 8 años; Charit Durley Barrios Rodas, de 7 años; Breiner José Rocha Torregroza, de 8 años; Bladimir José Otero Movilla, de  4 años; Belkis Jhoana Paut Gómez, de 10 años (Venezolana); Antonio Pabón Meza, de 7 años; Andrea Carolina Quintero Cantillo, de 6 años, y Rosiris Hernández Ávila, de 42 años.

LOS SOBREVIVIENTES

Se estima que fueron 24 entre niños y adolescentes que alcanzaron a salvar sus vidas el domingo 14 de mayo de 2014, luego que se incendiara el bus que los transportaba.

Los que resultaron lesionados y quedaron con cicatrices en sus cuerpos, lograron salvar sus vidas al tirarse desde el interior de la buseta, mientras que otros se bajaron antes de terminar el recorrido, porque sintieron un fuerte olor a gasolina.

Algunos de los niños con mayor edad se encargaron de auxiliar a los más pequeños. También se conoció que vecinos del lugar en donde se produjo la emergencia partieron las ventanas del bus y rescataron a algunos de los menores.

Los niños que lograron sobrevivir relatan que sus amigos gritaban y lloraban a sus mamás, en el desespero por salir, pero la mayoría de ellos quedaron atrapados en medio del fuego.

Una de las niñas que salvaba a sus amiguitos abrazó a un grupo de niños pequeños, pero no pudo salir y murieron quemados.

LOS PROCESADOS

El pastor evangélico Manuel Salvador Ibarra, quien estaba implicado en la tragedia en la que perdieron la vida 33 niños en Fundación, entre ellos su hija, y recobró su libertad en el año 2017, murió en mayo del año anterior por infecciones respiratorias asociadas al Covid-19, en una clínica privada de Barranquilla.

El religioso, quien fue el encargado de contratar del bus donde ocurrió la tragedia, permaneció por varios días internado en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), donde luchaba contra el coronavirus, pero finalmente los esfuerzos médicos no fueron suficientes para salvarle la vida.

Por el fatal hecho registrado en Fundación, permaneció recluido por más de tres años en la Cárcel Modelo, de Barranquilla, pero recobró su libertad a finales del año 2017.

Junto con Jaime Gutiérrez, el conductor del autobús, en una audiencia virtual pidieron perdón a los padres de los 33 niños que murieron calcinados.

De Gutiérrez se supo que fue recapturado en mayo de 2019 en Bogotá, tras ser condenado a 11 años de prisión por el delito de homicidio culposo. El adulto mayor estaba prófugo desde hace cinco meses, es decir, desde el mes de diciembre del año 2018.

Para el año 2019 se estableció que durante semanas le siguieron el rastro a Jaime Gutiérrez Ospina, quien se escondía en una vivienda de la localidad Engativá. Tan pronto le solicitaron su documento de identidad, la policía corroboró que registra antecedentes penales.

El hombre, para ese entonces de 59 años, era requerido por las autoridades tras ser condenado, a finales del año 2018, a pagar una pena de 10 años y 11 meses de prisión por el delito de homicidio culposo.

8 AÑOS DE ABANDONO

Hoy miércoles, ocho años de la tragedia de Fundación, Magdalena, en la que murieron 33 niños al incendiarse el bus donde viajaban, los familiares de las víctimas denuncian abandono del Estado.

Los padres de estos niños aseguran que el Gobierno Nacional les prometió capacitaciones para iniciar sus propios emprendimientos que les ayudarían a mejorar sus condiciones de vida, pero todo quedó en palabras.

«A nosotros nos prometieron una estabilidad laboral, pero nada que llega. Aquí estamos en lo mismo, esperando eso que una vez nos dijeron que nos darían», dijo Byron Pabón, padre de una de las víctimas.

Algunas familias que viven de la informalidad y del rebusque aseguran que, pese a los años, siguen esperando esas ayudas para poder sobrevivir y así emprender proyectos que vayan encaminados a prevenir casos como lo sucedido el 18 de mayo de 2014.

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