HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Francisco: cinco años de revolución

Hace cinco años, sobre las siete de la noche, en el Vaticano hubo fumata blanca. Jorge Mario Bergoglio se convirtió en el sucesor número 266 al trono de San Pedro, y pasó a liderar la vida espiritual de más de 1.229 millones de católicos en la tierra, el 17,5% de la población mundial.

Desde el 13 de marzo de 2013, el hombre carismático y espontáneo que no le tiene miedo a las cámaras sigue siendo el mismo, pero la Iglesia que ya lleva liderando media década sí ha cambiado en temas sustanciales gracias al deseo del Papa argentino por ponerse en sintonía con el mundo de hoy.

“Yo lo conocí cuando era un estudiante jesuita y fuimos compañeros. La experiencia como superior, como cardenal arzobispo de Buenos Aires y como Papa le han dado mucha autoridad y me parece notable que no haya perdido su cercanía y sencillez, ni afectó su preocupación por los pobres y los marginados” le dijo el Sacerdote Jesuita y amigo del Sumo Pontífice, Pedro Fernando Montes.

Viajar por el mundo llevando un mensaje de integración y de respeto por otras creencias religiosas y por otras formas de vivir la vida; acercar la figura papal al pueblo y centrar su atención en los pobres y desfavorecidos, han sido líneas transversales a su pontificado, con lo que se ha distanciado de sus antecesores.

Pero sus posturas progresistas frente a temas espinosos como el matrimonio entre parejas del mismo sexo, la comunión de parejas divorciadas y la conciencia medioambiental, ha despertado muchas controversias y fanatismos en su contra, como José Galat, catredrático y acádemico, quien asevera que Francisco es el falso profeta.

Además, luego de que se publicara su encíclica, Amoris Laetitia (La alegría del amor), cuatro cardenales le enviaron una carta en la que alegaban que él estaba generando un “desconcierto en muchos fieles y una gran confusión en cuestiones clave para la vida de la Iglesia”.

No obstante, este papado también ha estado marcado por el interés del Vaticano en las juventudes, así como por su carácter de hombre mediador y conciliador. Esta última faceta lo ha llevado a defender el diálogo y la reconciliación en países como Colombia, donde estuvo entre el 6 y 10 de septiembre del año pasado, y a condenar prácticas como la explotación infantil, la trata de personas, la posesión de armas nucleares, las guerras y el terrorismo yihadista.

Estas posturas, explicó a  el Sacerdote Jesuita y director del Centro de Loyola de Las Palmas de Gran Canaria (España), Javier Castillo, se deben a que el Papa ha insistido en volver al evangelio de Jesús, más allá de sentar una doctrina.

“Como Jesús, él piensa en quienes más sufren y en los pueblos que más necesitan de la Iglesia para recobrar la dignidad afectada por la violencia, la exclusión y la guerra”, señaló Castillo.

A este respecto recordó que el primer viaje apostólico que hizo en 2013 fue a Lampedusa (Mar Mediterráneo) en donde había acabado de ocurrir un naufragio enorme de migrantes que provenían de África, “y allí fue en donde él acuñó su famosa frase de la globalización de la indiferencia”, añadió.

 

Viajes

El Papa Juan Pablo II fue conocido como el “Papa peregrino”, porque durante su papado, que duró 27 años, hizo 104 visitas pastorales por fuera de Italia.

En esta media década, Francisco ha hecho 22 toures y ha visitado más de 31 países. Aunque es poco probable que supere el récord instaurado por Karol Wojtyla, ya que tendría que tener al menos veinte años más de pontificado con un promedio de cinco toures al año (le tocaría vivir hasta los 101 años), este peregrinaje ha tenido una intención clara: abrirse a todas las religiones del mundo.

“Él dice que todos los credos tienen derecho a disentir y sus viajes mandan el mensaje de la unidad. Esta es una labor magnifica del Papa”, señaló el Arzobispo de la Arquidiócesis de Manizales, Gonzalo Restrepo.

Los pobres: el centro

Habiendo escogido por nombre papal el de Francisco (por San Francisco de Asís, patrono de los pobres), el Papa marcó el tono con relación a este tema apenas supo que se convertiría en el sucesor de San Pedro.

De hecho, el mismo Francisco ha contado que durante el Conclave que lo proclamó Sumo Pontífice, el cardenal brasileño Cláudio Hummes, se encontraba a su lado y cuando se conoció la decisión, Hummes lo abrazó y le susurró unas palabras que marcarían definitivamente su ministerio: “No te olvides de los pobres”.

Y no lo ha hecho. El pasado 19 de noviembre durante la I Jornada mundial de los pobres, el Papa Francisco dijo que el amor no admitía excusas. “El que quiere amar como Jesús amó, ha de hacer suyo su ejemplo; especialmente cuando se trata de amar a los pobres”, dijo en esa y en otras miles de ocasiones en estos años de pontificado.

 

Acercando lo humano

En estos cinco años Jorge Mario Bergoglio ha acostumbrado al mundo a ver a un Papa que se sube al avión cargando su maleta. Que usa sus zapatos ortopédicos de siempre, y que anda sin mayores lujos, no lleva una cruz pectoral de oro, ni anillo, ni ornamentos elegantes cuando celebra la eucaristía, algo que, de acuerdo con el Jesuita español, era algo que el Papa quería para todos los sacerdotes de la Iglesia.

“Este es un hombre que ha roto los protocolos y ha terminado definitivamente con esa imagen de los pontífices reyes para volver a ser del pueblo. Lo dijo en la primera misa crismal de ese mismo año: él soñaba con que sus sacerdotes y obispos olieran a oveja, es decir de hombres con mucha cercanía y empatía con el pueblo”, añadió Castillo.

Hombre sencillo con intenciones de poner a la iglesia en sintonía con el Siglo XXI, Francisco, uno de los líderes más influyentes del mundo, sigue pidiéndole al catolicismo que recen por él y, como dijo en Colombia, que no se dejen robar la alegría. El Colombiano.

 

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