HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Un enfoque social de la educación superior

La formación en educación superior ofrecida en la costa caribe, no es ajena a los cambios y las exigencias que presenta el modelo educativo cambiante de los últimos tiempos y que propone un impacto más asertivo desde la aplicación del conocimiento. Por ejemplo, una preparación más allá del aula donde el pensamiento crítico y la innovación son las banderas con las que los jóvenes hoy se muestran como agentes importantes de la transformación social.

No podemos ser ajenos a los cambios en el paradigma educativo de los jóvenes colombianos como:  La educación emocional, el fomento a la creatividad en el aprendizaje,  la adaptación e implementación de nuevas tecnologías, incluso, espacios de creación del conocimiento disruptivo en un contexto postpandemia, todas ellas entendidas como retos de la educación superior en estos tiempos; pero, además, y no menos importante, el compromiso con el apoyo a las causas sociales que los ha hecho partícipes en las mesas de diálogo con el gobierno para la construcción de un mejor país.

Lincoln “la mejor forma de predecir el futuro es crearlo” y así, debemos entender las exigencias de nuestros estudiantes para pensar más en los problemas sociales que ponen a las comunidades vulnerables o con necesidades específicas en situaciones para el apoyo por diferentes agentes, entre ellos, la academia.

Hoy intentamos afianzar ese pensamiento crítico social que invita a participar de las inmersiones sociales que hacemos desde nuestra universidad en comunidades con necesidades específicas para aplicar conocimientos a las soluciones propias de su espacio y desarrollo desde la percepción de diferentes disciplinas. Así, fuera de las aulas y con alto sentido social se puede trabajar por el desarrollo de país.

Y es que crear proyectos de impacto socio ambientales o psico sociales desde la proyección social, es hacer méritos para la formación integral de nuestros educandos, como lo expresara una premisa del siervo de Dios, Padre Rafael García Herreros, que invita a que ‘nadie se quede sin servir’. Así, desde propuestas claras de colaboración con las comunidades, con trabajos desde el voluntariado o la donación de tiempos al apoyo, la capacitación o la construcción de ayudas para dichas poblaciones, es como pretendemos, en la filosofía de ayuda social, a que la educación superior ofrezca un complemento más humano a Colombia y sea un articulador de proyectos innovadores y transversales a los diferentes contextos.

En mi reflexión me encuentro con posturas severas como la de Mariano Fernández Enguita, catedrático de Sociología de la Educación y académico en la Universidad Complutense de Madrid, quien plantea: “Hoy prácticamente no hay nada en el sistema educativo que no se pueda aprender sin él…”. Esto podría generarnos otro debate, pero lo quiero referenciar porque, aunque pareciera invitar a la autodidáctica, o al “do it yourself”, no es sino una invitación a integrarse de manera vivencial en la solución de problemas sociales.

De esta forma aplicamos, mediante la interpretación de situaciones sociales, los conocimientos aprehendidos en las aulas con un alto sentido humano que caracteriza al Minuto de Dios, para hacer de nuestro enfoque social un sello real de articulación entre la academia y la realidad de país.

*Rectora de UNIMINUTO Caribe  

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