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Miguel Díaz-Canel, el sucesor de Castro

Nacido después de la revolución, este austero dirigente de 57 años, cabello entre cano y mirada penetrante, tendrá la ardua tarea de aglutinar y consolidar las conquistas de la revolución, así como de continuar la transición económica iniciada por Raúl Castro.

 

 

Miembro ejemplar del Partido Comunista, Miguel Díaz-Canel pasó tres décadas ascendiendo discretamente los escalones del poder en Cuba, hasta convertirse en garante continuador del socialismo tras 60 años de poder de los hermanos Castro.

Nacido después de la revolución, este austero dirigente de 57 años, cabello entre cano y mirada penetrante, tendrá la ardua tarea de aglutinar y consolidar las conquistas de la revolución, así como de continuar la transición económica iniciada por Raúl Castro.

Él «no es un advenedizo ni un improvisado», dijo el presidente saliente, elogiando sus tres décadas de leal servicio y «sólida firmeza ideológica» de quien podría reemplazarlo a partir del 19 de abril, si así lo decide la nueva Asamblea Nacional.

«El gobierno que estamos eligiendo hoy va a ser un gobierno que se va deber al pueblo, el pueblo va a participar en las decisiones», dijo Díaz-Canel, luego de votar para la conformación del nuevo Parlamento.

Tras ser designado número dos del Consejo de Estado en 2013, este hombre de trato accesible, escasa sonrisa y relativos dotes de orador, ganó espacio en los medios estatales y con frecuencia representa a Raúl Castro en eventos oficiales.

Resaltan su calidad de «civil», su gusto por los pantalones «jeans» y un ligero aire al actor Richard Gere. Supo darse una imagen moderna, abogando por una mayor apertura a internet y una prensa más crítica.

Se ha esmerado en evitar toda polémica, dar entrevistas y en hablar solo en actividades públicas o en el anonimato de las reuniones privadas. Padre de dos hijos de un primer matrimonio, Díaz-Canel se volvió a casar con Liz Cuesta, una académica experta en cultura cubana.

La televisión local lo mostró junto a Cuesta a la hora de la votación, una imagen conyugal poco frecuente en la dirigencia.

Sus partidarios aseguran que «sabe escuchar» e insisten en su sencillez, pero este fanático de los Beatles sabe también mostrarse inflexible, como lo demostró en un video colgado en internet por la oposición en agosto pasado.

En ese material, previene a los dirigentes del gobernante Partido Comunista (PCC, único) que la transición debe ser una oportunidad para mostrar la intransigencia del régimen hacia los «contrarrevolucionarios».

Profesor universitario a inicios de su carrera, este ingeniero electrónico oriundo de la provincia de Villa Clara (centro) devino un destacado cuadro del Partido.

En 1994 fue nombrado primer secretario del PCC en esa provincia, golpeada como el resto del país por la crisis que generó el fin del subsidio soviético. Entonces era usual verlo transitar en bicicleta entre los lugareños.

En 2003, mientras servía en la provincia de Holguín (noreste), rica en materias primas, hizo su entrada entre los 15 miembros del selecto Buró Político, paso indispensable para cualquier aspirante al poder en la isla.

Antes que él, otros dirigentes jóvenes, como el ex vicepresidente Carlos Lage, o los cancilleres Roberto Robaina y Felipe Pérez Roque, hicieron carreras más fulgurantes, pero la imprudencia los llevó a la puerta de salida, mientras Díaz-Canel transitó caminos establecidos.

En 2009, Raúl Castro, que había heredado hacía tres años el poder de su hermano enfermo Fidel, lo llamó a La Habana para confiarle el Ministerio de Educación Superior. En marzo de 2012 accedió a una de las ocho vicepresidencias del Consejo de Ministros.

Solo faltaba su presencia en el Consejo de Estado, al que entró en 2013 tras acceder directamente al puesto de primer vicepresidente, supliendo a José Ramón Machado Ventura, de 87 años y compañero de ruta de los Castro.

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