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Debate: ¿se debe eliminar o no la tasa de usura a los créditos?

En el 2017, el 79 % de los colombianos adultos tenían algún producto financiero, es decir, 27 millones de personas. De esta cifra 9,3 millones tenían una tarjeta de crédito vigente, 8 millones de personas algún tipo de crédito de consumo y 3,3 millones de adultos un microcrédito.

Es decir, que solo el 33 % de los colombianos adultos han accedido a préstamos de consumo y microcrédito del sistema financiero, de acuerdo con el reporte de inclusión de la Banca de Oportunidades, lo que significa que hay un gran número de personas que aún no entra al sistema bancario.

Una de las razones, según los representantes del sistema financiero, es que en el país opera la tasa de usura (tasa de interés máxima a la cual se puede cobrar un crédito), la cual, aseguran, impide llegar a más personas, en especial, las de escasos recursos.

Pero no todos están de acuerdo con esa posición de la banca y algunos analistas dicen que eliminar la usura dejaría a los colombianos sin herramientas de protección. Expertos plantean pros y contras.

«Hay que eliminarla»

La banca colombiana ha reiterado en diferentes espacios la necesidad de eliminar la tasa de usura, que es el interés máximo al cual se puede cobrar un préstamo. Para el caso de los créditos de consumo está en 31,02 % anual y para el microcrédito, en 55,17 %. Eso significa que lo máximo que debe pagar un deudor de microcrédito es $55.000 al año por cada $100.000 de deuda.

Asobancaria, gremio que agrupa a los bancos, argumenta que la tasa de usura limita la libre competencia, restringe la oferta de crédito y termina obligando a las entidades financieras a canalizar la mayor parte del dinero hacia sectores con menores niveles de riesgo, es decir, hacia los que tienen plata, “lo que excluye del acceso al crédito a la población informal y de bajos recursos”.

El gremio explica que en América Latina la mayoría de los países no tienen tasa de usura y han logrado avances en bancarización. Por ejemplo, en Perú se logró cuadruplicar la profundización financiera tras la eliminación de la tasa en 1991. Según el Banco Mundial, el 60 % de los países de una muestra de 152, no tiene topes para cobrar intereses.

Al respecto, el analista Daniel Niño, afirma que lo ideal sería que no existiera la tasa usura en Colombia y dejar que la competencia regule las tarifas a las cuales se cobren los préstamos.

De esta forma, quien tenga mayor riesgo (porque no tiene ingresos suficientes o porque no cuenta con historial crediticio) pagaría una mayor tasa de interés, que la persona que tiene menos riesgos.

“A una persona que tiene alta calidad crediticia los bancos le deberían prestar a una tasa baja, por decir algo 7 %, mientras que a otra con alto riesgo le podrían prestar a 50 %. Pero ¿qué pasa en Colombia? Que las personas con buena calidad crediticia terminan subsidiando a los que no por el límite que pone la usura”, asegura.

Es decir, como no pueden cobrar, por ejemplo, al 50 %, sino máximo al 31 % en créditos de consumo, pues al que podrían cobrarle 7 % tampoco lo hacen y le cobran mucho más. “Lo que uno me paga de más me permite cubrir la pérdida esperada por el crédito de mayor riesgo”. Para este analista, si el país se basara en estudios académicos, tendría que eliminar la tasa de usura. “Pero como nos movemos más por imaginarios y chismes y lo que privilegia es decir que se dejará a los bancos hacer lo que sea, es poco probable que esto suceda”.

Otros argumentan que así la banca aumente las tasas de interés para créditos de mayor riesgo, en caso de eliminar la usura, dicho préstamo sería más barato que lo que pagan muchos con el ‘gota a gota’ que puede superar el 120 % anual. Es decir, que de cada $100.000 prestados les toca pagar $120.000.

 

«Debe mantenerse»

“Eliminar la tasa de usura no garantiza que la población de escasos recursos pueda tener acceso al crédito y sí abre la puerta a que los bancos puedan cobrar mayores tasas”.

Esto piensa el consultor financiero Isaac Niño, quien argumenta que para acceder hoy a un crédito se debe pasar por un tedioso y complejo trámite, que seguiría existiendo aún si no hubiera tasa de usura.

“Los colombianos de escasos recursos acuden al ‘gota a gota’ por la necesidad inmediata de efectivo, sin trámites. Asimismo, quienes acuden a créditos informales lo hacen porque no tienen respaldo, por ejemplo, la señora que vende chontaduros puede ganar entre $30.000 y $50.000 diarios, pero no tiene cómo demostrárselo al banco, por lo tanto, la entidad no le presta”.

Agrega que si eliminan la tasa de usura, eso no cambia los requisitos que requiere un informal para acceder al crédito, entonces tampoco soluciona el tema de acceso al dinero de los más pobres. Para ello “debe cambiarse el modelo de riesgo”.

Al respecto, el asesor financiero Memphis Viveros asegura que no está de acuerdo con la eliminación de la tasa de usura, “es cierto que la banca quiere llegar a clientes más riesgosos, pero nos podrán subir la tasa a todos y el Gobierno no lo podría impedir”.

Por ejemplo, recalcó que la tasa de referencia del Banco de la República ha bajado de 8 % a 4 % en el último año, mientras las tasas para los préstamos no lo han hecho al mismo ritmo, en especial para la vivienda y consumo, “eliminar el techo permitirá más abuso”, dice.

Asimismo, destacó que los bancos pagan al ahorrador (la persona que pone su dinero en una entidad), tasas que van desde 0 % y 5 %, mientras que le cobran al usuario por un crédito hasta el 30 %, “un margen de los más altos del mundo”, insiste.

Otra voz a favor de mantener la usura es la del profesor de Finanzas de la Universidad Icesi, Guillermo Buenaventura, quien dice que no contar con un límite en las tasas de interés podría llevar a exageraciones como la ocurrida en Chile en 2011, cuando los directivos de la tarjeta de crédito Polar decidieron penalizar a algunos de sus clientes con el aumento de la tasa de interés hasta el 100 % anual.

“O lo que sucedió en 2014 en Brasil, donde refinanciar la deuda en la tarjeta de crédito llegó a costar una tasa de interés del 440 % anual, mientras los bancos cobraban 280 % anual sobre los sobregiros en las cuentas corrientes”, explica.

Agrega que aún hoy Brasil presenta tasas de interés exageradamente altas, pues un crédito personal bancario puede llegar al 72 % anual, incluso para clientes con buena capacidad de pago.

CALI (El País).

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