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Londres ve la expulsión de «espías» rusos como un giro en la relación con Moscú

Reino Unido saludó el martes las expulsiones masivas de presuntos espías rusos de una veintena de países como un «punto de inflexión» en la actitud de Occidente hacia una Rusia «temeraria», en el momento en que Moscú preparaba su respuesta.

 

Más de una veintena de países, incluidos Estados Unidos y 17 miembros de la Unión Europea, además de la OTAN y otras cuatro naciones decidieron expulsar más de 120 diplomáticos rusos, presuntos agentes encubiertos,  en el marco de una acción coordinada sin precedentes, incluso en tiempos de la Guerra Fría.

«Nunca antes tantos países se habían unido para expulsar a diplomáticos rusos», escribió el martes el ministro británico de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, en The Times. Es «un golpe del que la inteligencia rusa necesitará muchos años en recuperarse», afirmó.

 

«Creo que los acontecimientos de ayer podrían convertirse en un punto de inflexión», afirmó. «La alianza occidental tomó acciones decisivas y los socios de Reino Unido se unieron contra la ambición temeraria del Kremlin».

Estas expulsiones fueron una respuesta al envenenamiento con un agente neurotóxico del exespía doble ruso Serguéi Skripal y su hija Yulia el 4 de marzo de Salisbury, en el sur de Inglaterra. Ambos siguen en estado crítico. 

Skripal, un oficial de inteligencia militar ruso encarcelado por Moscú por pasar información sobre agentes rusos a varios países europeos, llegó a Reino Unido en 2010 gracias a un canje de espías.

 

NUEVA GUERRA FRIA

Reino Unido había ordenado anteriormente la expulsión de 23 diplomáticos rusos tras acusar del ataque a Moscú, que lo negó firmemente, señalando por su parte a los servicios de inteligencia británicos.

Le siguieron sus aliados, encabezados por Estados Unidos, que ordenó expulsar a 60 rusos, en un nuevo golpe a las relaciones entre Washington y Moscú menos de una semana después de que el presidente Donald Trump felicitase a Vladimir Putin por su reelección.

Más de 20 países se sumaron con expulsiones a menor escala, en un movimiento que el el jefe de la diplomacia rusa, Serguéi Lavrov, atribuyó el martes a la presión de Estados Unidos.

 

«Es el resultado de presiones colosales, un chantaje colosal que constituye, desgraciadamente, el arma principal de Washington en la escena internacional», afirmó Lavrov.

Rusia ya advirtió que está preparando una respuesta de represalia para los países que «se someten» sin, afirma Moscú, entender totalmente lo que está pasando.

El analista Fiodor Lukianov escribió el martes en las páginas del diario ruso Vedomosti que estas expulsiones, «particularmente destructivas para las relaciones ruso-estadounidenses», sumen las relaciones entre Moscú y Occidente en un nuevo «periodo de Guerra Fría».

 

«No es el fin de la escalada, está claro que esta se va a agravar, prevemos medidas aún más severas, sanciones económicas contra Rusia», advertía mientras el diario Izvestia denunciaba una acción «rusófoba».

 

«YA NADIE SE DEJA ENGAÑAR»

La Alianza Atlántico se sumó este martes con siete expulsiones informó el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg. «He retirado hoy la acreditación de siete personas de la misión rusa ante la OTAN» dijo.

Al anunciar sus respectivas expulsiones, los responsables occidentales dejaron claro que comparten las afirmaciones británicas de que solo el Kremlin puede estar detrás del envenenamiento de Skripal.

En su artículo en The Times, Johnson consideró que «el uso de un agente neurotóxico prohibido en suelo británico se inscribe en el marco de la tendencia más amplia de un comportamiento temerario de Vladimir Putin».

Y citó la anexión de Crimea, el apoyo ruso al régimen sirio de Bashar al Asad y sus presuntas injerencias en elecciones y consultas en otros países.

 

«El hilo conductor es la voluntad de Putin de desafiar las reglas esenciales de las que depende la seguridad de cada país», escribió.

Y fustigando las numerosas tesis que ha avanzado Moscú para explicar el envenenamiento, el jefe de la diplomacia británica respondió: «Hubo un tiempo en que esta táctica de sembrar la duda podía mostrarse eficaz, pero ya nadie se deja engañar».

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