HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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¿Somos de extrema derecha?

Alguien desprevenido que no conozca a Colombia pero que si sepa lo que el expresidente Uribe representa, llegaría fácilmente a esa conclusión con los resultados de las encuestas presidenciales más recientes. Para nadie es un secreto que, sin negar las cualidades de Iván Duque, el que va a manejar este país es Uribe, señor y dueño del Centro Democrático cuyos principios ya conocemos. Su prioridad es la seguridad en toda su amplia dimensión lo cual, quiérase o no, le pondrá una talanquera a la paz. Un odio total a las Farc, lo que hará de la reconciliación, pieza fundamental del posconflicto, una tarea postergada.

Además, una prueba para un economista serio como es Iván Duque, será el populismo en la política pública, que ya utilizó Uribe en sus gobiernos. Ampliar el régimen subsidiado en salud, sin hacer cuentas, explica parte del gran déficit financiero que tiene el sistema actualmente. Tampoco se le pueden olvidar al país los falsos positivos que aun la justicia no le logra responder a las madres de las víctimas, las chuzadas, los buenos muchachos que terminaron en la cárcel después de haber ejercido cargos públicos importantes.

Como es imposible creer que la memoria de los colombianos es tan corta y que se ha quedado solo las cosas positivas de los dos gobiernos de Uribe, porque las hubo, la pregunta es si siempre la extrema derecha ha tenido esta poca fuerza electoral. Cuando el Partido Liberal vivía sus épocas gloriosas y tenía en su dirección personajes que hicieron historia, este partido definitivamente no era de derecha y esa tendencia la representaba claramente el Partido Conservador. Claro que los seguidores de la izquierda han existido siempre, pero nunca han llegado al poder o han sido vilmente exterminados como sucedió con la Unión Patriótica, en uno de los episodios más vergonzosos de la historia política de Colombia. Entonces qué ha cambiado para que ahora resulte que los colombianos somos de extrema derecha, es la pregunta del millón.

Cada día es más fácil confirmar lo que no es la sociedad colombiana, es decir una sociedad que no se acerca a ser de izquierda ni siquiera moderada, al menos entre los que son conscientes de lo que significa el voto. Ese pánico, además con el ejemplo en Venezuela y otros países latinoamericanos, lo supo entender el político más hábil de las últimas décadas en Colombia, Álvaro Uribe Vélez. Y su utilización magistral inculcó tales miedos en los ciudadanos que resolvieron moverse a la extrema derecha de pánico al surgimiento de la izquierda. Conclusión, los colombianos están reaccionando perfectamente a lo calculado por el jefe del Centro Democrático: apoyar la extrema derecha por terror a lo que consideran la extrema izquierda.

A todo lo anterior, se le debe agregar la debilidad del centro político: pésimos jefes que se han beneficiado de la indiferencia de gran parte de la población; el peso del liberalismo económico ejercido por ellos, bajo banderas de centro izquierda, pero con principios de derecha como la supremacía del mercado, la mayor importancia del capital y todo lo que ha implicado el neoliberalismo. Además, unos candidatos presidenciales que en vez de reforzar el centro buscaron elementos de izquierda, cometiendo así el error de su vida. Tanto Fajardo como De la Calle, terminaron desdibujando aún más el centro.

En conclusión, los resultados de las recientes encuestas solo demuestran que la mayoría del país no es de izquierda. El éxito de la derecha, que es una realidad innegable, obedece en una proporción alta pero no definida aun claramente, al pavor que le produce la izquierda a una mayoría de colombianos, pero también a una debilidad muy grande del centro ideológico. Sin ideología definida; con altos niveles de corrupción, nepotismo y otros males y desvinculado de las bases. Por consiguiente, afirmar que los colombianos somos de extrema derecha es un profundo error.

*ExMinistra de Estado

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