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Gobierno y Eln reiniciaron negociaciones

Tanto el Gobierno como el ELN han manifestado abiertamente la voluntad de avanzar lo más rápido posible en el quinto ciclo de negociaciones. Incluso, esta fase será más larga que las cuatro anteriores, para abordar el mayor número de temas posibles antes de que finalice el Gobierno. Un nuevo pacto de cese al fuego y la participación de la sociedad son los principales objetivos de esta etapa.

 

Tras iniciar la evaluación del cese al fuego bilateral entre el Gobierno Nacional y la guerrilla del ELN este lunes en Quito (Ecuador), continúa la incertidumbre por saber si la mesa de negociación logrará avanzar los suficiente como para firmar un acuerdo de paz antes de que termine el mandato de Juan Manuel Santos o, al menos, consolidar una agenda clara y robusta que ‘obligue’ al próximo gobierno a continuar con el proceso.

Tanto el Gobierno como el ELN han manifestado abiertamente la voluntad de avanzar lo más rápido posible en el quinto ciclo de negociaciones. Incluso, esta fase será más larga que las cuatro anteriores, para abordar el mayor número de temas posibles antes de que finalice el Gobierno. Un nuevo pacto de cese al fuego y la participación de la sociedad son los principales objetivos de esta etapa.

Ambas partes son conscientes que con la llegada de un nuevo gobierno los avances del proceso se puedan frenar. El mismo presidente Santos, en varias ocasiones, ha dicho que espera que su sucesor construya sobre lo construido. Aunque Pablo Beltrán, jefe del equipo negociador del ELN, durante la instalación del quinto ciclo de negociaciones fue más directo y afirmó que aspiran a que “cualquiera que sea el presidente que salga elegido el 27 de mayo reciba de la mesa unos avances que lo lleven a decidir que lo mejor es darle continuidad al diálogo».

El experto en política Alejo Vargas dice que por ahora es fundamental que se pacte el nuevo cese al fuego bilateral entre las partes, pero que no es suficiente, porque lo más importante es avanzar en el primer punto de la agenda de negociación, que es la participación  de la ciudadanía en el proceso. “El año pasado se hicieron audiencias en Bogotá y Tocancipá sobre cómo debía ser el esquema de participación con algunos sectores de la sociedad civil. Con esos insumos tienen cómo definir la mesa rápido”, añadió.

Según Vargas, el hecho de que se empiecen a integrar los sectores sociales en la mesa de negociación, como está contemplado, le daría elementos sólidos al próximo gobierno para continuar con la negociación de paz con esta guerrilla. 

 “Un nuevo Gobierno puede decir esto no me sirve y listo, pero si ve que las cosas están avanzando, va a decir esto me sirve. Ningún Gobierno, si ve avances rigurosos, tiraría a la caneca un problema de violencia que desde hace años afecta al país.  Pero si no le ve futuro, ninguno lo continuaría”, añade.

Para Ariel Ávila, subdirector de la Fundación Paz y Reconciliación, el cese al fuego que se empezó a evaluar este lunes tiene tres alternativas: que se prorrogue el anterior, que se le hagan pequeños ajustes ‘ideológicos’ al antiguo cese o que se haga uno nuevo robustecido. “Debido a las exigencias que han hecho ambas partes, lo más probable es que se haga uno robustecido, que tardaría bastante en definirse, precisamente porque tanto el ELN como el Gobierno han hecho un montón de exigencias”, agregó.

Ávila señala que lo que buscan las partes es un cese al fuego indefinido para que el otro gobierno continúe con la negociación. “Eso va a depender de la metodología que utilicen para definir cómo va a ser ese cese. Aunque siempre va a ser una decisión política en la que cualquiera de las partes puede decidir si continúa o no en el proceso”.

El experto en política Mauricio Jaramillo, opina que en este punto es muy difícil blindar las negociaciones para que el próximo gobierno continúe los diálogos. “Cualquier estrategia que se haga ahora será a corto plazo y por esa misma razón puede ser rebatida por el próximo mandatario. Además, por la experiencia de lo que pasó con los acuerdos de La Habana, quien llegue de mandatario evitará cometer los mismos errores”, añade.

 “Casi todos los candidatos han hablado de que están a favor de la paz, pero han sido muy duros en favorecerlos con concesiones. Es poco probable que lo hagan, por eso, lo que deben hacer tanto el ELN como el actual Gobierno es avanzar en un principio de acuerdo que fije un mecanismo de monitoreo del cese al fuego y que le brinde un margen de acción al derecho internacional humanitario. Sin embargo, creo que el tiempo para hacer un compromiso que blinde los acuerdos frente a un próximo mandato ya pasó”, dice Jaramillo. 

Para el experto, llegar a un cese al fuego no es garantía de nada en estos momentos, porque este es un aspecto que tiene que ver con la forma y no con el fondo de la negociación. “Un cese al fuego siempre es susceptible de ser renovado. Puede comprometer al próximo gobierno solo en unos meses, quizá un año, pero no más allá de eso. Lo que podría lograr este compromiso sería el avance en la agenda, pero ya no es posible. Sería ideal que el próximo presidente continuara con el proceso, pero algunos candidatos no se quieren arriesgar a cometer los errores del proceso con las FARC”.

Vicente Torrijos, analista de temas relacionados con paz, afirma que lo más probable, como dijeron los demás expertos, es que ambas partes firmen un nuevo cese al fuego bilateral indefinido con el fin de presionar al otro gobierno para que continúe con las negociaciones.

 “El Gobierno y el ELN van a firmar un cese pese a los exabruptos y a las conductas violentas de este grupo armado, porque Santos ha puesto todo su capital político en lograr la firma de los acuerdos con  las FARC y con el ELN. Por esta razón quieren presionar al próximo gobierno, porque el presidente aspira darle continuidad al proceso y alcanzar el máximo logro de su mandato”, dice Torrijos.

El experto señala que si se cumplen las predicciones de las encuestas y el Centro Democrático con Iván Duque a la cabeza llega a ocupar la Casa de Nariño, el nuevo Gobierno no aceptará este tipo de presiones y congelaría los acuerdos para exigir pruebas de cumplimiento en el cese de hostilidades y posteriormente seguir con los diálogos.

“No habría continuidad, sino una suspensión tajante con el fin de que esta organización armada demuestre que efectivamente están en capacidad de respetar tanto un cese la fuego como un pacto con el gobierno, porque esa ha sido su crítica al proceso de paz que se realizó con las FARC”, añadió.

Se espera que en los próximos días las delegaciones de paz del ELN y el Gobierno entreguen los avances que han tenido en la negociación del nuevo cese al fuego bilateral como en la consolidación de la metodología de participación de la sociedad civil.

 BOGOTÁ COLPRENSA

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