HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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La corrupción sigue contante y sonante  

La prestigiosa firma Transparencia Internacional, que mide la corrupción en los países del mundo, acaba de rendir su informe en donde lamentablemente a Colombia le va bastante mal.

Según esa calificación, en donde establece un parámetro de 1 a 100, siendo 100 el óptimo, nuestro país obtiene apenas un puntaje de 39, muy por debajo de la media, donde a juicio de esa organización, se observan serios problemas de corrupción, que implican sobornos, despilfarro de recursos, contratación indebida, mala utilización de los cargos y carencia de objetivos de competencia, así como nepotismo, y desde luego, muchas más conductas indebidas y delictuosas, que agobian a buena parte de las dependencias públicas en todos los niveles de la administración.

Ya la Contraloría General de la Nación nos había informado que, en el país, se están desviando en actividades de corrupción cerca de 50 billones en el año, es decir, más de dos reformas tributarias.

Estos indicadores nos señalan que, a pesar de haber permanecido el país durante varios años en esos niveles, no ha sido posible diseñar instrumentos eficaces para perseguir la corrupción, sobre todo cuando podemos observar en el mismo análisis que varios países han podido ganar puntos en esta medición, lo que significa que el esfuerzo por superar el grave problema ha dado resultados.

Cuando se hacen encuestas de percepción ciudadana en Colombia, siempre nos encontramos con que los encuestados señalan como una de las primeras preocupaciones, el escenario de corrupción que vive el país. Fuera de eso, los escándalos que se suscitan resultan ser pan de cada día en todos los medios de comunicación, con señalamientos que dan grima y que comprometen todas las esferas posibles.

A esto se suma, que la administración de justicia no está en capacidad de actuar con diligencia y prontitud, lo que hace que los delincuentes se arropen en largos periodos de investigación, mientras desaparecen pruebas, se mueren los testigos, o simplemente se desaparecen los expedientes, cuando también ocurre que con frecuencia llegan a la etapa de preclusión por vencimiento de términos.

Este doloroso y cruel panorama, requiere de un programa especialísimo y urgente, para que se puedan detener esas dramáticas cifras que desangran los presupuestos y colocan a los colombianos ante el panorama de las frustraciones, al ver que se pagan cumplidamente los impuestos, que se aceptan los reajustes cada año, pero que no se detienen la robadera y el despilfarro, lo que hace que ese sentimiento de impotencia nos asista desesperadamente.

Llama también la atención en el informe a que hemos referido, que el renglón más afectado resulta ser el de defensa y seguridad, pues sabemos que a esos frentes se dedican enormes sumas que es necesario vigilar con extremado celo.

*Abogado

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