HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Café amargo 

Cuando el nuevo gerente de la Federación de Cafeteros se posesione (luego que el anterior gerente, Dr. Roberto Vélez, debió dejar el cargo a raíz de que el presidente Petro solicitó inesperadamente su remoción) tendrá que afrontar una situación que no se veía en los últimos años: una fuerte baja en las cotizaciones internacionales del grano.

El café fue el único sector que pasó indemne los estragos de la pandemia. Siempre hubo precios buenos y producciones altas. Mientras otras actividades económicas se debatían entre el confinamiento de sus clientes y las restricciones económicas, la caficultura pudo mostrar excelentes indicadores de precios y abundantes cosechas a lo largo de los últimos años.

Los precios internacionales estuvieron al alza debido principalmente al comportamiento climático en el Brasil, donde hubo por aquella época sequias y heladas que mermaron la oferta del principal productor de grano en el mundo. Las cosas están comenzando a cambiar, sin embargo. Para este año se espera -con una climatología brasileña normalizada- una cosecha que fluctuará entre 60 y 62 millones de sacos (el 50% del consumo mundial); al mismo tiempo que las exportaciones del Vietnam están alcanzando niveles no vistos en mucho tiempo.

Los mercados internacionales están empezado a registrar estos cambios. Las cotizaciones del café colombiano comienzan a perder el vigor que mantuvieron durante los años de pandemia. Y esta tendencia bajista se acentuará en la medida que empiece a salir la gigantesca cosecha brasileña que se espera.

Nuevos y difíciles tiempos le esperan pues a la caficultura colombiana. La cosecha misma, afectada por el mal tiempo que ha prevalecido en el país, empieza a resentirse; los altos costos de producción se mantienen para insumos claves como los abonos; la mano de obra sigue costosa; y el consumo doméstico continúa débil luego del tremendo incremento que han tenido los precios domésticos por la inflación en el último año.

Durante el gobierno del presidente Duque se creó un fondo de sustentación del grano que tiene buenos propósitos, pero muy pocos ingresos. Es decir, su capacidad de sustentación es y seguirá siendo mínima. Las cooperativas continúan debilitadas por la mala fortuna que corrieron con los contratos de compra a futuros que fueron incumplidos por no pocos cafeteros. Y, en general, la dirigencia cafetera quedó desconcertada por el brusco -y para muchos injustificado- descabezamiento que sufrió su gerente a manos del presidente Petro, a pesar de que la Federación de Cafeteros no es una dependencia de la Casa de Nariño. Quizás el único factor positivo que se observa en el horizonte cafetero es la tasa de cambio favorable que viene marcando la devaluación del peso.

El 2023, que será el primer año del nuevo gerente, será pues un tiempo de bajos precios externos del grano; de apretarse el cinturón; de producción golpeada por el invierno; y de malestar entre la dirigencia cafetera. Esta última tendrá que recordarle al gobierno con más firmeza de la que ha utilizado hasta el momento, que todo lo que se decida en materias cafeteras tiene que ser el fruto de la concertación entre el gremio y el gobierno, puesto que el fondo nacional del café es el fruto de una parafiscalidad que pagan los caficultores. Y cuyo producido está afecto única y exclusivamente al bienestar de la familia cafetera colombiana conformada por 550.000 productores.

Se ha cumplido inexorablemente con la regla de hierro de todos los productos básicos: todo lo que sube, baja. Entramos en los años de vacas flacas.

*Exministro de Estado 

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más