HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Chavistas y amigos de Maduro se robaron 3 mil millones de dólares 

Estados Unidos tiene en la mira la ruta del dinero. Se cree que lo trajeron a Colombia para las pasadas elecciones. 

Aunque el saqueo a la estatal de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) no es nueva, ya que en las dos últimas décadas se abierto más de un centenar de investigaciones, el más reciente sería no sólo el más escandaloso -por su monto- sino porque forzó al régimen madurista a plantarle cara, generando de paso fisuras internas.

Con la diatriba de “mi gobierno ha asumido una posición vertical, frontal y absoluta en la lucha contra la corrupción» y omitiendo referencia alguna al defenestrado ministro de Petróleo, el poderoso dirigente Tareck El Aissami, a quien alcanzaría la investigación por el desvío de al menos USD 3.000 millones provenientes de la venta de crudo, el presidente Nicolás Maduro anunció una reestructuración en la estatal petrolera.

Desde su fundación y por 27 años, Pdvsa fue modelo de empresa pública. Funcionaba con la eficiencia de una privada y gracias a la meritocracia contó con un equipo altamente calificado que, aunado a las buenas prácticas, así como al ‘boom’ en el precio la convirtieron en una gran trasnacional del petróleo.

Amén de sus vastas riquezas y para tener una dimensión de la situación, en 1998 la producción era de 3,2 millones de barriles diarios (cotizado a USD 18 barril). Hoy la misma es menos de la cuarta parte, es decir, 732 mil barriles diarios, a corte del pasado febrero y eso que tuvo un ligero repunte respecto a los guarismos de cierre de año.

Si bien la llegada del chavismo al poder en 1999 no modificó el esquema de la petrolera estatal, cuatro años después, hizo un ‘revolucionario’ y profundo cambio en la empresa. En el marco de su política progresista se fue lanza en ristre contra los sueldos de directivos y aprovechando un paro del sector, despidió a más de 18 mil trabajadores -entre ellos la plana mayor, a quienes calificó de privilegiados- para designar a ‘personal de confianza’.

Desde ese momento, la ‘gallinita de los huevos de oro’ del gobierno venezolano se convirtió en botín político y caja menor, primero del fallecido Hugo Chávez y luego de su sucesor, Nicolás Maduro. Ambos optaron, en aras ‘de la transparencia’, designar en más de una ocasión a militares al mando de Pdvsa, así como a pesos pesados y ‘respetables’ personajes del chavismo.

Así desde el hoy prófugo Rafael Ramírez, uno de los hombres de confianza de Chávez que por una década manejó Pdvsa, al recientemente renunciado Tareck El Aissami, otro poderoso de la militancia política roja, la empresa se convirtió en fortín burocrático y pozo profundo de corrupción.

El fiscal Tarek William Saab, otro incondicional del chavismo, dijo recientemente que desde 2017 han investigado 27 «tramas de corrupción» en Pdvsa con un saldo de más de 200 detenidos, entre estos altos gerentes de la industria. Varias de ellas apuntan a Ramírez, acusado de malversar fondos tanto durante su gestión simultánea como ministro de Petróleo y presidente de la petrolera (2002-2014).

El gobierno Maduro aduce que han fracasado en el intento de que Italia extradite al exfuncionario, pero el rumor es que no han hecho ese trámite porque les conviene tener lejos y en silencio a Ramírez.

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