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En Aracataca conmemoran 20 años de la incursión guerrillera

En el año 2003 las entonces Farc emboscaron a un pelotón del Ejército Nacional y acabaron con la vida de 11 soldados.  

El miércoles 24 marzo de 2003 a las 05:30 de la mañana un componente del Ejército Nacional, engañados por el aviso de un falso secuestro masivo, cayó en las manos del Frente 19 de las entonces Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC).

Los alzados en armas esperaron que pasaran los uniformados y en la trocha La Vuelta del Torito, subida a la Sierra Nevada de Santa Marta, a tres kilómetros del casco urbano de Aracataca, fueron atacados con la activación de un campo minado. El saldo del ataque fue once muertos y ocho heridos, todos miembros de la fuerza pública.

Veinte años después, este acontecimiento no se borra de la historia de la Primera División del Ejército, ni mucho menos de los familiares de los fallecidos, por eso ayer se reunieron en el sitio de la tragedia para recordar el nombre y el rango de cada uno de los caídos en la incursión guerrillera.

Marlene Insignares, madre del soldado profesional del ‘Plan Meteoro’, Jorge Yepes, recuerda cómo su hijo murió cumpliendo el deber con la Patria, honrando la palabra empeñada en el juramento a la bandera. Aún no comprende cómo este contingente se adentró al monte cuando su labor era a orillas de la carretera. Lo cataloga como un verdadero héroe.

“Él iba en su convoy, cuando ve que atacan a los que iban primero él se tiró, al caer activó la otra explosión, donde murieron sus compañeros. Yo siempre le insistí que se retirara, que ya estaba bueno, que por favor se dedicara a otro oficio, pero siempre me decía que él se sentía bien. Él tenía 13 años de servicio y siempre lo noté decido, pero las FARC acabaron con la vida de él y la de su familia. En la forma como él murió, jamás se podrá sentir tranquilo. A esa guerrilla no me siento competente para perdonar, porque el daño que nos hicieron fue muy grande. Él no merecía morir así”, expresó Marlene.

En este episodio también fallecieron: Elías Rivera, de Soledad (Atlántico), subintendente; el cabo primero Jordán Ibarguen, de Jumbo (Valle); y los soldados profesionales, Arbelio Torres, de San Pedro (Sucre); William Vergara, de Turbo (Antioquia); Remberto Coronado, de Cucasia (Antioquia); Fernando Madrid, de Necoclí (Antioquia); Jesús Zambrano, de Bucaramanga; Abel Bermúdez, de Ciénaga (Magdalena); Luis Guillermo Bonilla, de Santa Marta; Jorge Yepes, de Barranquilla, y Gustavo Flórez, de Codazzi (Cesar).

El teniente coronel Ivor José González, comandante del Batallón de Entrenamiento y Reentrenamiento número dos del Ejército, asistió a los actos religiosos y conmemorativos de esta masacre, señaló que dos décadas después todavía duele el vil ataque guerrillero.

“Cuando un soldado pierde la vida, pierde toda Colombia porque por nuestra labor nos desprendemos de nuestras familias para servirle a la nación y lo hacemos sabiendo que eso puede conllevar a la pérdida de nuestra integridad. A los que murieron hacen 20 años no los vamos a olvidar. Los militares pagaron el precio más alto de este conflicto”, dijo el oficial.

González agregó que, estar en el mismo sitio donde sucedió la emboscada, les hace sentir orgulloso de ser los continuadores de las labores que el Ejército ha realizado en esta zona. “Así como nuestros compañeros estuvieron aquí para defender el territorio, nosotros seguimos pendientes de los habitantes de este municipio. Queremos que sepan que cuentan con los soldados de este componente de día y de noche, como así ha sido durante los dos últimos siglos”, concluyó.

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