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Narcos de México vienen a comprar en Colombia: Mindefensa

El gran reto del ministerio de Defensa, en cabeza de Luis Carlos Villegas, es apagar el incendio que han generado las disidencias de las FARC en el país y cuyo accionar ha afectado las fronteras con otros países como Ecuador.

Además, el asunto del aumento de las plantaciones de hoja de coca, los desplazamientos por la ola de violencia y los homicidios, hechos que generan una sensación de inseguridad en las comunidades que lo padecen.

En entrevista Villegas dijo que el ELN no se ha fortalecido, pero opera desde Venezuela, que en el negocio del narcotráfico sí están los carteles mexicanos y manifiesta su preocupación por el incremento de los homicidios y desplazamientos en Antioquia.

¿Se ha convertido el ELN en el dolor de cabeza luego del acuerdo con las FARC?
“La delincuencia del ELN es más visible sin las FARC. No es que esté apareciendo como una amenaza que crece. Se ven más, pero están en menos zonas, a pesar de que la leyenda es que ellos, y otras organizaciones como el Clan del Golfo, ocupan las zonas de donde se fueron las FARC. Pero las cifras dicen otra cosa: los señores del Clan del Golfo pasaron de 4.400 miembros a un poco más de mil. ¿Qué organización que pierde tres mil de sus hombres puede llamarse en crecimiento? Segundo: El ELN tiene hoy 1.500 efectivos, una porción muy importante en Venezuela, no está creciendo y su capacidad terrorista se ha podido neutralizar. Entonces, hoy tenemos unas organizaciones amenazadas por la Fuerza Pública y tienen que moverse, porque tienen que huir, incluso a Venezuela. El ELN no es una excepción. Los combates que hay entre bandas de todos los pelambres en el Bajo Cauca también tienen esa explicación”.

Ustedes anuncian constantes neutralizaciones contra el ELN, pero la cifra se mantiene entre 1.500 y 2.000 hombres. ¿Se trata de un constante reclutamiento o efectivamente miembros de las Farc se sumaron a esta organización?
“Ellos tienen mucha gente en Venezuela, no sabemos cuántos son, pero sí enfrentamos un fenómeno de tránsito en la frontera e incluso ataques desde allá. Sobre la vinculación de miembros de las Farc no está comprobado que se dé masivamente. Hemos visto casos en Cauca, Nariño y Catatumbo, pero son aislados”.

¿Usted está formalizando la denuncia de que hay miembros del ELN en Venezuela?
“No es una novedad. Lo he dicho públicamente y se lo he dicho al ministro de Defensa de ese país (Vladimir Padrino López). Después del cese el fuego bilateral, hubo una característica que me preocupó y es que se planeaba y operaba desde ese país para hacer actos terroristas en Colombia. Allí hay una presencia que nos hace daño. Los puntos críticos son la frontera con Arauca y Norte de Santander”.

¿Se ha seguido un conducto diplomático para reclamar por esa presencia?
“Ya lo hice. Espero que hayan tomado medidas porque Venezuela es facilitador en la negociación. Para tener ese carácter debe garantizar que, desde su territorio, el movimiento al cual está facilitando la negociación, no haga actos contra el Estado colombiano”.

En Antioquia se habla del fortalecimiento de la cuadrilla Carlos Alirio Buitrago. ¿Qué información tienen?
“El ELN tiene la presión de la Fuerza Pública en el país. Es muy difícil que un grupo como ellos y más una compañía como la Buitrago, pueda crecer así con plena libertad. Si uno pone en el mapa de Colombia las operaciones que están en curso, prácticamente no hay un sólo territorio donde no esté la Fuerza Pública, salvo la selva profunda amazónica donde no hay presencia, no está siquiera habitada”.

Pero hay preocupación: en Antioquia crecieron los homicidios, masacres y desplazamientos, eso no sucedía hace muchos años…
“Tengo una inmensa preocupación porque la violencia en Antioquia tiene un repunte, 154 homicidios más en lo que va de este año, comparado con el anterior. Especialmente en las zonas rurales donde aumentó el 70 %. Las operaciones que estamos haciendo en todo el país no son para desplazar el crimen, son para acabarlo. Por eso, la operación Agamenón será exitosa en la medida en que no solo desplaza los delitos, sino que los acaba. Y ha sido exitosa en desmantelar el Clan del Golfo, ahora tiene que serlo en evitar que ese movimiento del Clan hacia el oriente genere migración de la delincuencia. Por eso estoy acá, vengo a reiterar a las unidades del Ejército y la Policía que vamos a acabar con esa criminalidad. Es la comunidad la que está sufriendo con lo enfrentamientos. La Fuerza Pública entra precisamente para evitar que el sufrimiento derivado de esos combates llegue a la comunidad”.

Hablamos de la frontera con Venezuela, Ecuador y Panamá. ¿Seguimos siendo exportadores de delincuencia a los países vecinos?
“Eso hay que ponerlo en la perspectiva del grado de cooperación que tenemos en grado A con la mayoría de nuestros vecinos. Tenemos un problema con Venezuela, en especial con el tema del Eln. En el caso de Panamá, incluso compartimos una base militar, la de El Limón. Con Ecuador la colaboración es inmensa, como lo hemos hecho con el caso del secuestro de los tres periodistas. Con Perú el apoyo es diario. Ahora apareció Brasil en esa cooperación que no era la más abundante. Salvo Venezuela, yo diría que el vecindario funciona bastante bien”.

¿Cómo va el tema de los tres periodistas y qué ha pasado con “Guacho”, quien parece hacer fiestas en esa zona (frontera con Ecuador) que es una ruta de tráfico de drogas?
“Uno no puede imaginarse que ‘Guacho’ está en un paisaje verde, con césped cortadito, lleno de flores. Esa es la selva tropical, una geografía imposible. Ahí es donde estamos haciendo operaciones coordinadas. Hablé con el ministro (De Defensa) Patricio Zambrano para decirle que estamos listos para ayudar a resolver ese tema que ha causado impacto en Ecuador. Ellos no tienen esa historia de violencia ni de secuestros y por eso estamos interesados en ayudarles a superar este evento que nos preocupa mucho”.

El tema de “Guacho” plantea una vieja preocupación: cuándo la desmovilización de los paramilitares aseguraron que no iba a haber rearme y ahí están las bandas criminales. ¿Está sucediendo lo mismo con las disidencias de las FARC?
“Cuando entró la Fuerza Pública, a principios de 2017 a la línea fronteriza con Ecuador a erradicar, había matas de coca de 5 o 6 metros, es decir, hace 25 años que no iba el Estado, o tal vez, nunca había ido. Se lo digo porque ‘Guacho’ no es una aparición de hace tres meses. Él, que hacía ese oficio de manejar rutas del narcotráfico en esa zona, es un ciudadano ecuatoriano y conoce muy bien el otro lado, pero tenga la seguridad, él cae. Cayó ‘Cachi’ que era su jefe. Hay una operación que tiene muchos recursos, más de nueve mil efectivos de fuerza militar. De manera que caerá”.

Son diferentes organizaciones, pero el tema de fondo es el narcotráfico. Ahí los resultados no son buenos: aumentan las hectáreas de cultivos y parece que las cifras no van a mejorar…
“No lo sé todavía, no ha habido números disponibles. Lo que sí sé es el gran esfuerzo que se ha hecho. El año pasado se erradicaron 53 mil hectáreas de manera forzosa. La meta era 50 y al principio decían que no seríamos capaces. Este año la meta es 70 mil y vamos en 8 mil. Vamos a cumplir esa meta. Eso quiere decir que entre 2017 y 2018 vamos a erradicar 123 mil hectáreas. No sé si la medición alcanza a absorber las cifras de erradicación y de sustitución. Hay algo importante que no sé porqué los analistas pasan por alto: acordamos con EE. UU. un plan a cinco años de cooperación en mantenimiento de nuestra política de erradicación, sustitución y cooperación internacional. Son 400 millones de dólares por año que van a seguir fluyendo. Es un presupuesto asegurado hasta 2023”.

La demanda está y sigue saliendo coca…
“Por eso hemos hecho un gran esfuerzo en interdicción. El año pasado fueron 432 toneladas de cocaína, sin sumar lo que se incautó por información nuestra en Panamá y Ecuador para no meternos con Centroamérica y México. Si lo que dicen es que nuestra producción potencial es de 700 toneladas, quiere decir que el neto que se fue a los mercados es de 150 toneladas. Bastante menos que en 2016”.

Los resultados son buenos, pero no se puede desestimar el crecimiento de hectáreas. Da la impresión de que hay mares de coca…
“Ese es el periodista que no tiene en cuenta que en la mitad hay Fuerza Pública haciendo oficios muy duros. Se olvida usted de las 60 mil hectáreas que ya se han erradicado por vía forzosa, de las 20 vía voluntaria, de las 432 toneladas del año pasado y de las 75 de este. Es que cualquier a organización que le dejen de entrar 300 millones de dólares en tres meses, el desmantelamiento que eso significa. Eso ha sucedido con el Clan del Golfo. Tenemos sistemas de erradicación muy eficientes. La fumigación manual ha salido muy exitosa, inclusive ahora se puede hacer de manera mecanizada. Ya pasamos de 200 toneladas diarias, eso es una finca muy grande. ¿Qué quiero decir con eso? Contra toda percepción, contra todo juicio: Colombia va bien en su lucha contra el narcotráfico. La iniciativa de Antioquia sin coca es posible, tiene el apoyo internacional, tiene recursos locales. Soñar que Tumaco esté sin coca, es posible. Más difícil sí, Catatumbo, allá vamos a entrar. ¿Cuál es la prioridad? Grandes cultivos como Nariño y Putumayo y aquellos más pequeños que no se acojan o que incumplan acuerdos de sustitución.

En el negocio del narcotráfico están los carteles mexicanos con la violencia que se les reconoce…
“Es que el último eslabón, que es el que produce la plata, ya no es colombiano. Entonces usted tiene unas hectáreas mayores de coca, pero el ingreso no es proporcional. Pablo Escobar estaba integrado: Londres-Medellín-Caucasia. Los Rodríguez estaban Australia-Buenaventura-Cali. Ahora no, una tonelada de coca en la frontera con Panamá vale un millón y medio de dólares. En Nueva York vale 30 millones, 20 veces más. En ese eslabón no entra Colombia. Es mexicano, es brasileño, es gringo, es canadiense, es europeo. Por eso el efecto criminal no ha sido proporcional al crecimiento de los cultivos. El precio de la droga no funciona con el modelo de oferta y demanda, el valor lo fija es la capacidad de pago del adicto, al adicto le siguen cobrando lo que sea capaz de pagar. Así funciona el negocio. Por eso, los dueños del máximo ingreso (venta de la droga producida) han venido a hacer sus pedidos a Nariño. Un ejemplo es el cargamento de coca que se cogió en Santa Marta, de más de dos toneladas, era del cartel de Sinaloa. Los grandes del negocio han mandado sus compradores de cocaína y los precios que se aplican a los adictos en los mercados de los países desarrollados”.

¿Y el mercado en el país?
“Me preocupa la conversión de ciertas zonas de Colombia en consumidores. Es curioso ver cómo cerca a los cultivos ilícitos crece la adicción a las drogas. No necesariamente es un crecimiento urbano, sino en donde más influencia hay de las organizaciones criminales, más adictos en la ruralidad. Esa me preocupa más”.

 

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