Con cabeza fría

A un mes largo del pasado debate al Congreso de la República (Senado y Cámara de Representantes), y a algo más de un mes para el debate presidencial, debemos estar conscientes sobre que vamos a hacer como  ciudadanos en ejercicio, lo que conscientemente debemos hacer y lo que como seres pensantes tenemos que hacer, en contexto de una participación democrática activa e inteligente, toda vez que requerimos, para definir en buena medida el destino de todos so pena de seguir cayendo en lo que hoy vivimos, válidos análisis y reflexiones para decidir bien, puesto que será esta una elección que marcará el camino hacia los mejores horizontes que queremos y creo que merecemos.

Sin duda, como se dice en muchos sectores y segmentos poblacionales, la ciudadanía está harta y al límite de las falsas promesas, de las mentiras, de los malos manejos, de los pésimos gobiernos. Todo se nos ha ido en vana ilusión, obras inconclusas y demás muchas otras falencias, lo que llama a reconsideraciones respecto de la forma como deben gobernarnos.

El próximo mayo estaremos ante uno de los más importantes procesos electorales por estar en juego la primera magistratura del país, razón para con cabeza fría pensar y repensar lo que mejor debe ser para la patria. No más improvisaciones ni impulsos viscerales. La ciudadanía y la comunidad no pueden seguir recibiendo reveses, aplazando lo importante y urgente. Ver atónitos como dejan de lado trabajo, empleo, educación, salud, ciencia, tecnología, innovación, infraestructura, progreso, crecimiento, desarrollo, áreas vitales en individualidad y conjunto para alcanzar verdaderos afianzamientos, como reales y definitivas consolidaciones, aspectos que de no atenderse como deben y tienen que ser, acrecentarán gravemente los fuertes como múltiples problemas que venimos padeciendo.

Queremos el triunfo de Colombia. Inobjetable. Ver en adelante y para siempre un país triunfante. Donde todos aportemos lo que de nosotros dependa y seamos capaces de hacer en esa consolidación y en ese beneficio. No podemos seguir siendo un país, que lleno de riquezas por doquier (recursos naturales renovables y no renovables, exuberante biodiversidad, flora, fauna, recurso humano y más bondades), tenga una gran población sumida en la pobreza y en algunos casos rayando en la miseria dada las condiciones infrahumanas en las que muchos de nuestros conciudadanos están, creándose caldos de cultivo que generan formas de delincuencia de distinto origen y propósitos. Sin duda alguna se impone pensar con cabeza fría el porvenir del país. El futuro de Colombia está en nuestras manos, no lo dudemos y actuemos. [email protected]