HOY DIARIO DEL MAGDALENA
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Raúl Castro unge a un sucesor

Cuba inició una nueva era en seis décadas de revolución: el octogenario general Raúl Castro entregó la presidencia a Miguel Díaz-Canel, un civil casi 30 años menor comprometido a dar continuidad al legado de sus antecesores y a reformar el modelo económico socialista./AFP

Tal como lo hizo su hermano Fidel con él, Raúl Castro también preparó a un discípulo, que no sólo lo sucederá como presidente de Cuba sino que luego tomará las riendas del poderoso y gobernante Partido Comunista (PCC). El elegido, Miguel Díaz-Canel sobrevivió al duro y largo entrenamiento.

 

Al fin de su camino como jefe de Estado -que marca una nueva era en la revolución socialista- Raúl se lamentó por «no haber organizado bien la preparación y la maduración» de miembros más jóvenes del partido «para que ocupen altas responsabilidades».

Mientras exponía ante la Asamblea Nacional, miraba a su compañero de armas José Ramón Machado quien, al igual que él, también deja el Consejo de Estado, cabeza del gobierno. «No estoy criticando a Machado, ya yo lo critico demasiado (…) Pero quiero decirle con esto que hay que prestarle más atención a los cuadros», agregó. 

Sin perder el ímpetu de aquel joven que armó un frente de combate en las montañas de la Sierra Maestra (sureste) -clave para el triunfo de la revolución de 1959- a sus 86 años se toma pausas para recordar detalles, pero demuestra una agilidad corporal que niega su edad.

En un inusualmente largo discurso, en el cual se salió varias veces de la lectura para hacer observaciones joviales, olvidó el cargo que desempeñó Machado en su primera gestión y luego no le atinó al nombre de «doctrina Monroe», para aludir al lenguaje de confrontación retomado por Washington.

 

EL ÚNICO SOBREVIVIENTE

Habló con orgullo de su sucesor. Recorrió su trayectoria de dirigente juvenil y el esfuerzo que le puso a su trabajo, a pesar de ser épocas de carencias económicas en la isla, en plenos años 90, tras la caída de su aliada Unión Soviética.

Tras ser el primer secretario del PCC en Villa Clara, como parte de su entrenamiento recorrió varias ciudades y fue destacado como primer secretario en Holguín (noreste) «planificadamente como parte de su preparación».

«Lo intentamos hacer con una docena de jóvenes, la mayoría de los cuales llegaron al buró político, pero no logramos materializar su preparación. Y fue el único sobreviviente de ese grupo», explicó Raúl Castro, que consideró que habían «dado en el clavo» con la designación.

Raúl seguirá al frente del PCC hasta 2021, cuando se convertirá en un «soldado» más, y espera que su actual sucesor se haga cargo también de ese puesto. 

En su primer discurso como gobernante ante la Asamblea Nacional, aseguró que Cuba seguirá siendo «verdeolivo», y que tendrá a Raúl como guía, en una señal hacia el ala dura revolucionaria de militares históricos, más reacia a sacrificar el legado socialista bajo la espada de las reformas.

«El mandato dado por el pueblo a esta legislatura es dar continuidad a la revolución cubana en un momento histórico crucial, que estará marcado por todo lo que debemos avanzar en la actualización del modelo económico», dijo, tras recibir el voto favorable del Parlamento a su postulación única.

Para el nuevo presidente, su antecesor Raúl Castro, quien permanece como líder del gobernante Partido Comunista (PCC, único) hasta 2021, «encabezará las decisiones de mayor trascendencia». 

El cambio de mando fue sencillo, sin pompas, pero muy aplaudido. Tras alzar el brazo izquierdo de su sucesor, Raúl Castro dejó su asiento en la mesa principal del Palacio de las Convenciones de La Habana, el que fue inmediatamente ocupado por Díaz-Canel. Al lado permaneció la silla vacía de Fidel Castro, fallecido en 2016.

Con él fueron elegidos también los demás miembros del Consejo de Estado: el primer vicepresidente -el sindicalista afrocubano Salvador Valdés de 72 años-, cinco vicepresidentes, un secretario y 23 miembros. Los nuevos ministros se conocerán a mediados de año.

El nombramiento de Díaz-Canel fue saludado por sus aliados de China, Xi Jinping; Rusia, Vladimir Putin; Venezuela, Nicolás Maduro y Bolivia, Evo Morales. Pero también por México, Panamá, España y Reino Unido. En tanto, Estados Unidos, su enemigo de la Guerra Fría, criticó el proceso.

«Los ciudadanos cubanos no tenían poder real para afectar el resultado de este proceso de transición no democrático», dijo la portavoz del Departamento de Estado, Heather Nauert. Instó a Díaz-Canel a «escuchar y responder a las demandas de los ciudadanos cubanos de una Cuba más próspera, libre y democrática».

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