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La cólera de Trump contra el exdirector del FBI se aviva por algunos momentos

En un último tuit de ayer, Trump calificó a Comey de «sospechoso», después de haberle tildado de «mentiroso», «escurridizo» y «lacra».

Según Comey, once días después, Trump le presionó sobre el tema. El presidente dijo al entonces director del FBI que «él estaba tratando de hacer su trabajo por el país, visitar a líderes extranjeros, y que cualquier nube, así fuera pequeña, se interpone en eso».

 

Donald Trump volvió a dar libre curso a su exasperación tras la divulgación de notas confidenciales del exdirector del FBI James Comey, en las que muestra al presidente estadounidense obsesionado por la investigación sobre la injerencia rusa en las elecciones de 2016.

En un último tuit de ayer, Trump calificó a Comey de «sospechoso», después de haberle tildado de «mentiroso», «escurridizo» y «lacra».

El inquilino de la Casa Blanca no perdona al exdirector de la policía federal, al que destituyó el 9 de mayo de 2017, el haberle calificado de «moralmente inepto» para presidir Estados Unidos en un libro que publicó el martes titulado «A Higher Loyalty: Truth, Lies and Leadership» (Una lealtad mayor: Verdad, Mentiras y Liderazgo).

Pero la cólera presidencial se ha visto avivada por una serie de notas confidenciales de Comey que fueron desveladas el jueves por la noche.

Según estos documentos, el magnate se quejó en varias ocasiones ante el jefe del FBI de la sombra que hacía planear sobre su presidencia la investigación sobre Rusia.

Trump «dijo que estaba intentando dirigir el país y que la nube negra de este asunto sobre Rusia estaba haciendo eso difícil», escribió Comey en un memorando sobre una conversación que ambos tuvieron el 30 de marzo de 2017, semanas antes de que el presidente le despidiera.

Según Comey, once días después, Trump le presionó sobre el tema. El presidente dijo al entonces director del FBI que «él estaba tratando de hacer su trabajo por el país, visitar a líderes extranjeros, y que cualquier nube, así fuera pequeña, se interpone en eso».

Cuando era director del FBI, James Comey adoptó la costumbre de transcribir inmediatamente las conversaciones con el presidente. 

Además de determinar si hubo una relación entre Moscú y el entorno de Trump para influenciar los resultados de las elecciones de 2016, la famosa investigación encomendada al fiscal especial Robert Mueller, pretende determinar si Trump abusó de su poder para entorpecer las investigaciones.

Si se establece la veracidad de las notas de Comey, éstas podrían ser determinantes en el segundo componente de la investigación, ya que podrían mostrar una voluntad de obstrucción a la justicia por parte del presidente.

Las notas de Comey «muestran claramente que no hubo NINGUNA COLUSIÓN y NINGUNA OBSTRUCCIÓN», tuiteó Trump el jueves por la noche, manifestando su irritación en letras mayúsculas. 

«Además filtró información confidencial. ¿Continuará la caza de brujas?», se preguntó el presidente, que no parece descartar esta hipótesis habida cuenta de que acaba de reforzar su equipo con tres nuevos abogados.

Entre ellos se encuentra el exalcalde de Nueva York, Rudy Giuliani, una personalidad tan combativa como controvertida, y los otros dos abogados que se unirán al equipo son Jane Serene Raskin y Marty Raskin, especialistas en criminalidad financiera.

El exdirector dice detallar en su libro su visión de la ética a la que debe adaptarse un alto responsable, pero su obra es también un alegato contra Donald Trump, y de ahí el interés que suscita.

Comey describe al presidente como un personaje deshonesto y egocéntrico, obsesionado con detalles escabrosos sobre él, como los rumores no probados de su recurso a prostitutas en 2013 en Moscú.

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