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El peso de la tradición en el nacimiento de un bebé de la Corona inglesa
Guillermo y Catalina de Inglaterra ofrecen una imagen de padres modernos, pero el protocolo en torno al nacimiento este lunes de su tercer hijo, un niño, obedece a tradiciones ancestrales.
Hubo un tiempo en que el ministro de Interior debía asistir al nacimiento del bebé real para asegurar su legitimidad. Esta tradición fue abandonada en 1936, tras el nacimiento de la princesa Alexandra, prima de la reina Isabel II.
Guillermo, en cambio, estuvo en el parto, como ya hizo con sus dos primeros hijos -Jorge, de 4 años, y su hermana Carlota, de 2-, y como lo hicieron antes el príncipe Carlos (su padre) o Alberto, el marido de la reina Victoria.
La reina, el primer círculo de la familia real y los padres de Catalina fueron los primeros en ser informados del nacimiento del varón.
Después, los súbditos de Su Majestad conocieron la noticia mediante un comunicado en la red social Twitter, enviado también a la prensa, y con la proclamación firmada por los médicos reales y colgada en el patio del palacio de Buckingham.
Para celebrar la buena nueva, se dispararán salvas de cañón en Londres. La Union Jack será izada en todos los edificios oficiales.
El secretario privado de la reina informará a los gobernadores generales de la Commonwealth.
El nombre del niño podría no ser desvelado hasta varios días después: los británicos tuvieron que esperar una semana antes de conocer el nombre de Guillermo y un mes para el de Carlos. El de Jorge, primer hijo de Guillermo y Catalina, nacido en julio de 2013, fue hecho público dos días después de su nacimiento.
Ya se sabe, en cambio, que el niño responderá al tratamiento de «Su Alteza real príncipe de Cambridge».
El bebé será bautizado por la Iglesia anglicana. Jorge fue bautizado por el arzobispo de Canterbury en la capilla real del palacio de San Jaime, con agua de Jordán –donde Jesús fue bautizado por Juan Bautista, según el Evangelio–, vertida sobre la misma pileta de plata esculpida con nenúfares que ha sido utilizada desde hace varias generaciones por la familia real.
Los bebés reales tienen por lo general unos seis padrinos.
