HOY DIARIO DEL MAGDALENA
Líder en la región

Billboard-Sociales

Joven científico reconocido en la revista Science es orgullo del Magdalena

Andrés Felipe Arrieta Díaz una joven promesa de la ciencia que enorgullece a Santa Marta, a Santa Ana y al Magdalena, donde están sus raíces y en donde cada año pasa sus vacaciones en familia.

 

Siempre hemos estado abiertos a divulgar los éxitos que una persona consigue, especialmente si es un inmigrante, y en estos tiempos de turbulencia a nivel mundial, esos logros nos dan esperanza que sí es posible vivir en un mundo mejor, cuando jóvenes usan sus talentos e inteligencia en bien de algo.

Por eso, en esta ocasión me siento más que complacida de escribir esta nota, porque el protagonista de la historia es un joven al que conozco de toda la vida al igual que a su familia. Y la hazaña que ha logrado, confirma que juventud, no es sinónimo de desenfreno, desenfoque y desorden, sino por el contrario, también es sinónimo de esfuerzo, tesón, disciplina y mucho más.

Su nombre es Andrés Felipe Arrieta Díaz, colombiano, Ingeniero Mecánico egresado de la Universidad de los Andes de Bogotá, con un doctorado de la Universidad de Bristol del Reino Unido, un grado en Historia de los Andes, Team Leader: Compliant System Group, Composite Materials & Adaptive Structures Lab; ETH Zurich; Zurich, Suiza Postdoctoral Research Associate, Dynamics and Vibrations Group; TU Darmstadt, Darmstadt, Alemania, y un largo e impresionante CV para su juventud.

Actualmente es profesor asistente en School of Mechanical Engineering, Purdue University de Indiana, Estados Unidos.

Andrés Felipe acaba de ser reconocido en la prestigiosa revista estadounidense Science, revista científica y órgano de expresión de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia/American Association for the Advancement of Science (AASS), por un descubrimiento científico que ha conseguido junto a un equipo de apoyo y colaboradores. Ha logrado una especie de alas artificiales inspirado en el arte japonés origami y en un ‘bichito’ muy popular en el Caribe conocido como ‘tijeretas’, las que se pueden usar entre otras cosas en empaques, robótica e incluso satélites. La investigación publicada el pasado 22 de marzo en la Revisa ‘Science’, estuvo a cargo de Andrés Felipe Arrieta Díaz; Jakob A. Faber, y André R. Studart, pertenecientes a distintas universidades.

“Este descubrimiento abre un amplio espacio de diseño que puede ser potencialmente utilizado para fabricar dispositivos biomédicos para pacientes con características muy específicas, mejores portátiles plegables, pantallas, robots o incluso naves espaciales”, ha dicho.

 

Muestra de una de las alas inventadas basándose en la teoría del origami japonés y en el insecto conocido como ‘tijereta’.

 

Andrés nos ha hecho un resumen sobre su invento para que cualquier mortal pueda entenderlo, pues a veces las cuestiones científicas nos parecen un poco complicadas. Les dejo el resumen.

Extendiendo la Teoría de Origami con Diseño Bioinspirado.

El arte del Origami consiste en crear objetos tridimensionales a través del plegado de hojas de papel en el que el diseño de un patrón específico de dobleces determina la figura que se obtiene. En la actualidad el Origami encuentra usos más allá del arte, con aplicaciones en nanotecnología y estructuras arquitectónicas. La teoría clásica o “estricta” del Origami no admite cortes ni que la superficie de papel se extienda, lo cual restringe las posibles formas tridimensionales que se pueden crear. La naturaleza presenta un ejemplo que supera estas restricciones: el ala de la humilde tijereta. La tijereta es un insecto muy especial pues tiene alas que incrementan su área en 18 veces desde su forma plegada, para vivir bajo tierra, a su forma desplegada, que le permite volar. Este cambio de área es el más grande del reino animal y determina la particularidad del ala de la tijereta. Adicionalmente, esta ala sostiene sus formas plegada y desplegada sin necesidad de fuerza alguna. Esta peculiar característica de mantener dos formas se conoce como biestabilidad; contrario a los sistemas basados en Origami clásico que sí necesitan de un aparato o actuador para no deformarse cuando son sometidas a cargas externas. El secreto del ala de la tijereta radica en un patrón de pliegues similar a los que convencionalmente se encuentran en Origami. Sin embargo, la teoría convencional no explica las maravillosas capacidades del ala de la tijereta. En nuestra investigación descubrimos que es posible reproducir el comportamiento de esta ala y explicar el origen de sus características por medio de un modelo matemático de extensión en los pliegues, sometiéndolos a una pre-tensión sostenida. Este descubrimiento extiende la teoría de Origami abriendo la puerta a nuevas posibilidades tanto para crear figuras artísticas como para aplicaciones en dispositivos biomédicos, estructuras de ingeniería y en robótica. Nuestra teoría permite, por ejemplo, que se creen pantallas desplegables que pasen de tener el tamaño de un teléfono celular a la de un televisor de 22 pulgadas. De la misma manera, la biestabilidad inspirada en el ala de la tijereta permite introducir stents (endoprótesis vascular) dentro de las arterias y luego desplegarlos, o crear robots manipuladores que puedan acoplarse y sostener objetos sin necesidad de actuación continua o sensores. Esta investigación demostró que al entender y modelar mecanismos de la naturaleza es posible inspirar nuevas teorías matemáticas que permiten mejorar y extender las posibilidades de la tecnología actual.

Para más información ver el artículo: http://science.sciencemag.org/content/359/6382/1386.

Este sitio web utiliza cookies para mejorar su experiencia. Asumiremos que está de acuerdo con esto, pero puede optar por no participar si lo desea. Aceptar Leer más