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Carta abierta a FICCI

Ante la salida de la directora del festival de cine de Cartagena de Indias Diana Bustamante (una buena gestión durante su mandato), surgen muchas incógnitas sobre qué pudo haber pasado si FICCI iba “viento en popa”. Intentaré con base en algunas consideraciones, explicar, no las razones de su salida, sino lo que se percibía en el certamen cinematográfico.

Este año, durante un homenaje a Salvo Basile por su trayectoria como actor, el personaje al ponerse de pie y dirigirse al público, preguntó cuántos cartageneros estaban presentes (de un aforo repleto) y unas cuatro personas levantaron la mano. Entonces Salvo dijo: hay que rescatar al público cartagenero. Y aquí está la clave de todo el asunto.

Primero.- La directora de programación se olvidó de la ciudad que la acogía (es decir su idiosincrasia), y las proyecciones en las diferentes secciones tenían la impronta de un cine de arte y ensayo, otros de cine de autor, un cine independiente (que jamás se verán en las salas de cine colombianas, salvo las películas nacionales, ¡y eso!). Este fenómeno no era sólo en los filmes de ficción, sino también en los documentales y algunos cortos.

Segundo.- Hay que aclarar que no todo cine independiente es bueno, pero sobre todo pudo haberse creado “solo” una sección para ese cine de autor. Sin dejar a un lado (por supuesto) el cine colombiano, que debe ser protagonista del certamen. El festival se olvidó por completo de cineastas de la categoría de Juan José Campanella, Daniel Burman,  Anahí Berneri (argentinos todos), Alê Abreu (brasilero), Andrés Wood, Amenábar, Bize o los Larraín de Chile (el mejor cine latinoamericano en la actualidad), amén de cineastas mexicanos, etc., etc.; con un cine de toque personal pero que abre más los espacios de comercialización y aquiescencia de un público particular.

Tercero.- Hay algo que debe ser tenido en cuenta, por ser Cartagena de Indias una ciudad del Caribe, el cine caribeño (por muy poca producción que exista) no apareció en su magnitud en el certamen y gusta mucho en los cinéfilos que visitan Cartagena y sus propios nativos.

Cuarto (y último), los críticos de cine de la región y algunos nacionales, la prensa cartagenera (y caribeña) me expresaba su inconformismo en muchos aspectos (no vale la pena citarlos), pero era evidente cierto aislamiento. Dra. Lina Rodríguez le extiendo mi mano para dar un poco de claridad en un certamen que hay que cambiar algunos criterios, pero eso sí dejando intacta su magnífica gestión.

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