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Día de las madres, entre la felicidad y la violencia

El día de la madre, que en el catolicismo está asociado con la celebración de la Virgen de Fátima, se supone que es un momento para estar en familia. Esta fecha está marcada no solo por ser bastante comercial, sino también porque, lamentablemente, es el día en el que más muertes y riñas hay en el país.

Según Medicina Legal en 2017 se reportaron 119 homicidios, 5 más que en 2016. Lo más grave es que el mismo instituto reporta que en un día normal, la cifra de muertes llega a 30, en promedio.

 

Este panorama llevó a la Alcaldía de Cali, por ejemplo, a decretar ley seca para este puente festivo, con el ánimo de reducir “hechos de intolerancia” asociados a riñas provocadas por la ingesta de licor.

POR LA VIDA

El alcalde de Cali, Maurice Armitage, defiende la medida, basado en que si se salva una vida, habrá funcionado. “Los caleños les van a dar a las madres el día de la vida, en el que demostramos que no puede ser un día violento. Les pido a todos que lo comprendan”.

Son varias las preguntas que resultan de lo que sucede en esta fecha: ¿por qué nos matamos? ¿Por qué hay más riñas? ¿Por qué no vivimos esta celebración en paz?

 

Para el sociólogo Rodrigo Santofimio la medida de Cali es “fuerte y draconiana”, por su rigor, sobre todo porque fue adoptada el pasado jueves, con poco espacio para explicarla. “Hay otras alternativas, que pueden ser focalizadas y acompañadas de difusión institucional, que empiece desde las escuelas”, dice Santofimio, entendiendo que el objetivo es concientizar a la comunidad de que la fecha es para “pasar en familia” y no para “consumir licor sin control, que es lo que a juicio de las autoridades provoca el descontrol del ser humano y las posteriores riñas o accidentes”.

 

Juan Carlos Ruiz, experto en temas de seguridad y docente de la Universidad del Rosario, sostiene que esto no es nuevo y que aunque su fin es reducir indicadores de violencia, lo que se debe hacer es “reforzar los controles de la Policía, sea con retenes o requisas, porque las personas consumen alcohol al no percibir un ejercicio de autoridad”.

 

¿Medida replicable?

El anuncio no caló en el sector comercial del Valle quienes lo rechazaron. “Hacemos un especial llamado a la administración para que implemente campañas de prevención contra el consumo de alcohol”, aseguraron los gremios, teniendo en cuenta que, según Fenalco, los colombianos destinan hasta $200 mil para festejar esta fecha.

La sicóloga e investigadora Bibiana Magaly Mejía reconoce que la decisión es apresurada, pues no hubo una concertación, aunque esto no le resta importancia al objetivo. “También podría haber una reducción de accidentalidad, lo que representaría un ahorro en gastos médicos”.

El debate se concentra, entonces, en sí debería adoptarse en otras ciudades, pues es conocido que la Policía refuerza sus operaciones para este fin de semana, como se anunció en Cali, Barranquilla, Medellín, Bogotá y en otras ciudades capitales, como Pereira, donde la personera, Sandra Cárdenas, lidera una campaña de no violencia, al mencionar que “da mucha tristeza ver mamás, al día siguiente, pendientes de conseguir un abogado” para enfrentar un juicio de un familiar cercano.

El sociólogo Santofimio menciona que no se deben “mezclar realidades”, como la de Cali, a otras ciudades, pero destaca que la celebración debería ser alejada de lo comercial o de fiesta, y verlo más bien como “una opción de encuentro familiar”.

CON TRAMPA

Diego Corrales, analista en temas de seguridad, asegura que lo más probable es que quienes deseen consumir licor lo hayan adquirido antes de que entre en vigencia la ley seca y lo consumirán este fin de semana, así que es poco probable que funcione.

“Este día es el más violento porque en los encuentros familiares se reviven las rencillas y al calor del licor, pasan a ser violencia”, dice Corrales, en algo que coincide con la sicóloga, por considerar que “le harán trampa a la medida”.

Corrales aunque coincide en que no se debe minimizar cualquier estrategia que busque enfrentar fenómenos de inseguridad, todas deben enfrentar problemas de fondo y no líos coyunturales, como sucede con las festividades. Medellín El Colombiano.

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