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En los meses previos a su asesinato, Valdez escribía espinosos temas de narcos

En los meses previos a su asesinato, el periodista y escritor mexicano Javier Valdez reporteaba sobre la lucha de dos grupos internos que peleaban por obtener el control del cártel de Sinaloa, uno de los más poderosos del mundo.

 

Tras la captura y extradición de Joaquín «El Chapo» Guzmán, líder del Cártel de Sinaloa, los hijos de éste, Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán Salazar, y su segundo al mando, Dámaso López Núñez, comenzaron a disputarse el liderazgo y los territorios. En medio de esa pugna, Valdez fue asesinado.

En la segunda semana de febrero de 2017, Valdez publicó una entrevista con Dámaso López Núñez, quien se desvinculaba de los intentos de asesinato contra los hijos de «El Chapo». Tras la publicación, los ejemplares de Ríodoce, el periódico fundado por Valdez y donde también escribía, fueron comprados de forma masiva en todos los puntos de venta.

Pocos días después, en marzo, fue asesinada en Chihuahua la periodista Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada. El hecho provocó que ese medio, del cual también era corresponsal Valdez, convocara a una reunión en Ciudad de México para analizar la situación de sus reporteros.

 

¿Decisiones sobre refugio postergadas?

La Jornada le propuso entonces a Valdez refugiarse por un tiempo en el otro extremo del país, en Mérida, en el estado de Yucatán (este), mientras que el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés) también le ofreció llevarlo fuera de México.

«Después de la entrevista, ya no trabajamos ese tema, Javier ya no tocó temas sensibles relacionados con el narcotráfico. La Jornada acordó sacarlo y nosotros lo vimos muy bien, e incluso pensamos compartir gastos. El CPJ le propuso irse a Perú o Argentina, pero Javier no quiso irse, le costaba mucho trabajo despegarse de su familia, de sus hijos», cuenta Ismael Bojórquez, director de Ríodoce.

 

Pero el tiempo pasó, Valdez no aceptó la propuesta del CPJ y postergó la opción que le ofrecieron La Jornada y Ríodoce.

El 2 de mayo de ese año, la Secretaría de la Defensa Nacional detuvo a Dámaso López Serrano, alias «El Mini Lic» e hijo de López Núñez, en Ciudad de México. Esa semana, Ríodoce preparó una edición titulada «La Fiesta de los Chapitos», mote con el que son conocidos los hijos de Joaquín Guzmán.

 

El periódico incluía un artículo firmado por Valdez en el que describía el nulo poder que ahora tendría López Serrano, a quienes las fuentes de Valdez lo definían como un joven al que le gustaban las fiestas y las drogas pero que no tenía capacidad para dirigir el cártel.

«Creo que los errores editoriales que cometimos empiezan con la entrevista a Dámaso. Nosotros habíamos definido durante mucho tiempo que no debíamos entrevistar a capos y en este caso lo hicimos y fue un error. Porque cuando tú accedes a eso, ellos creen que tú vas a publicar lo que ellos digan», admite Bojórquez a pocos días de cumplirse un año del asesinato de Valdez.

 

De acuerdo con la investigación oficial, el 28 de junio de 2017 un testigo protegido señaló a los presuntos responsables de ejecutar el asesinato del periodista.

Heriberto Picos Barraza, alias «El Koala»; Juan Francisco Picos Barrueto, alias «El Quillo»,  y Luis Idelfonso Sánchez Romero, «El Diablo», fueron identificados por un primo de ellos que pidió protección a las autoridades, luego de ser amenazado por los presuntos responsables.

 

Según la versión del testigo protegido, él coincidió en una fiesta, en el sur de Sinaloa, con «El Quillo» y «El Koala». Allí le contaron que ellos habían ejecutado el crimen porque la gente de la comunidad Eldorado, territorio controlado por Dámaso López Núñez, estaba molesta por lo publicado por Valdez.

El testigo protegido declaró a las autoridades judiciales que los acusados le mostraron una pistola con imágenes en la cacha del arma. Por un costado tenía el rostro de Dámaso López Núñez, alias «El Licenciado», y en el otro costado una imagen de su hijo, «El Mini Lic». Según el testigo, sus primos le contaron que recibieron esa pistola como pago por el asesinato.

 

El 23 de abril de 2018, la Secretaría de Gobernación en México anunció la captura de «El Koala», presunto autor material.

Ríodoce reveló que «El Quillo», otro de los implicados, está detenido por otro delito en una cárcel de Mexicali, en Baja California, y se espera se ejecute la orden de aprehensión por el homicidio. Mientras que «El Diablo» apareció el 29 de septiembre de 2017 calcinado junto con otra persona en el interior de un vehículo abandonado en Sonora.

 

 

 

 

 

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