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Cannes, al encuentro de la comunidad indígena Kraho de Brasil

«El Brasil negado en Brasil es el que interesa en Cannes», dijo este miércoles la cineasta Renée Nader Messora al presentar su película «Chuva e cantoria na aldeia dos mortos», sobre los indígenas Kraho.

 

Junto al portugués Joao Salaviza (Palma de Oro al mejor cortometraje en 2009 por «Arena»), esta brasileña rodó durante nueve meses el filme después de haber pasado largas temporadas con esta comunidad de 3.500 personas, en el estado de Tocantins (centro).

A medio camino entre el documental y la ficción, la cinta en competición en la sección Una Cierta Mirada contó con los miembros de la comunidad interpretando sus propios roles y hablando en su idioma, lo que hizo del rodaje una hazaña, puesto que «ambos sólo entendían el 5%».

El rechazo de un joven Kraho a convertirse en chamán tras la muerte de su padre -que lo lleva a partir temporalmente a la ciudad- sirve como pretexto argumental para mostrar la vida diaria de estos indígenas, sus tradiciones y ceremonias.

«Los Kraho son responsables de su propio bioma, pero están amenazados. Sobre todo por el monocultivo de soja y caña y por el ganado», explicó Nader Messora.

En su estreno en Cannes, esta cineasta brasileña, casada con Salaviza, destacó la importancia de que en el mayor festival de cine del mundo «se esté viendo una película sobre los Kraho, hablada en su idioma».

 

‘SER INDÍGENA ES UN MODO DE SER’

“Chuva e cantoria na aldeia dos mortos» no es una película «abiertamente activista, pese a todo el respeto que tenemos por los indígenas que en Brasil están rodando películas militantes poniendo su vida en riesgo», dijo Salaviza.

Ambos directores buscaron dar con una visión más justa a su entender para abordar el tema indígena en el cine, en Brasil y en el mundo.

«En general, al indígena se le presenta o bien como a un profeta, que sale del bosque para decir dos palabras y desaparece, o bien de una forma más política, en contraste con la cultura occidental», dijo el cineasta.

 

Su filme muestra con naturalidad su modo de vida familiar y social.

«No es por llevar un pantalón o tener un celular que uno deja de ser indígena. En Brasil ese discurso se da entre los poderosos y es muy peligroso», advierte.

«Ser indígena es un modo de ser y no de aparentar», según este cineasta.

 

Ambos directores, que viven a caballo entre Portugal y Brasil, rodaron juntos su primer largometraje, «Montaña».

«Chuva e cantoria na aldeia dos mortos» es la tercera película brasileña seleccionada en esta edición de Cannes. También se presentó «El gran circo místico», de Carlos Diegues, en la selección oficial fuera de competición, y «Los silencios», de Beatriz Seigner, en la sección independiente La Quincena de Realizadores.

 

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